El valor de la experiencia

Predios en el extranjero con requerimientos técnicos que Chile puede satisfacer. Con la uva peruana a la cabeza, pero también en kiwis, cerezas, arándanos y hasta manzanas en China, cada vez más asesores chilenos exportan su conocimiento a huertos más allá de la frontera.  Corría octubre de 1998 y la empresa peruana Agrokasa se iniciaba […]

Predios en el extranjero con requerimientos técnicos que Chile puede satisfacer. Con la uva peruana a la cabeza, pero también en kiwis, cerezas, arándanos y hasta manzanas en China, cada vez más asesores chilenos exportan su conocimiento a huertos más allá de la frontera. 

Corría octubre de 1998 y la empresa peruana Agrokasa se iniciaba en el cultivo de 800 hectáreas de espárrago verde y 400 hectáreas de uva de mesa. Fue entonces que Óscar Camino, ingeniero agrónomo de este país, invitó a su par chileno Luis Cariola a apoyarlo en este proyecto, cuyas dimensiones, para esa época, representaban un desafío. Atraído por el interés de los trabajadores, técnicos y profesionales por aprender y realizar las labores de la mejor forma posible, es que el ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Valparaíso decidió aceptar esta invitación. Hoy ya son 21 años los que lleva realizando asesorías en Perú, específicamente en Ica, ciudad ubicada a 320 kilómetros al sur de Lima. 
El país vecino y su producción de uva de mesa han sido los principales beneficiados de esta exportación de servicios, una tendencia que se ha ido consolidando con el tiempo y en que el conocimiento local ha sido el principal responsable. Así es que toman vital relevancia las universidades, centros de investigación y entidades agrícolas con que cuenta el país, en base a los que se ha generado una red de manejo de información que se ha transmitido a los profesionales.

Carolina Cruz, presidenta de Uvanova

Por ello es que para Carolina Cruz, presidenta de Uvanova, este know how es de calidad, pero también lo define como uno amplio, dada la especialización que han realizado estos profesionales en diferentes áreas, que al trabajar en conjunto desarrollan la industria; tales como manejo en campo, postcosecha, gestión, riego, nutrición y genética.

Pero más allá de la teoría, se trata de información que se ha puesto en práctica y que ha generado una trayectoria en los expertos de nuestro país, la que según recuerda el asesor Martín Silva, comenzó alrededor de la década del ’40 para seguir con mucha más fuerza unos 30 años después. Precisamente por ello es que a juicio de Cariola los chilenos que trabajan en Perú son bien valorados: “Vivimos el despegue de modernidad de los ´80, cuando Perú estaba bajo un régimen político estatista. Ellos cambiaron de sistema económico unos diez años después que nosotros por lo que ya conocíamos el camino por el que había que hacer las cosas”.

El asesor Luis Cariola, lleva 21 años haciendo asesorías en Perú

Así, es común escuchar comparaciones como la que le indicaron a Silva, quien el año pasado realizó asesorías a una empresa en la zona de Piura: “Hay que reconocer que Perú en diez años ha hecho lo que a Chile le costó cuarenta”. En su opinión ello es precisamente porque han recibido este conocimiento que se ha adquirido a lo largo del tiempo, lo que les ha permitido avanzar en la dirección correcta y de manera más rápida. Se trata entonces de una experiencia reconocida, valorada, pero por sobre todas las cosas, todavía necesaria.

CON TRAYECTORIA

Donde hay una parra, hay un chileno. Bajo ese lema es como Carolina Cruz se refiere a la figura del asesor, que según explica, no es tan común en otros países. Sin embargo en Chile ocurre lo contrario: corresponde —en el caso de la uva— a un profesional bien preparado y conocedor de las diferentes realidades de las zonas donde se cultiva este producto.

“Chile tiene una tradición y evolución en el manejo de la uva de mesa, hemos superado con investigación y desarrollo los problemas de producir uva en una amplia gama de climas y suelos desde el norte a sur. Además por su ubicación tan lejana de los mercados de consumo hemos debido aprender a producir uvas viajeras con capacidad de llegar en buen estado a todos sus destinos. Hay conocimiento en manejos que optimizan los recursos básicos como son mano de obra y agua”, profundiza. 

