
Buen complemento en fruticultura
El boom del kiwi en los 80’ pasaba por la curiosidad que generaba en los productores y consumidores, que hizo trepar el precio por los cinco dólares, hoy esta situación es dramáticamente opuesta, con un precio que ronda los 50 centavos y provoca desinterés en la industria. Pero cuando hay un buen producto y unas […]

El presidente del Comité del Kiwi, Carlos Cruzat, analiza la industria y afirma que el negocio tuvo una etapa explosiva muy buena con altos precios y luego vino el ciclo de madurez. “Los productores que continúan son aquellos que tienen una estructura de trabajo de alto rendimiento, de buena calidad y de costos más administrados”. Aquellos agricultores que mantienen el kiwi han comenzado a cambiar la percepción y están buscando de qué manera les puede ser útil. Cruzat comenta que actualmente los agricultores ven al cultivo de otra manera y no necesariamente opinan que debe desaparecer. “No porque haya envejecido la industria o porque llevemos mucho tiempo en el negocio se tiene que eliminar; hay que reformularlo. Significa pensar para qué me puede ser útil y cuál va a ser el margen que tendrán los agricultores”. Los productores están buscando cultivos estratégicos y el caso del kiwi cuenta con una característica especial, que es su cosecha otoñal, época en la que baja la demanda de mano de obra. Para Matías Kulczewski, asesor y director técnico de K&R, en esta fecha compite solamente con la vendimia, que cada vez es más mecanizada. “Existe un temor de arrancar por la pérdida de fruta de invierno, para dar movimiento a las centrales frutícolas de las compañías exportadoras, estos factores han provocado que los productores valoren más el cultivo como estratégico”. A ojos de Juan Pablo Subercaseaux, experto en gestión de mano de obra y académico de la Universidad Católica, el cultivo del kiwi no tiene grandes diferencias, “pero tiene la particularidad de que su cosecha es tardía, a eso de abril, lo que hace que exista mayor disponibilidad de mano de obra”.
CICLO COMPLETO
Hoy los productores se ven en la obligación de buscar la rentabilidad en cada uno de los detalles de su negocio agropecuario. Es por ello que se ha vuelto relevante coordinar tanto los procesos que se realizan en el campo como los trabajos administrativos. Frente a este escenario el cultivo del kiwi presenta una ventaja que frena la decisión de arrancar las plantaciones. Para Cruzat esto pasa porque permite seguir con los trabajos durante todo el invierno, “además de mantener la capacitación y el nivel técnico de los equipos, compensando muy bien aquellas especies que tienen un ciclo de producción de primavera a verano, cuando no está disponible el kiwi, que es la mayoría de la fruta”. Subercaseaux califica esta situación como una buena herramienta para fidelizar a los trabajadores. “Una buena estrategia que han utilizado los agricultores para captar a los temporeros es aplanar la demanda intrapredial. Es partir muy temprano en la temporada (agosto – septiembre) y terminar lo más tarde posible”. Opinión similar es la que tiene Manuel Saavedra, Ingeniero Agrónomo y asesor laboral, quien indica que “una buena estrategia es tener una mayor amplitud de rubro dado que permite mayor estabilidad”.
Sin embargo los productores deben considerar que la mano de obra agrícola es de por sí poco fiel, movilizándose rápidamente hacia predios o rubros donde logren mayores beneficios y una parte importante es movilizada por contratistas. Frente a estos factores, los expertos recomiendan que la estrategia debe contar con una cartera de rubros que permitan extender la temporada de trabajo. Y en carne propia lo vive el productor Felipe Espinosa, que comenzó cultivando kiwi en los 80’ y para quien la agricultura debe siempre buscar gente estable y ofrecer trabajo todo el año.
Además de extender el trabajo al interior del huerto, el kiwi prolonga las labores en el packing. El presidente del Comité señala: “permite mantener la gente, amortizar las inversiones y utilizar las cámaras durante todo el año. Complementa un ciclo que es de fruta de verano con fruta de otoño – invierno”.
EL COMPLEMENTO
Todos los agricultores buscan la fórmula perfecta, pero en muchos casos no se encuentra tan fácil, se trata de poder alinear distintos elementos en la cadena de producción de la actividad agrícola. La Rosa Sofruco se caracteriza por cultivar carozos, cítricos, paltas y kiwi. Hugo Poblete, gerente de producción agrícola de la empresa, indica: “la gente que trabaja en los kiwis también trabaja en perales y damascos, tanto en poda, raleo y cosecha.
Esto nos permite mantener al personal trabajando con nosotros por un largo período del año”. La nueva mirada hacia el cultivo del kiwi, también se puede ver desde el punto de vista de cómo se complementa con otras especies y con cuáles presenta mayor afinidad en el uso de la mano de obra. Cruzat observa la realidad agrícola de nuestro país y añade: “tenemos muchas hectáreas de cerezas y arándanos, por lo que una buena manera para rentabilizar el cultivo es utilizando al kiwi como complemento”. Para Kulczewski el kiwi se alinea muy bien con el cultivo de las cerezas, cuya poda comienza en otoño (marzo – mayo). En octubre hasta noviembre se realiza el raleo en el cultivo del kiwi, antes de la cosecha de las cerezas. “Con manzanos también se complementa, pero no es tan perfecta, ya que la cosecha se produce en abril y comparten la misma zona de producción. Con uva de mesa se ha complementado bien, porque el arreglo de racimos se realiza después del raleo principal y la cosecha se realiza antes del mes de abril”. La experiencia de Espi-nosa indica que el complemento existe. “Estamos en el boom de las plantaciones de cerezas y, si estamos buscando alternativas, el kiwi es una opción ya que en los periodos de cuaja y raleo de kiwi, si uno ocupa bien los tiempos, logra hacerlo antes del inicio de la cosecha de la cereza, lo cual es un complemento”. Pero señala que existe un aliciente: “desde el punto de vista de la rentabilidad, los agricultores pueden plantar más cerezas o más kiwis, está claro que tienen que plantar más cerezas porque la rentabilidad es superior”. En cambio, para Saavedra el kiwi como complemento de las cerezas tiene el problema de que la distancia en la época de cosecha hace que no se puedan integrar los trabajos de la mano de obra. Pero sí observa una mejor vinculación con el cultivo de peras, al igual que algunas variedades de manzanas más tempranas.
