
Claves para realizar un manejo integrado de ácaros fitófagos usando antagonistas biológicos
Cuando nos enfrentamos a un desafío técnico, cabe preguntarse cuál es su objetivo concreto. En el caso de ácaros fitófagos sería integrar mejores medios para un adecuado control de estos artrópodos, corrigiendo medidas que llevan a una estabilización segura y que además, mejore el estándar de sanidad vegetal, integrando prácticas como el uso de antagonistas […]

Cuando nos enfrentamos a un desafío técnico, cabe preguntarse cuál es su objetivo concreto. En el caso de ácaros fitófagos sería integrar mejores medios para un adecuado control de estos artrópodos, corrigiendo medidas que llevan a una estabilización segura y que además, mejore el estándar de sanidad vegetal, integrando prácticas como el uso de antagonistas biológicos.
Se previenen así otros efectos secundarios, tales como:
• Residuos que afectan al medioambiente y la salud humana.
• Limitación a mercados exigentes, no sólo en el aspecto de calidad organoléptica de la fruta, sino también estrictos en relación a barreras cuarentenarias.
• Número y trazas de productos residuales, sin dejar de mencionar los altos costos que genera un programa mal enfocado.

ÁCAROS FITÓFAGOS
Desde la perspectiva taxonómica, los ácaros se clasifican en la sub-clase Acari. Todos los ácaros fitófagos y sus principales antagonistas biológicos, se ordenan en distintos órdenes, subórdenes, familias, géneros, y especies, respectivamente. Hasta la fecha se han descrito más de 50.000 especies, aunque faltan muchas por clasificar, si se considera que sólo en la familia Eriophyidae (eriófidos) se encuentran 3.000 descritas, y se calcula que el número de especies solo de esta familia podría llegar a más de 35.000.
Aunque el número de especies que causan daño severo a la producción hortofrutícola en Chile no sean muchas, éstas tienen una capacidad de reproducción muy dinámica o explosiva, como por ejemplo la Araña Roja Europea, Panonychus ulmi (Foto 1).

La descendencia potencial de un ácaro aumenta exponencialmente con el incremento de la temperatura; así, en un mes una hembra fecundada puede producir más de 20 Individuos a 15 °C, más de 12.000 Individuos a 21 °C y más de 12.000.000 Individuos a 28 °C.
Si se considera que esta especie desarrolla 6 – 7 generaciones en un periodo de seis meses (zona Central de Chile, entre septiembre y marzo), no es razonable depender exclusivamente de tratamientos con acaricidas por calendario fijo, ni tampoco a la reacción errática a alzas descontroladas de poblaciones de estos ácaros, sino que se requiere de un manejo más sistemático.


ÁCAROS ANTAGONISTAS BIOLÓGICOS
Cada grupo de ácaros puede tener varios tipos de antagonistas biológicos, entre los que figuran algunos insectos predatores como chrysopidos, coccinelidos, heminópteros (Orius), tisanópteros, thipidae y dípteros.
En el manejo de ácaros, principalmente de huertos frutales, figuran los ácaros antagonistas fitoseidos (familia Phytoseiidae), los que han aportado con mayor eficacia al manejo de ácaros fitófagos (géneros Neoseiulus, Phytoseiulus y Typhlodromus).
DAÑOS DIRECTOS
Las diversas especies de ácaros fitófagos causan daños directos e indirectos a la producción frutícola. Entre los daños directos más reconocidos se encuentran las distintas formas de necrosis foliar, denominada bronceamiento foliar, como el causado gradualmente por Araña roja europea en manzanos, llegando también a casos de necrosis violenta con defoliación (como en perales). Estos daños, que pueden manifestarse en la mayor parte del periodo de actividad foliar, llegan a ser particularmente severos durante el verano, causando importantes afectaciones al desarrollo y calidad del fruto y de la planta en general, pudiendo dañar el primordio floral en la siguiente temporada (Foto 2).

