Funciones y características de los principales preparados para uso como probióticos aplicados al suelo - Mundoagro

Funciones y características de los principales preparados para uso como probióticos aplicados al suelo

Además del aporte de materia orgánica y nutrientes, los preparados que describiré a continuación deben usarse como probióticos. Su principal función es aumentar rápido la cantidad y diversidad de microorganismos en el suelo. En el caso del compost, 20 gramos pueden contener hasta un billón de bacterias, 300 metros de micelio de hongos, 50.000 protozoos, […]

Además del aporte de materia orgánica y nutrientes, los preparados que describiré a continuación deben usarse como probióticos. Su principal función es aumentar rápido la cantidad y diversidad de microorganismos en el suelo. En el caso del compost, 20 gramos pueden contener hasta un billón de bacterias, 300 metros de micelio de hongos, 50.000 protozoos, 300 nematodos, microartrópodos, etc. Gracias a esto, se pueden lograr los siguientes resultados:

1. Control de patógenos, al fomentar el desarrollo de Penicillium, Trichoderma, Aspergillus, Paecilomyces, Streptomyces, etc., que actúan como antagonistas de los patógenos.

2. Los nutrientes no se pierden al ser recirculados por microorganismos fotosintéticos que forman aminoácidos, carbohidratos, proteínas y liberan oxígeno en el suelo. Las plantas toman estos nutrientes cuando los microorganismos mueren o son intercambiados con las plantas, como en el caso de las micorrizas.

3. Se aumenta la disponibilidad de P, K, Mg, Mn, Ca, y micronutrientes, al ser solubilizados desde la roca gracias a los ácidos sulfhídricos y orgánicos excretados por los microorganismos.

4. Mejora la condición del suelo gracias a las sustancias húmicas que permiten la agregación de los suelos, mayor porosidad, mejor retención de humedad, mejor estructura y resistencia a la erosión.

GUANOS

No es recomendable aplicar guano directo al suelo debido a su mayor contenido de nitrógeno que puede lixiviarse a las aguas subterráneas, volatilizarse como NO2 o tener un efecto tóxico sobre las plantas por su alto índice salino. Si trae un alto contenido de potasio puede desequilibrar el suelo potenciando las malezas que también vienen en el guano, listas para brotar y crecer. Por otro lado, en muchas ocasiones el guano viene cargado de antibióticos, hormonas y antiparasitarios que pasan directo al suelo afectando la biología del suelo y las napas freáticas.

COMPOST

El compostaje es un proceso de digestión aeróbico de biomasa realizado por microorganismos que degrada la materia vegetal hasta formar las sustancias húmicas, estabilizando los nutrientes minerales que luego van siendo liberados controladamente y usados en los procesos biológicos de plantas y microorganismos.

Es una operación controlada para acelerar los procesos naturales de formación de suelo, que permite rehabilitar suelos que ya perdieron la cobertura vegetal y su materia orgánica se ha degradado. Como tal, el compost no sirve para suplir la insuficiencia de nutrientes minerales (N, P, K) porque su riqueza está en la abundancia de nutrientes biológicos complejos: aminoácidos, proteínas, ácidos grasos, lípidos, vitaminas, metabolitos secundarios, etc., de más rápida absorción y menos gasto energético para la planta, además de facilitar la simbiosis con microrganismos funcionales.

Al hacer compost, los materiales se van disponiendo en capas alternadas, formando pilas cuyo tamaño varía según si se dispone de maquinaria para su elaboración. Con una volteadora simple, la pila debiera tener 2,5 m de ancho, 1,2 m de alto y todo el largo que podamos darle. Un ejemplo de conformación de pila de compost puede observarse en la Tabla 1.

A medida que se arma la pila se moja hasta el 50% a 60% de humedad sin que gotee. Si no está lo suficientemente húmedo, la descomposición será muy lenta. Terminado el armado de la pila las cubro con malla raschel o plástico.

