Corría abril del año 2020, el Ministerio de Ciencia entregaba los resultados de la XI Encuesta Nacional de Innovación y en el agro se encendían las alarmas. Este sector se ubicaba en el noveno lugar del ranking, de un total de catorce sectores, con una tasa de innovación de apenas 13,8%. Este escenario llevó a la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) a preguntarse las causas. Al entender que la incorporación de innovación y tecnología es un aspecto clave en la forma de hacer agricultura hoy, y más aun de cara al futuro, decidieron entonces realizar una serie de apuestas.

El profundo análisis elaborado por la entidad les permitió observar que hacía falta trabajar en un conjunto de elementos. Fue precisamente la incorporación de estas áreas como pilares esenciales del trabajo lo que hoy se determina como un sello de la gestión actual. A sólo tres meses de finalizar su periodo, el director ejecutivo, Álvaro Eyzaguirre realiza un balance de los últimos cuatro años.

Históricamente FIA ha sido sinónimo de soporte financiero. Y precisamente la falta de financiamiento es la primera causa con la que se encontraron para explicar la baja tasa de innovación y que se divide en dos problemas distintos: por un lado, la falta concreta de recursos para hacerlo y, por otro, la falta de conocimiento acerca de los fondos disponibles a nivel nacional.

Según recuerda Eyzaguirre, muchas veces llegaban proyectos muy interesantes en que los productores no conocían a ningún investigador. Pero también se daba el escenario en que los investigadores analizaban temáticas que no se relacionaban con las problemáticas de su gente o su región. Esta falta de acceso a contactos fue lo que llevó a FIA a incorporar las redes como el segundo elemento de esta nueva estrategia.

Asimismo, se dieron cuenta de que había mucha gente con ideas pero sin conocimiento sobre si éstas podían tener futuro o no. Históricamente FIA ha recabado mucha información y cuenta con una plataforma digital con todo lo que se hace a nivel nacional, en las distintas entidades que hacen innovación, como universidades o centros tecnológicos; y por otro lado, lo que han hecho ellos. Entonces se propuso trabajar de forma más efectiva con la plataforma de información, buscando que estos datos estuvieran más al alcance de los usuarios.

El cuarto elemento que relevaron fue la capacitación, que si bien ya se estaba trabajando en FIA, en este periodo se le dio más énfasis, pues según advierte Eyzaguirre “se pedía a gritos”, dado que la innovación es algo que no se enseña ni en los colegios ni en las universidades. “No hay muchas opciones de que la gente aprenda y conozca lo que es la innovación. Entonces, nosotros que tenemos mucha experiencia, a través de todo lo que hemos financiado y todos los proyectos que hemos acompañado, hemos podido desarrollar una serie de capacitaciones para las personas que estén interesadas”, cuenta y agrega que producto de la pandemia y coincidente con la toma de consciencia sobre la importancia de las capacitaciones, pudieron realizar muchas de ellas de forma virtual enseñándole a mucha gente qué es la innovación, cuál es el approach, y por otro lado, dándoles cursos de formulación de proyectos.

De esta manera FIA predicó con el ejemplo al innovar en su propia estructura: pasó de trabajar en sólo un área dedicada al financiamiento, a hacerlo en cuatro. Un cambio sustancial, como lo define su director ejecutivo, y que se ha podido comprobar en la práctica: la gente llega mejor preparada, se presentan mejores proyectos y se apunta a cosas más concretas.

Pero este no ha sido el único cambio en su gestión. Algo que también ha marcado este ciclo ha sido la definición de diferentes desafíos, para así contar con innovaciones que solucionaran una problemática o desarrollaran una oportunidad.

3 PROBLEMÁTICAS, 3 OPORTUNIDADES

La innovación muchas veces lleva a ideas disruptivas, a cosas que rompen todos los esquemas. Sin embargo, en ciertas ocasiones se trata de un tipo de innovación “tan loca” que, a juicio de Eyzaguirre, no se vende. Es por ello que decidieron definir tres desafíos estratégicos, de modo que la innovación tuviera un impacto, que realmente solucionara un problema o desarrollara una oportunidad. 

“En ese sentido salimos de Arica a Magallanes a ver cuáles eran los desafíos regionales, dónde estaban las grandes necesidades de cambiar la agricultura en Chile y enfrentar los desafíos y las oportunidades. Y resumimos toda nuestra oferta a tres desafíos estratégicos”, explica.

1. Cambio climático y manejo de recursos hídricos

El análisis que realiza Álvaro Eyzaguirre en relación con esta temática es que Chile es uno de los países más vulnerables al cambio climático a nivel mundial, lo que se refleja en que cuenta con siete de los nueve factores que desarrolló Naciones Unidas. Es una realidad presente en todo el país, de Arica a Magallanes.