Carlos Wevar planea realizar asesoramientos en Perú, específicamente en Piura y Chiclayo

Precisamente la postcosecha es uno de los puntos que destaca el asesor Carlos Wevar al referirse a los manejos que han podido desarrollar después de tantos años exportando este cultivo. “Hemos aprendido a realizar el manejo que corresponde para la fruta que se va a producir, de manera que llegue al consumidor con las características y cualidades que le produzcan una satisfacción que lo lleve a seguir comprando”.

Así es como Chile cumple a cabalidad los requisitos de la necesidad que Wevar advierte desde Perú: profesionales con reconocida experiencia en el manejo de uva de mesa. “Si bien cuentan con gente técnica que se ha estado preparando, todavía no tienen el profesional completo desde el punto de vista de lo que requieren. Es un profesional más joven y por lo tanto no cuenta con todas las competencias que hemos logrado alimentar en estos años. Necesitan que sus propios profesionales adquieran este conocimiento y experiencia y lo teórico llevarlo a terreno. Uno puede tener mucha literatura al respecto pero al aplicarla a la realidad hay una enorme brecha y esa es la que nosotros estamos cubriendo”, comenta y agrega que prepara su arribo al país vecino para fines de este mes, específicamente a las ciudades de Piura y Chiclayo.

Con esta trayectoria en sus espaldas, los especialistas nacionales se han encontrado con un país con un gran potencial en la producción de uva de mesa, pero con algunas falencias.

PERÚ: PAÍS CON PRODUCCIONES RÁPIDAS

El año pasado, Martín Silva asesoró a una empresa en Perú, en la zona de Piura

Un crecimiento a grandes pasos es el que ha visualizado Cariola en el país vecino y así lo avalan las últimas cifras: en la temporada recién terminada cosecharon 47 millones de cajas y las estimaciones hacen ver que continuarán por el camino del alza. Según indica, crecerían a tasas de 6% a 8% por año dado el recambio varietal que están implementando.

Se trata de un país que no sólo ha logrado grandes producciones, sino que además las ha obtenido de manera rápida. Y es que dependiendo de la variedad, a los 18 meses ya pueden contar con una producción económicamente viable.

“En Chile eso lo llegas a tener a lo mejor al tercer año, entonces ya hay una ventaja tremenda desde el punto de vista de cuándo obtienes los primeros frutos”, comenta Wevar, quien añade que esto se atribuye netamente a un tema de clima. Perú es un país con menos frío, por ejemplo que Copiapó, por lo que todas las horas son favorables para el crecimiento. En relación a ello Silva explica que aproximadamente bajo los 10° la parra se congela y no realiza la fotosíntesis de buena manera, no procesa bien y toda su bioquímica se complica. “Si pensamos que las mínimas en pleno invierno en Piura son de 14° y en Ica de unos 10°, para qué decir lo que es primavera o verano. Eso hace que la parra corra muy rápido y fuerte y que las producciones iniciales sean muy altas”, comenta Silva. 

Estas condiciones climáticas hacen a su vez que la vid siga creciendo, lo que lleva a un manejo distinto, lo que se puede observar en las podas. Según comenta Wevar en un momento se debe cortar el ciclo de crecimiento y hacerle entender a la planta que comenzará uno nuevo, lo que han solucionado haciendo dos veces esta práctica.

Pero algo que va de la mano con el clima es la fenología, por lo que los manejos fitosanitarios también son diferentes, ya sea al referirse a distintas ciudades peruanas como a este país con otro. Piura, por ejemplo, cuenta con un crecimiento más bien tropical que es mucho más rápido, lo que ya marca una diferencia respecto a Ica. Pero si se compara con Chile, Silva advierte una inmadurez técnica por parte del vecino país. 