Pasando unos días se mide la temperatura en el centro de la pila, cuidando que se mantenga entre 55° y 65°C por varios días, para eliminar la mayoría de los patógenos y semillas de malezas. Para llegar a esas temperaturas la pila debe tener al menos 1 metro de ancho y 1 metro de alto. Cada vez que la temperatura supere 65°C se voltean y se mojan. A más de 65°C se degradan las sustancias húmicas y se pierden muchos microorganismos.

Sin control de temperatura, se puede calentar demasiado perdiendo C como CO2 o metano. Si hay mucho nitrógeno, puede volverse anaeróbica perdiendo el N como NH3 o NO2, y el azufre en forma de H2S, altamente tóxico y de malos olores. Una pila anaeróbica con mucha humedad estará caliente varios meses. Si la pila no se calienta, habrá que añadir más nitrógeno.

Al terminar, deje reposar durante seis semanas. Según los materiales usados, el proceso de compostaje puede demorar entre cuatro y seis meses. La pila de compost reducirá su volumen hasta un tercio del inicial.

Si queremos subir un 1% el contenido de materia orgánica del suelo (en los primeros 20 cm), se necesitarían 60 ton/ha de compost. Podemos usar hasta 15 ton/ha/año de compost en frutales, o 30 ton en cultivos. Un compost puede ser dominante en bacterias (pH entre 7 y 7,5) si tiene más nitrógeno que carbono, o en hongos (pH = 5,5 y 6) si contiene más carbono que nitrógeno. Es algo que debe tenerse en cuenta.

Podemos usar mejoradores de compostaje que ayudarán a fijar los nutrientes y la materia orgánica a la estructura del suelo que se agregan al inicio, en cantidades según el volumen de las pilas: 5% de humatos, 40% de compost previo terminado, 20% de arcilla o bentonita, 20% melaza, 10% de roca basáltica molida, una mezcla microorganismos efectivos y cualquier nutriente que esté deficiente en el suelo: calcio, fósforo, magnesio, etc.

Ya sea que el compost se hace o se compra, asegúrese de que esté terminado y maduro: debe oler bien, no tener restos de basura, ni plástico, etc., si no manténgalo un mes más reposando antes de usarlo. Sepa qué ingredientes se usaron. Verifique que no contenga metales pesados, patógenos, pesticidas, etc. Si no ha pasado por la maduración y estabilización, puede causar daños importantes en las plantas y el suelo, por la presencia de alcoholes y aldehídos.

Los mejores momentos para aplicar compost son en primavera y otoño. En primavera, aplíquelo dos semanas antes de plantar para que se integre en el suelo. Si en otoño llueve mucho, mejor taparlo y aplicarlo en primavera para evitar la lixiviación de nutrientes. Si el suelo no tiene mucha materia orgánica, aplíquelo previo a la plantación o siembra en 10 ton/ha, y siga con 5 ton/ha/año.

Para árboles y arbustos, aplíquelo en un ancho dos veces mayor que el hoyo de plantación para que las raíces se expandan e incorpórelo al suelo. En huertas mezcle un tercio de compost, un tercio de arena y un tercio de tierra, uno o dos meses antes de plantar o sembrar. Usar demasiado compost da lugar a desequilibrios de nutrientes, riesgo de lixiviación y contaminación de las aguas o su volatilización a la atmósfera.

Pasados seis meses puede constatar una mayor actividad biológica en el suelo, y que pasado un año alcanzará los 40 cm de profundidad.

Finalmente, algunas recomendaciones prácticas menos conocidas:

  1. El equilibrio de los principales nutrientes es crucial. Un exceso de N provoca el consumo rápido de los materiales de fácil digestión, no tocando los más difíciles de digerir. Un desbalance entre Ca:Mg causará la formación de alcoholes (bactericida) y formaldehído (preservante) deteniendo el proceso.
  2. Si usa chips de madera o aserrín, remójelos en agua durante 48 horas previo a armar las pilas. Usar chips lo más pequeños posibles.
  3. Añada 1,5 kg de sulfato de calcio por cada 150 kg de residuos, por el calcio y el azufre.
  4. Se requiere 1 kg de N para descomponer 100 kg de residuos vegetales. En el ejemplo, faltarían 32 kg de N, equivalente a 150 kg de sulfato de amonio.
  5. Si el compost es bajo en nitrógeno los microorganismos lo sacarán del suelo y las plantas sufrirán una deficiencia inducida. A la inversa, si es alto en nitrógeno, los microorganismos sacarán el carbono del suelo y el contenido de materia orgánica del suelo bajará rápido.