AJUSTES NECESARIOS
Para lograr el complemento perfecto es necesario que exista un lineamiento de parte de la industria. Es así como desde el comité plantean realizar raleos tardíos, haciendo antes esa labor y dejando toda la mano de obra disponible para que emigre a la cereza. Carlos Cruzat lo explica: “en la práctica compiten y lo que estamos haciendo es adaptar nuestros manejos a la disponibilidad de mano de obra que hay en Chile. Tenemos la ventaja de que si hacemos la labor un poco antes, los mismos trabajadores pasan a las cerezas y es una ventaja para el productor porque no tienen que salir a buscar gente sino que ya tienen un equipo”. Uno de los desafíos que enfrenta el sector es cambiar los parámetros de cosecha para obtener una fruta de excelente calidad. El presidente del Comité añade “estamos postulando que la fruta sea rica de comer, es el desafío futuro de la industria”. Para cumplir dicho objetivo explica que es necesario atrasar más la cosecha, para así tener una madurez fisiológica más alta, “pero existe una tendencia operacional a partir muy temprano y sin embargo para buscar calidad, tenemos que desplazarnos un poco y en eso estamos trabajando”.
Otro desafío que observa Kulczewski pasa por el área comercial ya que desde su punto de vista es necesario que la industria esté a la altura del segmento de precios de Nueva Zelanda. “Para eso tenemos que hacer un trabajo mancomunado de desarrollo de marca y es una tarea pendiente de nuestro sistema exportador”. Pero para obtener mejores precios, se tienen que desarrollar productos de buena calidad, “debe haber un cambio de paradigma hacia la calidad por sobre los kilos por hectárea, lo cual siempre debe llegar desde una adecuada diferenciación de retorno por los comercializadores”.
PIEDRA DE TOPE
Pese a las cualidades de complementación con otros cultivos en mano de obra, al parecer al kiwi no se le han dado las cosas fáciles, y menos si pensamos en la PSA, una pesadilla para los agricultores, que se vieron en la obligación de aprender a producir con el enemigo en los campos. Pero dicha enfermedad trascendió más allá de los agricultores y el temor llegó hasta los viveros.
Es así como luego de la aparición y desarrollo de la PSA en nuestro país los viveros comenzaron a disminuir la reproducción de plantines de kiwi debido a los requisitos fitosanitarios. Alberto Cortés, gerente técnico del Vivero La Palma, dice: “hemos tomado medidas obligatorias para la regulación y producción de plantas de kiwi; eso significa un control de los planteles madres, control de la bioseguridad e infraestructura necesaria para mitigar el riesgo de la enfermedad”. Cruzat comenta que dada la mirada de que el kiwi puede ser más longevo y puede mantener una cierta rentabilidad por algunos años, “hay que aumentar la producción al máximo y utilizar toda la superficie productiva por lo que tenemos que estimular la producción de plantas”.
Vivero Los Olmos ha percibido el interés de parte de los agricultores hacia el cultivo del kiwi. El Jefe Comercial de la empresa, Osvaldo Danús, cree que esta nueva mirada, se debe al repunte de los precios las últimas temporadas. “Esto ha puesto una cuota de optimismo en los productores que han actualizado sus huertos en términos de replante y en algunos casos específicos han realizado nuevas plantaciones en zonas con mayores ventajas climáticas”. Para que los viveros puedan responder a las necesidades de los agricultores, es imprescindible que se generen los proyectos con anticipación, de manera de que puedan gestionar los plantines con tiempo. Danús indica que “hoy en día no es posible tener un stock importante de kiwi a la venta que no esté respaldado por un programa de pedidos preestablecido”. El agricultor Felipe Rieutord lleva más de 34 años produciendo kiwi y ha tomado la decisión de arrancar huertos viejos y renovarlos. “Este año y el próximo estamos plantando 18 hectáreas más, pero hoy solo algunos viveros están trabajando con kiwi, por lo que tenemos que programarnos con tiempo, para que puedan producir las plantas”.
Actualmente el Comité del Kiwi se encuentra trabajando con los viveros. Cruzat explica que pronto se reunirán para mostrarle la tendencia de manera directa, para que estén al tanto del negocio que se viene hacia adelante. “También estamos trabajando con el SAG, para buscar las alternativas de producción, respetando todos los protocolos, para que se genere la producción de plantas de kiwi necesaria”. Podemos estar frente a un nuevo renacer del cultivo del kiwi, donde cada actor de la industria juega un rol clave para mantener el éxito. Es necesario que los viveros le den respuesta a las necesidades de los agricultores, que estén a la altura de los nuevos requerimientos de la industria, donde la calidad se convierte en la gran estrella. Es difícil pensar en una vuelta al gran éxito de los 80’, pero sí puede ser un cultivo rentable y, por sobre todo, un buen complemento para la mano de obra.
Noticias Relacionadas


Concentrados de vitaminas y antioxidantes a partir de residuos vegetales