“Un programa fitosanitario peruano cuesta tres veces lo que vale uno en Chile, entonces se aplican prácticamente tres veces las cosas que aplicamos acá. No digo que no haya que hacerlo, pero sí revisarlo. Yo creo que están sobrecargados los programas”, señala Silva y pone un ejemplo de esta temporada. 

Recuerda que en general Perú tiende a ponerle muchas cajas a la hectárea y que orgullosamente cuentan que a los 14 meses están sacando 3.000 cajas por hectárea. Pero este año la fruta no quería tomar azúcar. “Es un claro indicio de que la planta no estaba siendo capaz de producir el azúcar necesaria. Ahí es donde te hablo de madurez técnica. Hay que evaluar los potenciales de las distintas zonas y ajustar las cargas acorde a esos potenciales para sacar un producto de calidad, porque el mercado no va a tolerar fruta sin sabor. Fruta con 14° Brix no la compra nadie”, sintetiza y añade que también visualiza una inmadurez comercial.

“Son productores grandes que escalan en números de manera rápida y los veo pendular mucho, de repente se cargan muchos mercados y saltan a otros, lo que hace que vivan presionando los mercados y generando precios complejos. Perú ya no es sólo Red Globe, están muy metidos en las nuevas variedades Seedless y por lo tanto van a otros mercados. No van necesariamente a China, pero están enfrentando destinos más lentos, que demandan más calidad y precios más bajos, por lo que tienen que hacer un esfuerzo para racionalizar costos y producir muy buena fruta”.

Las condiciones específicamente climáticas a las que se enfrenta este país generan muchas veces una serie de situaciones donde la experiencia vuelve a tomar un rol central.

TAREAS PENDIENTES

Ya ha quedado en evidencia que los ciclos en Perú son más acelerados, por lo que muchas veces la intervención y toma de decisiones también deben ser rápidas. Sin embargo, advierte Wevar, en algunos casos no tienen la suficiente experiencia como para darse cuenta de que deben actuar, a lo que se suma una menor productividad de la mano de obra.

“Muchas veces se trata de mano de obra que se enfrenta por primera vez al manejo de un parrón, por lo que hay que ser muy claro y preciso al dar una instrucción para que la hagan bien. Al mismo tiempo, deben estar atentos al tema fenológico y de temperatura. De ahí en adelante, que es muy rápido, hay que saber interpretar a tiempo para hacer la aplicación o manejo que corresponde. Al ser tiempos más acotados que acá requiere de una inmediatez de respuesta que muchas veces los suele pillar y ahí es donde está el ojo y experiencia que tenemos”, explica Wevar, quien en base a este panorama entrega tres tips.

El primero de ellos se relaciona con la capacitación, específicamente para quienes tienen mando dentro del huerto en el día a día. “Con el hectareaje que tienen es imposible que un administrador o alguien que los asesore, que va una o dos veces al mes, pueda darse cuenta rápidamente del problema. Pero si el supervisor está bien capacitado, él va a decir claramente qué es lo que se hace para controlar la situación, y si no lo logra, informarlo a tiempo”, comenta.

En segundo lugar menciona el saber interpretar lo que la parra está diciendo. “Es sumamente importante que ese ojo esté bien aplicado. No todas las temporadas son iguales, acá en Chile está mucho más marcado, pero requiere que esa persona sepa en qué minuto actuar y cuándo no, y cómo hacerlo. Tener ese ojo clínico o capacidad de diagnóstico”, dice y aclara que un aspecto que caracteriza al asesor chileno es que al entrar a un campo, sea de la especie que sea, a primera vista puede darse cuenta cuál es la situación en la que se encuentra el huerto.

Finalmente el experto se refiere a los manejos fitosanitarios, aspecto en el que no sólo es necesario tener claridad sobre qué producto aplicar, sino también las implicancias de utilizar uno y no otro.

La experiencia de los asesores chilenos es el aspecto más valorado en otros países.

RETOS EN LA PRODUCCIÓN DE ARÁNDANOS

Más allá de la uva de mesa, Perú también se caracteriza por la producción de otros cultivos que tenemos en nuestro país, como la palta y los arándanos. En base a todos ellos es que hace dos años el asesor Fernando Diez realiza visitas técnicas al país vecino.