También se tienen problemas en algunos cultivos con ácaros fitófagos (Foto 3, 4 y 5), como el grupo de eriófidos, muy numeroso (aprox. 35.000 especies), diminutos (0,1 – 0,3 mm) y muy específicos en relación a las especies que parasitan. Pueden producir distintos síntomas, como los que se detallan en la tabla 2.
DAÑOS INDIRECTOS
Probablemente el daño indirecto más grave para la industria hortofrutícola sea el rechazo cuarentenario en partidas de frutas o verduras frescas a los mercados internacionales. Las tolerancias a la presencia de ácaros móviles o huevos suelen ser muy bajas, pudiendo incluso ser rechazada la fruta. Esta situación, de no ser manejada adecuadamente y con anterioridad en el proceso productivo en el huerto, llegará a ser inmanejable en el proceso de selección y empaque de postcosecha.
DEPENDENCIA DE ACARICIDAS
Un mal enfoque hacia el manejo de ácaros deriva, entre otros, en una excesiva dependencia de acaricidas, con la consecuente alza en el costo y comportamiento inestable de poblaciones de ácaros, con incrementos inesperados de éstas. Asimismo, la mayor carga de residuos es un factor no menor en una producción competitiva y moderna, lo que implica un importante desafío en el caso del manejo de ácaros, y la incorporación de técnicas y elementos que aporten eficazmente a controlarlos, sin generar por ello problemas colaterales.

PROGRAMA DE MANEJO INTEGRADO DE ÁCAROS
Para implementar un programa de manejo integral de ácaros en un huerto frutal, se debe tener en cuenta lo siguiente:
1 Fijar objetivos y mecanismos de integración de antagonismo biológico como fuente de control de ácaros. No se debe olvidar que la implementación de antagonismo biológico no es un fin en sí mismo, sino un valioso elemento de estabilización y control de las poblaciones de ácaros fitófagos y de sus efectos nocivos en los cultivos, sean estos directos o indirectos.
2 Evaluación del programa fitosanitario general del huerto. Un aspecto particularmente fino será la adaptación del potencial de antagonismo biológico al programa fitosanitario general, ya que a éste sólo se le podrían efectuar eventuales cambios a los factores que afecten seriamente los antagonistas biológicos, siempre que estos cambios no impliquen poner en riesgo el adecuado control de otras plagas y enfermedades del cultivo.
3 Desarrollo de un plan de monitoreo periódico del huerto. Dependiendo del cultivo y las especies de ácaros a monitorear, se debería realizar periódicamente (una vez por semana), al menos durante el periodo primavera/ verano, un registro de índices (ácaros por hoja promedio) en cada cuartel y en especial en sectores particularmente susceptibles (focos), siendo estos últimos apoyados con tratamientos tópicos, lavados o con liberaciones de antagonistas (Foto 6).

4 Intervenciones para resguardar la sanidad vegetal y fomentar la contención y estabilización. Respondiendo al comportamiento de los índices registrados de poblaciones de ácaros fitófagos y antagonistas, se tomarán las decisiones de intervenir o no en ellos, ya sea parcial o total. Estos manejos se tomarán antes de que las poblaciones de fitófagos superen el nivel de umbral económico. Estas medidas, de ser necesarias, podrían realizarse con tratamientos de productos acaricidas, debidamente registrados para este cultivo en Chile y en los eventuales mercados de destino, considerando además estrictamente los periodos de carencia. Asimismo, evaluar la necesidad de inocular antagonistas y reforzar por esta vía la estabilización biológica, considerando que estas intervenciones son evidencia de un desequilibrio entre fitófagos y antagonistas, alteradas principalmente por el medio o el manejo del cultivo. Se debería tener claro que lo normal debiera ser la estabilidad biológica y no las constantes medidas de asepsia.

MONITOREO DE ÁCAROS
En principio y a nivel de monitoreo en huertos y cultivos para fines de seguimiento de índices poblacionales y manejo integrado de ácaros, este monitoreo debería ser lo más práctico posible. Para esto se requiere:
1 Contar con lupas, ya sea lupa manual 10 x (cuenta hilos) o eventualmente lupa binocular 20 – 40 x (Foto 7). Otros elementos para procesamiento de muestras para ensayos comparativos o estudios más complejos podrán requerir de una cepilladora de Henderson-McBurnie, embudos de Berlese y microscopio de alta resolución.
2 Entrenamiento básico. Conocer y reconocer las especies de ácaros fitófagos y antagonistas (Foto 8) más importantes.
3 Registro periódico (semanalmente en el periodo vulnerable), anotando: Fecha / sector / número de ácaros fitófagos (individuos x hoja promedio) / especie / n° de antagonistas promedio x hoja/ y otras observaciones relevantes, como focos y síntomas.