VERMICOMPOST O HUMUS DE LOMBRIZ

El vermicompost es un biofertilizante rico en nutrientes obtenido por la acción combinada de lombrices y microorganismos sobre una biomasa. Son los microorganismos los que realizan la descomposición real de la biomasa, aunque las lombrices estimulan la actividad microbiana al airear y fragmentar la M.O. ya que sus deposiciones contienen polisacáridos que activan las bacterias. Las galerías de las lombrices también se cubren de esa forma lo que causa el crecimiento de micelio de hongos que luego es consumido por las lombrices.

Un suelo orgánico debe contener entre dos a tres millones de lombrices/ha, que removerán 18 ton/año de suelo en busca de comida, generando 10 a 15 toneladas de deposiciones, dejando un suelo un 50% más rico en materia orgánica, siete veces más rico en fosfato, con diez veces mas potasio disponible, cinco veces más nitrógeno, tres veces más magnesio y dos veces más calcio. Junto con eso las enzimas secretadas liberan los nutrientes inmovilizados en el suelo que serán usados por las plantas. Este suelo tendrá mejor porosidad, mayor retención de humedad y mejor fertilidad.

Para armar las camas se usan residuos vegetales verdes, frutas, paja, hojas secas y guanos. No se utilizan carne, lácteos, aceite, cítricos ni restos de comidas aliñadas. Los materiales deben tener una relación adecuada de aire, humedad, temperatura y C:N, y deben estar bien mezclados y desmenuzados para evitar condiciones anaeróbicas.

La humedad debe estar entre 70-90%, sin exceso, para no sacar el oxígeno. La temperatura debe estar entre 15ºC y 25ºC, y no estar expuesta a la luz solar directa. Si la cama huele mal o atrae moscas, se debe añadir más materiales secos. También conviene mezclar con un poco de arena o de tierra que contenga arena. En el fondo de la cama colocar ramillas o material más grueso para aumentar el flujo de aire.

Las lombrices rojas Eisenia foetida son las más adecuadas a este tipo de ambiente, aunque la lombriz Lumbricus rubellus, también puede funcionar no se adaptan tan bien. La recomendación general es usar 15 kilos de lombrices/m3 de cama, para que sean consumidos en cuarenta días. Una vez instaladas luego de un par de días podemos añadir 1 k/m de cama de material verde o húmedo, una o dos veces por semana uniformemente. Una vez al mes se añade material seco para equilibrar con carbono.

Después de tres a seis meses, se deja de añadir material fresco por un par de semanas para que se descomponga lo que falta. Para usar el humus hay que cosechar las lombrices que se ocultan en el fondo de la cama, lejos de la luz. Yo lo hago cubriendo el compost con una malla, sobre la que pongo cáscaras de plátano, fruta y guano nuevo bien húmedos. Las lombrices irán subiendo a la malla en los siguientes días. Para manipularlas se debe usar guantes húmedos porque el aceite de las manos puede dañarlas.

La aplicación de vermicompost estimula los microorganismos fijadores de nitrógeno, actinomicetes y actividad enzimática mayor que en suelos con solo fertilizantes inorgánicos. El té de vermicompost reduce el crecimiento de enfermedades como Botrytis cinerea, Sclerotinia sclerotiorum, Rhizoctonia solani, Fusarium oxysporum, Erysiphe, Pythium y Verticillium, lo que no sucedeen los vermicompost esterilizados. También reduce significativamente las arañitas (Tetranychus urticae), chanchito blanco (Pseudococcus sp.), áfidos (Myzus persicae) y nematodos como Meloidogyne incognita. Este efecto es por supresión directa, por competencia, antibiosis, parasitismo y/o la producción de compuestos de defensa al inducir la resistencia sistémica en la planta.