Fernando Diez, asesor de frutales, realiza asesorías en Perú de diferentes frutales, entre
los que destacan los arándanos

“Lo atractivo para mí es la casuística técnica en los diferentes países donde trabajo. Poner en práctica desde un diagnóstico y analítica técnica los diferentes manejos y estrategias que se pueden desarrollar para lograr objetivos en la producción de las especies. Eso es lo fascinante de esta carrera agronómica, buscar soluciones técnicas de acuerdo a condiciones edafoclimáticas cambiantes según sea la locación. Ello me lleva a observar qué están haciendo mis colegas en los diferentes escenarios productivos y aprender de cada país sus retos y complejidades productivas interactuando con profesionales locales y extranjeros en la búsqueda de manejos apropiados para cada casuística”, comenta y agrega que se inclinó por Perú dado que se trata de un país que está comenzando un desarrollo técnico en diferentes especies y localidades muy distintas unas de otras, lo cual aumenta la casuística de trabajo y con ello el aprendizaje.

La experiencia de los técnicos chilenos vuelve a tomar relevancia, ya que a juicio de Diez es precisamente el aspecto que valoran desde Perú. “Creo que los profesionales chilenos son de buen nivel y acarrean experiencia, que es lo que se busca cuando se está comenzando en alguna especie. No cometer errores en la elección de plantación y manejo es vital para una inversión”, comenta.

Específicamente en cuanto a arándanos observa que el país vecino se encuentra en fase de adaptación de zonas de fácil producción y zonas complejas desde el punto de vista técnico, por lo que su gran reto pasa por entender las necesidades del cultivo y lo que deben superar para darle condiciones más favorables. Añade que los problemas más recurrentes del manejo se encuentran en el suelo, ya que por los diferentes tipos de arenas presentes no tienen condiciones apropiadas en cuanto a CIC, materia orgánica y aireaciones que hagan que el cultivo trabaje cómodamente. 

Pero a ello se suman otros retos. Según especifica Diez, la operación en general expansiva del cultivo hace que existan retos potentes de solucionar dentro de la operación de cosecha. “Se dificulta una cosecha óptima de fruta por los volúmenes diarios que deben realizar. Ello, junto con la mano de obra que no posee a la fecha buen rendimiento en esta tarea, hacen que la postcosecha sea un gran tema a solucionar para lograr en forma constante calidad frutal al arribo de los mercados”.

Observaciones técnicas en China

Proveedor de fruta de calidad. Esta es la principal imagen que se ha formado nuestro país en los mercados de destino. No por nada se ha convertido, por ejemplo, en el principal proveedor de fruta fresca en China, específicamente en lo que se refiere a cerezas. Esta imagen ha llevado a que los mercados observen más allá y valoren también el expertise de los profesionales. Así es como entonces otros países, incluido el gigante asiático, han recibido charlas y visitas técnicas para observar las producciones de diferentes especies.

Tal es el caso de Matías Kulczewski, asesor de K&R, quien en febrero de 2017 realizó una visita técnica a los huertos de Haisheng, el mayor productor de jugo concentrado de manzana en China. Si bien el holding contaba con 50 huertos de diferentes especies, él se centró en los kiwis y los cerezos. Según recuerda, en el primer caso, visitó un huerto de 70 hectáreas, ubicado en Wugong, a unos 50 kilómetros al oeste de Xi’an, donde observó una serie de problemáticas: producciones muy bajas y en mal estado y en un suelo no apto y sin preparación. Lo denominó “un proyecto para aprender de errores” ya que contaban con el objetivo de realizar nuevas apuestas, pero en las que a su juicio deben sí o sí mejorar estos aspectos.

Matías Kulczewski realizó una visita técnica a los huertos Haisheng, el mayor productor de jugo concentrado de manzana en China

En relación a los cerezos, visitó una parcela piloto de 13 hectáreas, ubicada en Tongchuan, 50 kilómetros al norte de Xi´an, que contaba con las variedades Regina, Kordia, Karina y Lapins sobre porta injertos Gisela 5 y 6. La problemática que observó es que las plantas de origen chino contaban con yemas ciegas bajo 1,4 metros y que el clima de la zona, con precipitaciones más concentradas en verano, puede ser inconveniente para el cerezo, que requiere clima más bien seco en primavera y verano.