El cambio climático, entonces, va a significar nuevas plagas y enfermedades porque cambian las condiciones, con más temperatura, menos humedad y, sobre todo, menos previsibilidad. Entonces eso abre la oportunidad para replantearse importantes desafíos de tipo fitosanitarios. Por otro lado, agrega, desde el punto de vista de la genética, en el momento en que cambian las condiciones agroclimáticas los agricultores se enfrentan a distintas opciones: pueden producir un cultivo que antes no producían, tener que dejar de producir el cultivo o van a tener que hacer algo para mantenerlo.

Respecto de los recursos hídricos, Eyzaguirre es enfático al señalar que en Chile se sigue hablando de que se enfrenta una sequía, pero lo que estamos enfrentando es el cambio climático. “Habrá pocas precipitaciones, seamos realistas, y puede que hayan años anormales dentro de esta nueva normalidad. Entonces tenemos que enfrentar la agricultura de una forma distinta, no podemos seguir pensando que la agricultura va a volver a ser lo que era hace veinte años atrás. Eso implica un cambio de mentalidad muy importante, un cambio muy importante en las prácticas y es ahí donde justamente viene la innovación”, consigna.

2. Mercados innovadores

A través de esta temática el objetivo es abrir todas las posibilidades para que Chile, como país agrícola, pueda expandir su oferta. Álvaro Eyzaguirre pone algunos ejemplos sobre la mesa y destaca el hecho de haber traído 1.100 palmas datileras a la Región de Tarapacá. “El dátil es una fruta que tiene una gran demanda internacional, que no está satisfecha y Chile tiene condiciones para producir dátiles y no lo hace. Eso tienes la posibilidad de ampliar”.

Otras oportunidades se han observado en el wasabi y el azafrán. En el primer caso, Eyzaguirre comenta que se trata de un producto muy difícil de cultivar, y que de todos los países de Latinoamérica, solo Chile fue capaz de producirlo. Después de evaluar en distintas partes, una persona está comenzando a producir wasabi con el apoyo de FIA en Cochamó, Región de Los Lagos. Respecto del azafrán, señala que corresponde al condimento más caro del mundo y que solo crece durante el invierno y entra en receso en el verano, por lo que es una muy buena alternativa en términos de riego. Por otro lado, en superficies muy pequeñas se pueden obtener grandes ganancias. Hoy en día existen experiencias, apoyadas por FIA, en Casablanca, Iquique y Los Sauces, Araucanía.

De esta manera, la entidad está valorando las nuevas opciones para la agricultura de Chile, tanto nacional como de exportación.

3. Procesos innovadores

Se refiere a todo aquello que se pueda realizar usando tecnología en los procesos, lo que abarca mecanización, robótica, drones, imágenes satelitales, sensores, inteligencia artificial, Internet de las Cosas, entre otros. Se tratan de realidades cada día más asequibles a los agricultores, son tecnologías amigables a través de las que ya se está comenzando a vivir una revolución, como es la agricultura 4.0.

“Para nosotros es muy importante como Ministerio de Agricultura, promover eso, porque no es choreza, es el uso eficiente de los recursos. Todos sabemos que un potrero de una hectárea no es un lugar con todas las condiciones de suelo iguales, la misma infiltración y fertilidad. Hoy en día, con el uso de sensores puedes levantar esa información de temperatura, de humedad, de radiación, que son al final los factores que te determinan el rendimiento, el crecimiento, la presencia o ausencia de enfermedades”, indica el director ejecutivo y agrega que es algo que también consideran desde el punto de vista social. Y es que como Fundación creen que en la medida que el campo se haga más atractivo con tecnología, se va a reducir la migración campo-ciudad.

En relación a la identificación de este desafío, Eyzaguirre es enfático y advierte que Chile no puede seguir haciendo agricultura sin estas incorporaciones. “Tenemos necesidad de ser competitivos, tenemos insumos cada vez más caros, menos suelo y menos agua. Y eso existe. Por un lado, la gente se espanta con el cambio climático, pero al mismo tiempo como es un desafío, hay oportunidades. En innovación agrícola hay un mundo de cosas por hacer”. 

Si bien es un convencido de que este el camino que hay que seguir, es consciente de que no se trata de llegar y hacer, dado que existen grandes desafíos a nivel país, como la conectividad. Asimismo, existe la necesidad de que estas tecnologías sean cada vez más baratas, de capacitar a las personas y, por otro lado, de que la agricultura entienda el beneficio y el retorno de cada cosa.