BOKASHI

Bokashi es una palabra japonesa que significa materia orgánica fermentada. Tradicionalmente se prepara con afrecho de arroz, harina de soya, harina de pescado y suelo de bosques como inoculante de microorganismos, que realizan una fermentación alcohólica a temperaturas entre 40° y 55°C.

Es una práctica de origen japonesa cuyo objetivo principal es aumentar la biodiversidad microbiana activa del suelo y aportar nutrientes a las plantas y microorganismos en huertas pequeñas a medianas. Se trata de una fermentación anaeróbica similar a la realizada en los ensilajes para ganado.

La preparación puede contener salvado de trigo o arroz, paja de arroz, malezas picadas, aserrín humedecido por un día, residuos vegetales y fruta. También se puede usar harina de pescado, harina de huesos, guanos de cualquier animal, caparazones de crustáceos, y carbón molido para darle porosidad y humedad homogénea. En general, se puede adaptar a los materiales que estén disponibles donde estemos ubicados:

Receta japonesa:

  1. Afrecho de arroz: 50 kilos
  2. Harina de soya: 25 kilos
  3. Harina de pescado: 25 kilos
  4. Melaza/azúcar: se disuelve 100 gr por cada 10 lt de agua que se usarán para humedecer la mezcla.
  5. Agua sin causar escurrimiento
  6. EM: se disuelven 100 gr por cada 10 lt de la solución con agua azucarada.

Receta ajustada:

  1. Guano aireado: 40 kg
  2. Tierra común orgánica: 40 kg
  3. Afrecho de arroz: 20 kg
  4. Yogurt: 1 lt
  5. Azúcar o Melaza: 250 gr, disuelta en agua.
  6. Levadura: 20 gr, se disuelve en el agua azucarada para humedecer la mezcla.
  7. Agua, sin causar escurrimiento.

Para el bokashi anaeróbico, se hace bajo techo y los materiales deben estar bien desmenuzados, con humedad hasta el 40%, completamente aislados de la luz y del aire (como en los ensilajes), envueltos en plásticos o en contenedores sellados. La ventaja es que se pierden menos nutrientes en su elaboración y por lo tanto contiene más energía. Se demora de 10 a 20 días.

El bokashi aeróbico se prepara bajo techo, formando un montículo con los materiales, humedecido al 40%. Se mezcla todo y se deja bien tapado. La temperatura, que subirá rápidamente, no debe superar los 50°C, por lo que será necesario hacer volteos de la mezcla dos a tres veces por día por una semana aproximadamente para enfriar e incorporar oxígeno. Si aún así no baja hay que esparcir la mezcla en mayor superficie y menor altura. La fermentación dura de 7 a 10 días, dependiendo de los materiales usados.

Cuando se hacen grandes cantidades será necesario inocular con productos comerciales de microorganismos, que contengan bacterias acido-lácticas, fotosintéticas, levaduras, actinomicetos y hongos fermentadores, como el EM-1. Otra forma es inocular con levaduras de cerveza, suelo orgánico, o una proporción de un bokashi previo.

Cuando aparezcan hilos blancos de hongos y huela a fermentación dulce se puede considerar listo para usarse. Se aplica en dosis de 200 gr/m2 a 2 kg/m2 (2 a 20 ton/ha) dependiendo de si el suelo tiene poco o mucho contenido de materia orgánica. Si se usa en cultivos la aplicación se hace un mes antes, en árboles se puede hacer en cualquier momento, alejado del tronco.

Si no se usa de inmediato, hay que secarlo bajo sombra sobre un piso de cemento y luego se embolsa en plástico. El bokashi anaeróbico guardado en las mismas condiciones se conservará muchos meses, y de hecho puede mejorar con el tiempo. Si se guarda húmedo al aire durara unas dos o tres semanas, o más si la temperatura es fresca. Guardado seco durará al menos dos meses.

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