En el caso de los manzanos, aunque con huertos en altas densidades, bien diseñados con apoyo técnico de Europa y sobre modernos portainjertos M-9, sus producciones por hectárea eran bastante bajas, de sólo 30 a 35 ton/há en promedio.

En base a la información recopilada en la plantación de kiwi y las bajas producciones de manzanos, el mayor consejo de Matías Kulczewski fue buscar buenos especialistas en estudios agrológicos y especialmente buenos operadores de proyectos frutícolas, ya que en esos aspectos visualizó los principales factores limitantes para grandes plantaciones de frutales y no en los técnicos capacitados para diseñarlos y asesorarlos como él. Para esto les recomendó a dos operadores de proyectos frutícolas experimentados y exitosos de nuestro país, aunque no era lo que ellos estaban buscando.

En 2013, el grupo Legend, a través de su empresa Joyvio, uno de los productores y comercializadores más grandes de China, compró un campo de 80 hectáreas de kiwi verde y amarillo en la zona de Pichingal, Molina, que era de C.Abud&Cia en sociedad con exportadora Subsole. La empresa solicitó a los anteriores dueños que lideraran un soporte técnico permanente en un predio de cerca de 400 ha de kiwi amarillo variedad Jingyan, en la ciudad de Pujjiang, provincia de Sichuan, zona de origen de esta especie. El principal objetivo era poder adaptar la metodología de trabajo a su realidad para poder acortar brechas productivas y de calidad importantes, ya que sus producciones no superaban las 10 ton/ha en huertos adultos.

Christian Abud, director gerente de C.Abdub&Cia

Según comenta Raimundo Cuevas, gerente técnico de C.Abud&Cia, para ello se contrató a un agrónomo chileno que se estableció en China durante dos años, apoyado de forma remota por Christian Abud y él, con viajes dos o tres veces al año. Agrega que las condiciones de los huertos eran muy deficientes. “El sistema de producción chino es muy diferente al nuestro. Las plantas estaban sobre suelos de alto contenido de arcilla, que habían sido cultivo de arroz por cientos de años y sin ningún movimiento previo a la plantación. Solo se regaban con agua de lluvia y algunos sectores contaban con riego muy rudimentario. La mecanización de labores prácticamente no existía, ya que no estaban adaptadas las hileras para el paso de maquinaria. Había prácticas bien especiales, como cubrir cada fruto con una bolsa de cartón para evitar ataques fungosos, lo que se hacía totalmente a mano. Tampoco existía ninguna metodología de conteo ni estimación de la producción, siendo todo hecho con muy poco rigor y fundamento”.

Además hubo un choque cultural. Si bien los dueños y responsables del predio estaban muy abiertos a escuchar propuestas y a implementar mejoras, eran muy difíciles de llevar a cabo y que se entendieran por parte de los trabajadores y mandos medios, que finalmente se resistían a los cambios. “Esto también es más marcado en esta zona de China, que está muy poco occidentalizada y es muy tradicional”.

Tras un proceso de dos años, se pudieron implementar varias cosas positivas, como el mejoramiento de propiedades químicas y físicas de suelo mediante incorporación de enmiendas, técnicas de extracción de polen para polinización asistida, fundamentos de poda y raleo para una adecuada regulación de carga. Sin embargo, cuando Joyvio se fusionó con otra empresa que no estaba interesada en la producción, vendió todos sus predios tanto en China como Chile y la relación técnica se terminó.

La experiencia ha jugado un rol central en la oportunidad de ofrecer un nuevo servicio a los mercados de destino. Ya no se trata sólo de ofrecer fruta de calidad, sino de mostrarles en vivo y en directo el know how que permite este tipo de producción. Ya no sólo se exportan alimentos, también conocimiento.

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