
Ajustes necesarios
La industria frutícola de Chile es reconocida en los mercados de exportación, tanto por su calidad como por tratarse de alimentos que llegan en un momento clave, la contraestación. Sin embargo, lejos de conformarse con estos dos atributos, la fruticultura chilena aún debe superar muchos escollos para consolidarse. Por eso PMA organizó el seminario “Análisis […]

Un escenario con una gran diferencia entre lo que se produce y lo que se exporta a nivel mundial es el que vive la uva de mesa. Y es que la producción alcanza 22,7 millones de toneladas, de las que China e India concentran un 60%, mientras que los envíos totalizan 3,1 millones de toneladas, cifra a la que Chile aporta el 23%, convirtiéndose en el principal exportador a nivel global. Así lo expuso Juan Colombo, gerente comercial de Subsole, quien destacó que el sistema de libre mercado ha ido poblando el cuadro de disponibilidad de uva en las diferentes épocas del año.
Si antiguamente Chile se encontraba solo en la parte temprana, ahora está acompañado, y ejemplifica que hoy en día California puede llegar hasta el mes de enero sin ningún problema. Así es como Colombo recuerda que comenzaron a aparecer una serie de otras industrias en el mundo exportador que hicieron surgir un concepto de multiorigen todas las semanas del año en los distintos mercados. “Nuestro preciado mercado temprano, cuando ya no existía California, pasó a ser un mercado donde sí existe California, está Brasil, está Perú, está Chile y el día de mañana puede haber otro origen, que en este minuto está desarrollando su negocio agrícola”, profundiza.
Bajo este escenario la industria nacional debe entender quiénes consumen este producto. Para Colombo, esto toma vital relevancia si se considera que existe una demanda concentrada y que la uva se sitúa entre los cinco productos con mayor rotación en las tiendas. Una vez que se entiende lo que la gente quiere, se debe comprender qué producto desean; es decir, uno seedless, multimercado, bien embalado, de buena calidad y por sobre todo, de buen sabor.
Entre las herramientas para mejorar el negocio, por supuesto, están las nuevas variedades. Según Colombo, existe el riesgo de que todos se inclinen, por ejemplo, por las variedades rojas tardías. “La Flame ha salido en todos lados que hay que cambiarla, pero si cambias todo por tardío se nos empieza a echar a perder el planteamiento comercial total del país y alguien más lo va a ocupar; entonces vamos a tener mucho muy tarde y muy poquito temprano”.
ARÁNDANOS: UN MERCADO, UN DESAFÍO
La de los arándanos es una industria en la que no hay espacio para un producto de mala condición por lo que resulta indispensable ocuparse de temáticas como el frío y las tecnologías de postcosecha. Así es como define el sector Lucía Corbetto, socia fundadora en Frisku Foods, quien agrega que una gran inquietud en este escenario es el destino de la fruta. De esta manera recuerda el caso de Perú, que la temporada pasada obtuvo 48 millones de kilos, cifra que para este ciclo se estima que fluctúe entre los 60 y 70 millones de kilos. “La pregunta es cuál va a ser el principal destino de Perú. Uno de los grandes temas que se ponen sobre la mesa es si los países van a zonificar su envío de producción o se van a inclinar más hacia algún mercado”, indica y explica que se trata de una industria en la que han ido ingresando nuevos productores. No sólo se encuentra Perú, sino que también existe Colombia y Ecuador, que está empezando a producir en la zona de Quito.
Bajo este panorama Chile se sitúa de la siguiente manera: más de 14.000 hectáreas plantadas, con una ventana de septiembre a marzo y niveles de 100.000 toneladas. Entre los desafíos que enfrenta la industria nacional, Corbetto destaca el recambio varietal, la mejora en la condición, la posición con marcas reconocidas en mercados como China y la posición con los clientes. Respecto a este último punto, señala que Perú ofrece sólo arándanos y que muchas compañías chilenas entregan tanto arándanos como cerezas, lo que toma gran relevancia en el caso puntual de Asia. “Hay una posición que tiene Chile sobre sus clientes que ofrecen multi productos, y por otro lado, que llevan muchos años con ellos. Los clientes no sólo quieren fruta, sino que también saber quién está del otro lado”, profundiza. Pero a estos desafíos se suman los que la industria nacional enfrenta en cada uno de los destinos. A juicio de Corbetto, en Europa pasan por contar con buenos “partner”; mientras que en Estados Unidos se debe avanzar en el retail directo. Asimismo, en el mercado asiático el desafío pasa por contar con buena postcosecha y desarrollo de marca.
CEREZAS: MÁS LÍNEAS DE EMBALAJE
La cereza es una de las especies que ha destacado en la industria nacional, no sólo por su rentabilidad, sino por la posición que tiene en el mercado chino. Es cosa de analizar las cifras de este año, en que el volumen de producción nacional aumentó un 96% y la baja de precios fue sólo de 15%. “Me cuesta encontrar otro rubro de la agricultura con un alza de volumen de un año a otro que sea el doble y una disminución de precio bastante moderada. Lo primero que hay que decir es que el potencial de China estuvo, se manifestó y es real”, comenta Cristián Tagle, presidente del Comité de Cerezas. Pero las estimaciones apuntan a más. Según consignó el experto, en los próximos cuatro años el volumen se va a duplicar por lo que se debe invertir en la capacidad de proceso. “El cálculo es que la industria tiene que aumentar entre 150 y 200 millones de dólares al año en nuevas líneas de embalaje para poder atender este volumen, y no me cabe duda de que la industria lo va a hacer”, señaló el también gerente comercial de San Francisco Lo Garcés. Pese a que el principal mercado de consumo seguirá siendo China, el experto es consciente de que se requieren otros destinos, entre los que menciona Corea e Inglaterra. Si bien se debe entregar un mejor servicio —son mercados más orientados a supermercado— se trata de países que hoy consumen una mínima parte de lo que compran todo el año, por lo que existen oportunidades de crecimiento.
Hoy en día la uva de mesa, el arándano y la cereza tienen más de un común denominador: una industria sólida detrás, pero que requiere avanzar para mantener su preciada posición.
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