El cambio es mantenerse constante

Los grandes exportadores de arándanos, como Perú y México, llegan cada vez con más volumen, lo que obliga a jugadores como Chile y hasta EEUU. a diferenciarse por su consistencia

La situación global de los mercados es algo que preocupa cada temporada, más aun considerando el crecimiento en volumen de los grandes países productores. Si a ello sumamos el factor clima, esto acrecienta la problemática y la incertidumbre, sobre todo en los últimos dos años. Avanzamos de la mano de un cambio climático que requiere adaptarse cada vez con mayor rapidez, reaccionar y tratar de sortear los obstáculos para lograr producir con la mejor calidad y condición aún en situaciones extremas. En el caso peruano, la temporada pasada fue algo incierta debido al retraso en la producción como consecuencia, simple y sencillamente, de la falta de horas frío. Podremos preguntarnos por qué. Lo primero a tener en cuenta es que en Perú hay variedades con altos requerimientos de frío. Sobre esto actuaron diversos factores:

►La influencia del fenómeno del Niño y el aumento de las temperaturas confluyen en una menor inducción floral para variedades que tienen requerimientos de acumulación de horas frío para gatillar la inducción floral.

►Esto hizo que, durante la temporada, existiera un retraso en la entrada en floración de al menos dos meses, lo que confluyó en una baja en kilos ya que el 50% o más de la superficie plantada en Perú está compuesta por variedades como Ventura, Biloxi o Emerald, que tienen un requerimiento de frío. Lo que no se indujo no se recupera.

►Hasta la fecha no habían presentado problemas porque cada año había al menos un mes de bajas temperaturas; esto debía prolongarse durante este año, ya que tenemos un Niño tardío y una Niña que viene con una primavera fría, lo que sumado a las podas tardías generó un retraso.

►El hecho de que haya una baja en volumen en Perú no implica una baja en calidad, y eso es un factor que no debemos olvidar. Dado que la nueva genética está mejorada para firmeza y calibre, el sabor es un mito superado, por lo que Perú seguirá arribando con muy buena calidad y condición, independiente del volumen.

Ahora bien, debemos considerar que Perú se preparó y hubo un recambio varietal hacia variedades con bajo o nulo requerimiento de frío, lo que implica que deberían entrar en producción esta temporada; en ese entendido, podemos esperar que venga un volumen importante entre octubre-noviembre y enero.

En el caso de Ventura y Biloxi, tienen volumen, pero debido a las temperaturas no han explotado aún. Vienen atrasadas, menos que T22-23, pero más que T23-24. La fruta está, pero atrasada. De todas maneras, hay más fruta y hay calidad.

Debemos ser realistas en considerar que, a diferencia de la temporada anterior, un retraso solo implica una curva de producción más plana por los manejos de poda, ya que hasta Perú se dio cuenta que tener una curva tan pronunciada les perjudica en precio. Por otro lado, la calidad no disminuye y ese es el punto crítico que hay que internalizar y no debemos dejar de lado: el consumidor sabe lo que quiere, el mundo demanda arándanos de buena calidad, firmes, grandes, buen sabor. No podemos esperar llegar con fruta en baja calidad y que se venda igual, como era antes. El mundo cambió, la genética cambió, todo el concepto del negocio de los arándanos cambió y de forma definitiva.

El rol de Chile

Si vemos el papel que juega Chile y su temporada, debemos ser muy conscientes de la fruta que vamos a exportar, considerando los 300 millones de Perú en peak, con variedades que son excelentes, como Sekoya, Mágica, Apolo, etc., que ofrecen muy buena postcosecha, es primordial considerar una evaluación de lo que efectivamente debemos exportar para conservar un espacio en el ciclo anual.

Con una demanda creciente e insatisfecha, hay que ser cautelosos para mantener un espacio, Esto no es algo nuevo, cada año discutimos los mismos tópicos y volvemos a sacar las mismas cuentas. Quizás suene repetitivo pero debemos ser incansables si queremos mantener una ventana donde consolidar la marca “Chile, blueberries de calidad”, para tener una oportunidad y responder no solo a los compradores sino a nuestros clientes finales, La responsabilidad no es solo con el cliente sino con el consumidor final, que es quien volverá por más si le entregamos una experiencia satisfactoria.

Debemos ser consistentes. Esa es la clave, si sabemos que nos enfrentamos a un gigante como Perú, y que vienen mas competidores en la misma ventana. Tenemos que buscar ser los mejores, tal vez no en volumen, pero sí en consistencia, que esa sea nuestra característica. El volumen de México, Perú y otros países es imposible alcanzar, sumado a la ventaja de la genética; pero si Chile logra diferenciarse por calidad puede mantenerse en el tiempo incluso haciendo una gestión de la etiqueta más allá de lo que implica ser el número uno.

Pero Chile no es el único preocupado por los volúmenes de Perú. En Estados Unidos la temporada doméstica también se ha visto afectada por los arribos peruanos, cuyos envíos son en un 50% hacia ese destino. Los productores se están ocupando por mejorar sus variedades, procesos y selección de calidad; aplican tecnologías, trabajan en programas a largo plazo. Es solo un ejemplo de lo que viene, pero tal vez es una pauta de lo que va a suceder en los próximos años. Incluso en China los clientes ya dicen qué variedades no quieren recibir. ¡Ese es un mensaje claro!

Los consumidores no compran solo arándanos; compran una experiencia. El concepto cambió, hagamos que esa experiencia sea positiva.

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