La protección de los huertos con mallas para disminuir las pérdidas económicas originadas por eventos climáticos adversos (exceso de radiación solar, granizadas y viento) como también del ataque de plagas (pájaros, insectos) es una técnica que se expande en diferentes zonas productoras de manzanas del mundo. En las principales zonas productoras de manzanas de países europeos como Suiza, Alemania, Italia y España, la instalación de mallas resulta necesaria para disminuir el daño por granizos que afecta a los huertos de manzanos y perales y que en los últimos años se ha hecho cada vez más frecuente debido a posibles efectos del cambio climático global.

Bajo las condiciones climáticas de Chile el uso de mallas está orientado a la reducción del estrés causado por los altos niveles de radiación solar y temperaturas extremas, especialmente el daño por quemadura de sol en los frutos. Si bien el uso de malla permite aminorar en parte el daño por sol en la fruta, su efectividad en Chile varía dependiendo de la variedad, localidad geográfica y condición climática; además es común encontrar huertos en que la utilización de mallas está dando ori gen a problemas productivos como excesivo vigor de los árboles, falta de color en la fruta y disminución del retorno floral. El presente artículo entrega algunas consideraciones técnicas que debiera tomar en cuenta un productor de manzanas al momento de definir un proyecto de instalación de mallas.

Instalación

En el mercado existe la disponibilidad de mallas del tipo raschel y monofilamento; ambas mallas difieren tanto en el tipo de tejido como en el grosor y densidad de sus hilos . Las mallas tipo raschel son habitualmente utilizadas cuando el propósito es generar mayor capacidad de sombreado en el huerto, mientras que las del tipo monofilamento se utilizan con doble propósito: sombreado y control de daño por granizo.

Mediante pruebas de materiales se ha demostrado que la resistencia mecánica de la malla tipo monofilamento es superior a la del tipo raschel, presentando una mayor durabilidad en tiempo.

Dicha resistencia mecánica varía con el tejido; así una malla monofilamento presenta mayor resistencia mecánica a la tensión en el sentido de las tramas, mientras que la malla raschel posee una mayor resistencia a la tensión en el sentido de la urdiembre.

Este aspecto técnico resulta gravitante al momento de definir la orientación en que serán colocadas las mallas, pues determina la capacidad de durabilidad del material frente a la tensión que se genera por el viento o por el procedimiento mismo de instalación, en términos de apertura y cierre de mallas durante la temporada.

Por otra parte, el diseño de la estructura de soporte también juega un rol importante en la funcionalidad de la malla. Al respecto existen dos diseños de estructuras bastantes difundidos; el primero que corresponde a una estructura plana y el segundo a una estructura tipo capilla.

Por lo general se recomienda el uso de estructura tipo capilla bajo condiciones climáticas con mayor frecuencia de granizadas; de esta manera la inclinación que se origina en el diseño de capilla permite una adecuada descarga de los granizos evitando así el colapso de la estructura debido al peso por el hielo acumulado sobre las mallas. Resulta importante destacar que el diseño de la estructura influye también sobre la transmisión de la luz; así en estructuras tipo capilla con mayor ángulo de inclinación se podría lograr una mayor transmisión de la luz, en relación a aquellas estructuras del tipo plano.

Propiedades lumínicas  

El diseño en términos de tejido y color de malla ejerce también un efecto importante sobre las propiedades radiométricas de transmisión de la luz. Tanto la disponibilidad de radiación fotosintéticamente activa (PAR) como de radiación ultravioleta (UV) disminuye notablemente bajo las mallas.

La cobertura de huertos de manzanos con malla negra al 18% (comúnmente utilizada en Chile) afecta claramente el patrón diario de transmisión de radiación PAR. Esta malla reduce en promedio la transmisión diaria de PAR en un 14%, cuyos valores varían diariamente desde un 13% en horas cercanas al medio día, hasta un 18% durante el transcurso de la tarde. El impacto que pueda tener esta reducción en la disponibilidad de luz sobre la productividad del huerto está estrechamente relacionado con la capacidad de fotosíntesis del árbol.

Se ha determinado que el punto lumínico de saturación de la fotosíntesis para la  ́Whole Canopy ́ del manzano se alcanza con niveles muy superiores al de una hoja expuesta a la luz, y cuyo valor se mueve en torno a los 1.000 y 1.500 mol m-2 s-1 de radiación PAR, y el que se alcanza antes del mediodía; momento de mayor conductancia estomática (Lakso, 1994).

Al observar se aprecia que bajo malla negra al 18% los niveles de luz PAR medidos antes del mediodía se mueven en un rango casi al límite de lo esperable, por lo que un mayor porcentaje de sombreado podría resultar limitante para la fotosíntesis en huertos cubiertos bajo este tipo de malla. En este contexto es de suma importancia considerar que la utilización de una malla con una mayor capacidad de sombreado para un control más efectivo de daño por sol en fruta puede ser contraproducente desde el punto de vista productivo, al alterar negativamente el desarrollo floral y la fructificación; esto último es común de encontrar en huertos de manzano y peral en los que se utiliza, por ejemplo, malla negra tipo raschel al 25 % de sombra para prevenir daño por sol en la fruta.

Otro componente lumínico que se ve alterado bajo mallas es la transmisión de radiación UV, cuya magnitud de cambio es superior que la luz PAR, siendo en promedio un 30% más baja. Este efecto se debe a que los aditivos anti-UV, que se incorporan en el proceso de fabricación de las mallas para garantizar su mayor duración, actúan como un verdadero filtro para este componente de la luz solar.

La luz UV es esencial para la síntesis de antocianinas, desarrollo de color y maduración de frutos (Corelli- Grappadelli, 2003). Por tanto una reducción en la intensidad de luz UV del orden del 30% como la que se registra bajo malla negra, resultaría limitan e para estos procesos fisiológicos, lo que explica la baja coloración y retardo de maduración que normalmente alcanza la fruta en sectores más sombríos de los árboles en huertos de manzano cubiertos bajo malla.

Además de ejercer un efecto sobre la intensidad de radiación PAR, las mallas influyen también sobre la proporción de luz difusa. Las mallas fabricadas con colores diferentes al negro poseen una mayor capacidad de descomponer la radiación PAR directa en difusa.

El aporte de luz difusa de las mallas juega un rol importante en la penetración de luz al interior de la canopia de los árboles y podría ayudar a mitigar en parte la falta de coloración de frutos en sectores más sombríos del árbol.

No obstante, ello todavía no ha sido del todo demostrado y de hecho la utilización de mallas de color blanco o rojo no aseguran siempre un mayor desarrollo de color en la fruta, por lo que en la mayoría de los casos se debe recurrir a complementar su uso con la instalación de cubiertas reflectantes entre la hileras del tipo Extenday®, y que actualmente es una práctica común en los huertos de Chile.

Artículo previamente publicado en el Boletín Técnico del Centro de Pomáceas de la Universidad de Talca.

Escrito por Richard Bastías, Profesor Fruticultura. Laboratorio I+D Fisiología y Manejo de frutales Facultad de Agronomía Universidad de Concepción.