Lombricultura intensiva como alternativa para disminuir costos en fertilización - Mundoagro

Lombricultura intensiva como alternativa para disminuir costos en fertilización

La lombricultura intensiva es un sistema de negocio, que se basa en la producción de humus tanto en su estado sólido como también en lixiviados o “agua de las lombrices”. La producción de estos bioinsumos permite mejorar los sistemas productivos, ya sean orgánicos o convencionales. Por una parte, aporta nutrientes y bioestimulantes benéficos en forma […]

La lombricultura intensiva es un sistema de negocio, que se basa en la producción de humus tanto en su estado sólido como también en lixiviados o “agua de las lombrices”. La producción de estos bioinsumos permite mejorar los sistemas productivos, ya sean orgánicos o convencionales. Por una parte, aporta nutrientes y bioestimulantes benéficos en forma directa a la planta y, por otra, materia orgánica de alta calidad junto con microorganismos benéficos que permiten mejorar los suelos.

La lombricultura intensiva se basa en trabajar con una lombriz de criadero, la roja californiana  (Eisenia Foetida), escogida por su alta productividad y tasa reproductiva, además de sus aptitudes de domesticación que la hacen una especie óptima y comprobada para este sistema. El humus es el resultado de las deyecciones de la lombriz, que en simples palabras digieren materia orgánica transformándola en sustancias orgánicas más complejas que generan un aporte físico, químico y biológico al sistema productivo.

Roberto Verdejo Vega es un lombricultor intensivo, con 17 años en el rubro de las lombrices. Trabaja las lombrices con pequeños y grandes agricultores, con una experiencia que incluye más de cien Prodesal y PDTI y haber capacitado a más de tres mil personas, de agricultores a empresarios. Destacan proyectos realizados con la familia Angelini, Organic Fruits Chile, Parque Pumalín de Douglas Tompkins, e incluso realizó proyectos en Isla de Pascua. “En estos diecisiete años aprendí a producir bioestimulante líquido, el cual es integrado a los sistemas de riego en forma automática, logrando recetas específicas para cada cultivo”, cuenta Verdejo. Según él, hay cierto prejuicio en la implementación de esta práctica complementaria, donde la mayoría de los productores cree que este sistema es sólo para la pequeña agricultura o para producciones orgánicas. “Productores convencionales redujeron en más de 30% sus costos en fertilización al segundo año de implementación de esta práctica”.

El efecto del bioestimulante, líquidos humificados sobre las plantas puede ser muy profundo. De acuerdo al asesor, la planta toma un aspecto que se asemeja a su personalidad; el follaje cobra apariencia propia, logrando un crecimiento muy desarrollado; las hojas adquieren el brillo de la salud; las flores desarrollan en sus colores tonos profundos; los frutos se desarrollan más turgentes y con un sabor intenso. El desarrollo de las raíces es abundante; las raíces activas muestran no sólo turgencia, sino también un estado floreciente.

La carencia de materia orgánica en los suelos agrícolas es un problema ampliamente reconocido por investigadores, asesores y los propios agricultores. Esta situación afecta principalmente la condición física y biológica de los suelos, lo que a su vez influye negativamente en el desarrollo radicular de las plantas y disminuye la retención de humedad aprovechable. Todo esto altera la absorción de nutrientes y, en definitiva, el crecimiento y productividad de las plantas. Aquí la lombricultura toma un papel protagónico que permite proyectar un mejoramiento de suelo sustentable en el tiempo.

CASOS DE ÉXITO

Elena Yáñez Cofré es agrónomo y productora de cerezos de la comuna de Coihueco. Ella tiene una lombricultura intensiva donde produce más de 20.000 litros de bioestimulante mensual, que son incorporados en forma automática al sistema de riego por goteo. Señala que a través de un seguimiento en base a análisis foliar puede concluir que la incorporación de este bioinsumo ha generado una fertilización equilibrada con una disminución considerable en la utilización de insumos nutricionales convencionales. Además ha incorporado este sistema a sus praderas de alfalfa, ballica y festuca con trébol blanco donde su fertilización la basa en 80% líquidos humificados y 20% convencional, acelerando la pradera y mejorando la producción.

Según dice, los ácidos húmicos y fúlvicos productos de la lombricultura son una muy buena herramienta, tanto para el establecimiento de huertos como para mejorar la condición de crecimiento de los ya establecidos a través de la lombricultura intensiva. “En un huerto nuevo, el beneficio es lograr un mayor crecimiento, mientras que en un huerto establecido se apunta a la mejora en el funcionamiento de la planta, sobre todo frente a condiciones de estrés climático y físico (suelos), donde los ácidos húmicos estimulan el desarrollo de raíces y tallos”.

Por su parte, para Rodrigo Parra Maureira, cofundador del Vivero In Vitro, Plant & Fruit, “el objetivo principal de implementar una lombricultura intensiva para el agricultor, es aminorar los costos en fertilización. La producción de humus como abono sólido o líquido se puede adicionar tanto en producciones de frutales mayores y menores como hortalizas u otros, ya sea por riego por goteo o aspersiones foliares. Y como un objetivo complementario, pero no por eso menos importante, se lograrán ecosistemas más estables que se traducirán en plantas más sanas y resistentes a enfermedades”.

Roberto Verdejo explica que los proyectos deben realizarse de acuerdo a las necesidades y objetivos de cada agricultor, por lo cual él divide el proceso en tres etapas:

• Evaluación y presentación del proyecto.
• Ejecución e implementación.
• Asesoría y seguimiento.

Para Verdejo, el éxito de una lombricultura intensiva está en sutiles detalles que marcan la diferencia. Pero el manejo diario de la lombricultura intensiva es “mínimo”: las horas hombre para el manejo de 100 metros de lombrices, son cuatro horas hombre en semana.

El trabajo diario es el riego, el cual es automatizado, una vez a la semana se debe mover el guano y una vez al mes se debe voltear, teniendo como resultado cosechas de humus sólido cada tres meses en primavera y verano, y cada seis meses en otoño e invierno. El alimento a utilizar es el guano, y se debe arrojar una sola vez por periodo productivo, además se pueden utilizar restos de poda o desechos orgánicos de la agroindustria.

Los empresarios ganaderos tienen un gran potencial que muchas veces no utilizan o no saben optimizar su uso. El guano de los animales se puede transformar en un bioestimulante para sus cultivos que puede ser incorporado en los sistemas de riego.

La lombricultura intensiva supera el romanticismo de una agricultura sustentable. Avanza día a día, transformándose en una alternativa real productiva para distintos agro ecosistemas, disminuyendo costos y aportando valor a nuestro suelo y producciones agrícolas.

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