Durante el mes de febrero los frutos de kiwi entran en su fase final de crecimiento y llenado. En forma simultánea sobre los brotes de reemplazo, se inicia el desarrollo de las yemas axilares vecinas a cada hoja, las cuales darán origen a las flores y los frutos para la próxima temporada. Para que ambos procesos productivos se expresen plenamente, se deben cumplir dos requisitos fundamentales durante este periodo. Por una parte, las condiciones de humedad deben permanecer óptimas en toda la zona de raíces, y por otra, la copa completa deberá recibir una iluminación adecuada y sostenida.

Riego y fertilización

Debido a que febrero normalmente se mantiene como un período de alta demanda hídrica, especialmente durante la primera quincena, se debe estar muy atento a las altas temperaturas y demandas transpiratorias.

Junto con entregar aportes de agua suficientes en cada riego, usando un coeficiente de cultivo (Kc) cercano a 1,1 o 1,3, se recomienda asegurar una distribución óptima de la humedad en toda el área del suelo donde están las raíces. Es muy importante respetar los tiempos y frecuencias de riegos requeridos de acuerdo a la zona climática y tipo de suelo, evitando con ello que se limite el tamaño y la calidad final de la fruta por falta de agua.

Disponer de sensores de humedad es una ayuda importante para regar de buena forma. Sin embargo, hacer calicatas semanales durante este periodo toma especial relevancia, ya que muestra de forma clara y real los cambios en los niveles de humedad y su distribución en el perfil de suelo, lo que permite hacer los ajustes necesarios. Con el avance de la temporada, algunas zonas agroclimáticas podrían presentar escasez de agua. En tales casos se recomienda asegurar una humedad más estable donde se concentra la mayor cantidad de raíces, correspondiente a los primeros treinta centímetros de profundidad. Para ello, la aplicación de riegos algo más cortos y con mayor frecuencia permite reducir el impacto de la restricción de agua sobre los frutos y las plantas.

En relación con la nutrición, aún es acertado considerar aportes de magnesio y especialmente de potasio al suelo en forma de sulfatos, para conseguir una buena fruta en cuanto a tamaño, calidad y condición, contribuyendo también a mejorar el desarrollo de las yemas responsables de la producción para la siguiente temporada.

Manejo de vegetación

Durante este mes sigue siendo muy efectivo hacer una última intervención de poda en verde, cuya intensidad dependerá de la realidad de cada huerto según sombra, vigor y manejos realizados previamente sobre el follaje. Su ejecución busca mantener el parrón iluminado hasta la cosecha, para lograr dos objetivos básicos: conseguir una óptima terminación de la fruta y potenciar las yemas productivas del próximo año.

En relación al manejo de la corona y cordón se recomienda hacer una última poda sobre el cordón, cuidando siempre de no sobreexponer la madera de los brazos al sol, respetando el mejor material de remplazo, correspondientes a brotes planos y semiplanos y orientados hacia la calle. Esta poda considera la eliminación de brotes sin fruta, muy vigorosos y erectos, que no serán buenos cargadores el año siguiente. Este material no deseado, junto con competir y limitar el buen abastecimiento de otros cargadores futuros bien ubicados y con yemas productivas con potencial, genera sombra en exceso que afectará la acumulación de reservas por la planta. Luego entre el cordón y el segundo alambre, se recomienda remover brotes cruzados sin fruta y brotes débiles bajo la copa, que son inservibles como material productivo.

Para la poda dentro de la copa o zona productiva, se recomienda en aquellas áreas del huerto con follaje denso hacer un repase, que dé un último impulso sobre el tamaño y la calidad de los frutos.

Mantener un follaje ventilado y con buena distribución de luz en el centro de la calle favorece una madurez homogénea de los frutos, mejorando su condición sanitaria y conservación. Esta labor debe ser cuidadosa en cuanto a intensidad, logrando que ingrese luz suficiente bajo la copa, pero sin exponer los frutos al sol directo y evitando que estos terminen bronceados o quemados.

En cuanto a los ajustes de carga y ajustes cosméticos es importante revisar una vez más la carga frutal presente y su calidad en cuanto a forma, pudiendo hacer un último arreglo y eliminar la fruta sobrante de inferior calidad (pequeña y deforme).

Manejo de plagas y enfermedades

Durante febrero es posible todavía combatir algunas plagas cuarentenarias, siendo fundamental hacer monitoreo de arañitas, escamas y eulias. Y es clave considerar las medidas contra bacteriosis (Psa).

Todos los manejos de poda en verde antes mencionados, deben considerarla desinfección de herramientas, por lo que se recomienda utilizar doble juego de herramientas, para ir dejándolas en inmersión durante tres minutos en una solución desinfectante al terminar una planta y pasar a la siguiente. Esto, con el fin de evitar el contagio y su diseminación de Psa a plantas sanas.

Debido a que las temperaturas permanecen altas durante este mes, la bacteria está poco activa, siendo oportuno y recomendable hacer un monitoreo en todos los huertos (positivos, reglamentados y sanos) y marcar aquellas plantas con síntomas, en sus hojas y brazos.

Para minimizar la predisposición de las plantas a la Psa, se recomienda mantener el huerto bien regado, iluminado y bien nutrido. Se debe además revisar con atención el estado sanitario de las plantas, identificando aquellas con síntomas de enfermedades de madera y/o parte de su estructura comprometida. En tales casos, este es un momento adecuado para realizar la extirpación de las porciones de madera afectada, volviendo sobre tejido sano y tomando todas las medidas recomendadas para evitar tanto la contaminación como la diseminación de la Psa.

Artículo gentileza Comité del kiwi.

Escrito por: Luis Valenzuela, Ingeniero Agrónomo, Investigación y Desarrollo de Copefrut, Comisión de producción del Comité del Kiwi.