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Julio Rodiño Durán

Director Editorial

Edición

Lo que marca la diferencia

Un muy antiguo aforismo portugués dice “o que nós vemos das coisas, sāo as coisas”. Esto viene a significar algo así como “lo que percibimos de las cosas son sólo cosas”, y en un sentido nos advierte de que más allá de las bondades y riesgos que enfrentamos cuando estamos visualizando el desarrollo de una actividad, – o la potencialidad de una inversión, o los beneficios a obtener por medio de la utilización de conocimiento o tecnología- nunca debemos dejar de considerar que lo más importante y decisivo no serán los útiles o instrumentos, sino la propia capacidad de percibir la situación.

Lo anterior es tan cierto que podríamos citar numerosos ejemplos acerca de cómo -en igualdad de condiciones- las personas emprenden actividades que a la larga no sólo resultan ser diversas en su naturaleza sino que fundamentalmente en la calidad de sus resultados y en el bienestar que producen. Si analizamos esos casos, podremos ver cómo en el relato sobre la toma de decisiones aparecen elementos que nos muestran el importante papel que juegan algunas características de las personas.

En la actividad agrícola, en la que los riesgos y la incertidumbre suelen ser difíciles de medir, las particulares formas de encarar la situación hacen muchas veces la diferencia que empuja el resultado en una u otra dirección. Preguntamos a un experto, consultamos alguna literatura especializada en este tema y después de revisar experiencias, concluimos en una pequeña lista que nos habla de habilidades a desarrollar para el logro de mejores decisiones y consecución de beneficios a través de nuestra actividad.

La valoración de las personas que nos rodean y su experiencia pareciera ser tan importante como el darse tiempo para considerar la propia experiencia. Sin dejar de lado todos los aspectos requeridos por una decisión racional y fundada, buscando la asesoría adecuada a la hora de realizar un emprendimiento, es igualmente importante considerar los aspectos relacionados con nuestra propia motivación e involucramiento en las actividades a desarrollar. Si ellas no existen en un alto grado, probablemente sea mejor delegar la conducción de la actividad y algunas de las decisiones que la acompañan.

Generar conocimiento y traspasarlo a otros. Compartir lo que se ha aprendido es vital a la hora de tener un equipo que acompaña y sostiene. Comunicar las experiencias y tener una comunicación en la que esas experiencias decantan en criterios de trabajo es vital a la hora de hacer frente a los desafíos del crecimiento de una actividad.

Asumir riesgos, teniendo presente un horizonte de resultados y soluciones para enfrentar las eventuales dificultades. Los riesgos pueden ser eventuales o inherentes a una actividad pero deben considerar y para enfrentar la incertidumbre que generan, pareciera que la clave es la preverlos y saber cómo enfrentarlos.

Tener una visión clara de lo que se quiere lograr, ser constante en la búsqueda de su realización y compartirla con otros. Lograr comunicar la visión de negocio o actividad y entusiasmar a otros en esa dirección, sumado a la enorme capacidad de ser constante en esa búsqueda es uno de los aspectos más importantes a considerar cuando se está en búsqueda de apoyo para una nueva actividad o para acrecentar la existente.

Estas características, con los matices y variaciones que corresponden a las diversas personalidades y situaciones de vida de cada uno de ellos, están presentes en los entrevistados de este número de Mundoagro. Hemos querido resaltarlas de manera de hacer presente la verdad detrás del antiguo refrán comentado al inicio; las cosas son sólo cosas, sí. Y son las personas quienes hacen la diferencia.

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