Una de las mayores  dificultades  que enfrenta la citricultura nacional se relaciona con la presencia de semillas en mandarinas (Citrus reticulata) y clementinas (Citrus clementina). El problema está en que uno de los principales requisitos de calidad demandado por los consumidores de mandarinas a nivel mundial es la ausencia de semillas en la fruta. Por este motivo, la fruta de exportación que presenta semillas se ve castigada en demanda y precio.

Ya para la temporada 2012, el mercado americano, principal destino de las mandarinas chilenas, estableció como norma no recibir fruta con más de una semilla por fruto. Cabe destacar que existen huertos cuya contaminación alcanza a las veinte semillas por fruto. De acuerdo a datos de exportadoras nacionales, por esta causa pueden dejar de comercializar incluso un 30 a 40% de mandarinas/clementinas.

El origen de las semillas

¿Por qué se producen las semillas? Básicamente la contaminación de huertos se debe al flujo de polen entre distintas variedades de cítricos.

A inicios del año 2000 Chile sólo producía clementinas de buena calidad y sin semillas. Como el 90% de las plantaciones correspondían a la variedad Clemenules no se podía contar con fruta durante toda la temporada de exportación, esto es de abril a septiembre, ya que no llegaban en buena condición hacia el final de la temporada. Entonces surgió la necesidad de traer nuevas variedades que cubrieran el nicho de cosecha tardía. Así se introdujeron a Chile algunos híbridos de mandarina, siendo la variedad más exitosa “W. Murcott” (C. reticulata x C. sinensis). Tal fue el éxito de esta variedad que sobrepasó la plantación de clementinas.

La mayoría de las variedades de mandarinas no presentan semillas en su fruta cuando están en plantaciones aisladas, es decir, cuando no tienen otras especies de cítricos en huertos cercanos. No obstante, cuando las plantaciones están lo suficientemente próximas como para que las abejas sean capaces de transportar el polen de unas a otras, se produce la polinización y fecundación cruzada y, con ello, la formación de semillas, ya que son sexualmente compatibles. Existen varios agentes capaces de transportar el polen de unas flores a otras, pero el tipo de polinización depende, en gran medida, de las características físicas del polen. En el caso de los cítricos el polen es pesado, viscoso y adherente, característico de la polinización entomófila, es decir a través de insectos.

Las abejas (Apis mellifera) son el principal agente polinizador de estas especies, representando más del 90% de los vectores polinizadores. Entonces, cuando hay presencia de abejas, existirá polinización cruzada y presencia de semillas en mandarinas.

Posibles soluciones

La contaminación de huertos es un problema que necesita una solución inmediata, siendo las principales estrategias las siguientes:

• Uso de variedades estériles o de baja producción de semillas en condiciones de polinización cruzada
• Aislamiento de huertos mediante uso de mallas para cubrir árboles
• Diseños de huertos más eficientes desde el punto de vista de combinación varietal.

En cuanto a especies y variedades, las únicas especies que en forma natural no generan semillas por polinización cruzada son las naranjas del grupo Navel y las mandarinas Satsumas. Esto porque presentan esterilidad gamética, es decir, presentan polen no funcional y su saco embrionario degenera.

En el caso de mandarinas la opción es usar variedades estériles como los triploides, que no son capaces de producir semillas ni tampoco de contaminar a otras especies de cítricos. Ejemplo de ello son: Tacle, Mandalate, Mandared, TDE 3 Tahoe Gold, TDE4 Yosemite Gold.

También tenemos variedades seedless o low seed. Entre ellas destacan las variedades que se han generado a través de irradiación. El ejemplo más exitoso es la variedad Tango. El uso de mallas es quizás la forma más eficiente de pre venir la formación de semillas ya que impide el paso de las abejas. Sin embargo estas presentan un alto costo de inversión. Los métodos más populares que se están empleando son: la malla para hileras o tipo túnel y el enmallado completo o netting.

Si bien ambas han demostrado ser eficientes en el control de polinización, aún falta realizar investigación acerca de cuál es el método más apropiado para Chile, así como también evaluar los efectos de la malla sobre productividad, russet, incidencia de plagas y calidad de la fruta. Es así como el Comité de Cítricos de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile han desarrollado el proyecto: “Diseño de una estrategia para reducir la presencia de semillas en mandarinas de exportación (15 COTE – 46285)”, con el fin de otorgar a la industria alternativas para reducir la presencia de semillas en los frutos. Entre las estrategias se encuentran:

• Análisis de compatibilidad y fertilidad de pólenes de distintas variedades que puedan fecundar y contaminar mandarinas.
• Evaluación de distintos sistemas de aislamiento y/o control de polinización a través de mallas y con uso de barreras de flora nativa e introducida que reduzcan el traspaso de polen hacia mandarinos.

Dentro de los resultados de este proyecto se obtuvo una carta de polinización en dos zonas de estudio: Ovalle y Mallarauco. En ellas se muestra el rango (mínima y máximo) y el promedio de semillas por fruto que se puede encontrar cuando las variedades de mandarinas son sometidas a polinización cruzada.

Esta información servirá a los productores para determinar cuáles son las fuentes de polen más fuertes que pueden estar causando la presencia de semillas en su fruta y tomar la decisión de enmallar o buscar un método alternativo de control.

Escrito por: Johanna Mártiz, Profesora del Departamento de Fruticultura y Enología de la Pontifica Universidad Católica.