SAG, Frutas de Chile, FDF e IICA desarrollan capacitación en inocuidad para fruta de exportación
En total fueron 320 productores frutícolas los que se capacitaron en normas de inocuidad para exportación.
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Chile cuenta con la industria más grande y diversa del hemisferio sur en cuanto a producción de frutas, siendo la superficie plantada de cerezos la de mayor crecimiento entre los frutales de importancia económica, con un 19% de aumento entre los años 2015 y 2016 y finalizando la temporada de exportaciones de cerezas 2016-2017 con […]
Chile cuenta con la industria más grande y diversa del hemisferio sur en cuanto a producción de frutas, siendo la superficie plantada de cerezos la de mayor crecimiento entre los frutales de importancia económica, con un 19% de aumento entre los años 2015 y 2016 y finalizando la temporada de exportaciones de cerezas 2016-2017 con un total de 94.869 toneladas. Esto representa un incremento de 13,3% en los envíos respecto a la temporada anterior, convirtiéndolo en uno de los cultivos más codiciados, dinámicos y, desde algún tiempo, en constante expansión.
Los buenos retornos que alcanzan las cerezas en el mercado asiático, para toda la cadena productiva, fomentan el interés de los productores por este cultivo, aumentando las áreas destinadas a cerezos. Debido a este aumento, las plantaciones se están ubicando no solo en la zona central, sino que también han avanzado hacia la zona sur del país, considerándola como una buena alternativa. Además, se están utilizando variedades que se adaptan a las condiciones de esa zona, aumentando el potencial productivo de este frutal.
Una de las problemáticas que se ha acentuado durante las últimas décadas es el aumento en la incidencia y severidad de patógenos considerados como secundarios en postcosecha, convirtiéndolos en una limitante en la producción, mermando los rendimientos y afectando directamente la condición de la fruta en los mercados de destino (postcosecha). Lo anterior, sumado al desarrollo de resistencia de los patógenos, restricciones en el número de aplicaciones, número de ingredientes activos y tolerancias de estos en la fruta, han resultado en nuevos desafíos para la industria de las cerezas.
Aumento de patógenos secundarios
Durante postcosecha, hongos como Botrytis cinerea, agente causal de la enfermedad conocida como moho gris, es una de las principales pudriciones observadas en fruta luego de treinta días de frío, sin embargo, cabe destacar que según los antecedentes recopilados durante las últimas temporadas en el Laboratorio Agrícola de Chile (LAGRIC), del Centro de Evaluación Rosario, se ha visto un aumento importante en la incidencia de patógenos del tipo secundarios.
Entre los patógenos secundarios observados se encuentran hongos como Penicillium digitatum, Alternaria alternata, Cladosporium sp. y Geotrichum candidum, cuyos inóculos se encuentran presentes durante la temporada, pero que no son el foco principal de los programas de manejo tradicionales.
Penicillium digitatum es un hongo oportunista que se encuentra de forma natural en el ambiente, siendo uno de los patógenos más comunes en frutas y vegetales. Se caracteriza por producir etileno que acelera el proceso de pudrición de la fruta. La pudrición se caracteriza por cubrir la fruta con abundantes conidias de color verde, seco y de fácil liberación al ambiente.
Alternaria alternata es otro hongo secundario que se caracteriza por presentar una pudrición de textura seca y opaca, con conidias de color negro. A nivel de laboratorio, se ha observado una relación directa entre fruta con partidura y la incidencia del patógeno, por lo que lluvias previas a cosecha son un factor predisponente para desarrollo de este hongo.
Similar a la pudrición generada por Alternaria alternata, se genera otra provocada por Clados-porium sp.. Es una pudrición seca y opaca, sin embargo, las conidias son de color verde oscuro y a pesar de que se ha observado esta pudrición en fruta con partidura, también se han encontrado frutos sin partidura con pudriciones de Cladosporium sp.
Hace algunos años atrás, G. candidumera considerado un patógeno secundario. No obstante, durante las últimas temporadas, su incidencia aumentó, por lo que podemos comenzar a considerarlo como un patógeno primario, enfocando los programas de aplicación a su control. A diferencia de las pudriciones antes mencionadas, la pudrición provocada por Geotrichum candidum es húmeda, blanda y de un característico olor ácido. G. candidum es un hongo que a pesar de que se encuentra de forma natural en el ambiente, solo es posible observarlo en frutos a postcosecha, volviendo difícil su control.
Los patógenos antes mencionados han tomado una especial predominancia en las últimas temporadas, presentándose una alta incidencia de estas pudriciones denominadas como secundarias.
Control
Actualmente, el principal problema del desarrollo de este tipo de patógenos es la falta de productos eficaces para su control. Por ello resulta fundamental aumentar los esfuerzos en el desarrollo de pruebas y ensayos tanto en condiciones de laboratorio, de campo, como en las líneas de proceso. El objetivo es diversificar la paleta de fungicidas a utilizar, abriendo la posibilidad de incorporar productos de características compatibles con el ambiente cuyos mecanismos de acción, a diferencia de la mayoría de los fungicidas tradicionales o frontales utilizados para el control de Botrytis cinerea, no sean unisitio posibilitando el control de un mayor número de patógenos, evitando el desarrollo de resistencias y disminuyendo el número de moléculas utilizadas por temporada.
Finalmente, es posible recalcar que el éxito en la entrega de fruta de calidad y libre de pudriciones en los distintos mercados de destino, depende en gran medida de los programas fitosanitarios implementados durante la temporada, considerando aplicaciones en los periodos de mayor susceptibilidad, como lo son floración y precosecha (cuando comienza el aumento sustancial de sólidos solubles en la fruta).
Es en estos periodos donde debemos enfocar nuestros programas de aplicación, comprendiendo que dichas aplicaciones tienen un impacto no solo en el desarrollo de Botrytis cinerea, sino que también ayudan a disminuir la carga de inóculo de estos patógenos denominados “secundarios” que han causado estragos en las últimas temporadas en postcosecha.
Escrito por: Valeria Arriagada, Bioingeniro, Investigadora del Laboratorio Agrícola de Chile.
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