4 Evaluación de datos. Con los índices en la dinámica de la relación ácaro fitófago vs. planta, fijando umbral máximo de tolerancia, dependiendo de las especies y época del año, y la posible relación ácaro fitófago vs. antagonista biológico, será posible estimar tanto el eventual riesgo de daño, como la potencial estabilización biológica.
5 Diagnóstico y medidas. Con estos datos se tomarán las decisiones de intervenir o no sobre esta dinámica, por lo que se debe estar consciente que tanto las medidas de intervención como las de inhibirse de hacerlo, deben ser una decisión precisa y responsable, pues redundarán en un resultado adecuado, como es la estabilidad biológica o una asepsia razonable. Por el contrario, un resultado desfavorable causaría daño al cultivo y problemas de rechazo cuarentenario y otros problemas derivados (costos, residuos, pérdidas de mercado).

6 Conclusiones y balances. Se debe hacer un balance de los resultados al finalizar cada temporada que incluya los avances o retrocesos en el control de ácaros, cuánta injerencia se logró con el antagonismo biológico y su aporte en la estabilización biológica, garantizando la sanidad vegetal, con beneficios adicionales importantes, como son la menor intervención de residuos en el proceso productivo.
NUEVOS PROBLEMAS
En mi experiencia de casi cuarenta años de observación, trabajo de desarrollo de mejores métodos de manejo de ácaros fitófagos, con énfasis en el antagonismo biológico, he podido notar varios cambios, tales como presencia de especies en zonas en que antes no eran visibles (en ocasiones se han desplazado desde otras regiones de Chile o introducidas por alguna vía no regulada, desde otras regiones del mundo).

También hubo cambios en los hábitos alimentarios de algunas especies. Considerando al primer grupo de ácaros que se han desplazado de regiones más cálidas, destaco a:
– Bryobia rubrioculus, Araña Parda (Foto 9). El Prof. Roberto González destacó que “actualmente solo tiene importancia primaria en almendros. Hasta fines de los 60 fue muy común en frutales de hoja caduca y desapareció como resultado del manejo, siendo reemplazada por Panonychus ulmi. En la actualidad solo se encuentra en árboles abandonados” (Insectos y ácaros, década de los 80 respecto a la importancia económica de esta especie). Desde hace algunos años vemos la inversión de este fenómeno, resultando una creciente presión de esta plaga de ácaros en huertos de manzanos, perales y carozos desde la R.M, VI y VII Regiones.
– Eotetranychus lewisi, ácaro blanco, afectando vid vinífera en R.M. y V Región. Citando otra especie (eriófido) eventualmente introducida en Chile (Calepitrimerus viti) causante de la acariosis de la vid que se observa con
frecuencia en viñedos de la zona central, cuyos síntomas suelen ser confundidos con otros problemas.
– Otro caso sorprendente de cambio de hábitos, presumiblemente por una alteración de su hábitat, se ha observado con Tetranychus desertorum, araña roja desertícola (Foto 10), que era una especie que atacaba plantas herbáceas entre ellos algunos cultivos y hierbas bajos como: alfalfa, melón, sandía, berenjena, cicuta, hinojo, etc. No se había observado afectando árboles frutales hasta apenas dos a tres temporadas, atacando seriamente amplios sectores de huertos (Graneros y Coltauco).

El listado oficial de especies de ácaros, consideradas plagas, presentes o ausentes en Chile, es de competencia del SAG (publicado en página oficial).
Artículo previamente publicado en el Boletín Técnico del Centro de Pomáceas de la Universidad de Talca, Volumen 18, N°5.
Por: Claudio Esser, Asesor de sanidad vegetal
claudioesser@yahoo.es
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