“Creo que todavía falta un nivel de apertura y de entendimiento por parte de los agricultores de este beneficio. La oferta y la tecnología existe, hay costos cada vez más bajos, por lo que el agricultor tiene que agarrar papel y lápiz y sacar sus cuentas para entender lo que significa una mejor administración de su agua e insumos”, enfatiza.

Hoy en día, es cada vez más relevante que la agricultura vaya de la mano con el desarrollo sustentable, el cual tiene tres ejes: el factor económico, el social y el medioambiental. En este sentido FIA apuesta por respaldar los proyectos que generen un retorno económico, que mejoren la calidad de vida de las personas y que sean sustentables medioambientalmente. Al mismo tiempo, los tres desafíos estratégicos definidos por la entidad van de la mano con este enfoque, especialmente el que dice relación con el cambio climático. Innovar es fabricar futuro. Y por eso ninguna solución es válida si no considera las necesidades del mañana.

DESCENTRALIZADO

En paralelo a los tres desafíos estratégicos sobre los que FIA planteó la necesidad de trabajar, se sumó la preocupación por la baja participación de las regiones, lo que motivó un nuevo cambio en este ciclo: su apertura en regiones.

Al momento de evaluar los desafíos que tiene una región, para Álvaro Eyzaguirre no existe nadie mejor que las propias personas que viven ahí. Fue así como decidieron realizar una reestructuración de equipo y contratar profesionales de las distintas zonas. Ello permite que no sólo conozcan las problemáticas de la región, sino que a sus agricultores, a los gobiernos regionales y a la academia, por lo que pasan a ser embajadores de la entidad. Así, al momento de recibir proyectos dirigidos a las regiones, nadie mejor que ellos para saber si pueden tener o no impacto.

Como no existían recursos suficientes para contar con 16 profesionales, se crearon nueve macrozonas: Arica, Parinacota y Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, Valparaíso y Santiago, O´Higgins y Maule, Ñuble y Biobío, Araucanía y Los Ríos, Los Lagos y Aysén, y Magallanes.

FACILIDAD DE POSTULAR

Otro de los cambios que advirtieron como necesario al interior del FIA tiene relación con las postulaciones. Históricamente, por temas administrativos, en FIA se solicitaba muchísima información a los postulantes, lo que inhibía la participación, pues se requería un gran esfuerzo de tiempo. Por ello decidieron facilitar la postulación.

Según cuenta Eyzaguirre, en primer lugar la gente postula con un perfil, que se trata de un formulario muy sencillo en el que se debe describir muy bien el desafío que se está enfrentando, cuál es la solución propuesta, de qué manera lo va a implementar y con quiénes va asociado, entre otros aspectos.

“Esto realmente nos tiene muy contentos porque hemos tenido una mayor participación. La gente lo agradece mucho. Estos proyectos van pasando etapas y en la medida que van avanzando tienen que presentar después más información, pero ya tienen más probabilidades”, añade.

Al momento de asumir su cargo como director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria, Álvaro Eyzaguirre se enfrentaba por primera vez al mundo público. Después de haberse desenvuelto durante 29 años en el rubro de la semilla asumió un desafío totalmente nuevo para él, en el que, como dice, aprendió a conocer el mundo público, a admirar su compromiso y talento.

A sólo tres meses de finalizar su gestión observa una tremenda oportunidad para generar alianzas público-privadas y cree que iniciativas como la innovación debieran ser prácticas de Estado y no de Gobierno, dado que son cosas que toman mucho tiempo.

Chile cuenta con una larga lista de aspectos a su favor cuando de agro se trata. Ha cultivado frutas con las mejores calidades del mundo, ha logrado llegar en óptimas condiciones a destinos muy lejanos. Sin embargo, no se puede confiar. El mundo y los consumidores cambiaron, hay mayores exigencias. En este contexto es que Álvaro Eyzaguirre entrega un mensaje muy claro: no se puede pensar que la agricultura va a seguir siendo la misma. En esta nueva era la aplicación de innovación y tecnología más que una necesidad, es un deber.

EL LADO B DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Cuando se habla de cambio climático, en general se hace énfasis en sus aspectos más negativos: sequía, olas de calor, disminución de superficie para ciertos cultivos, entre otros aspectos. Pero al mismo tiempo existen zonas que se ven beneficiadas.

El primero de los desafíos estratégicos definidos por FIA dice relación con el cambio climático, el que “le pega” a todas las regiones, pero en parte también les favorece.

Un ejemplo de esto ocurre en La Araucanía, zona en que FIA cuenta con un proyecto de producción de almendros a escala comercial y castaños y que en los últimos meses Álvaro Eyzaguirre visitó. “Tenemos con el INIA un proyecto de 28 hectáreas de distintas variedades de castaño y con eso vamos a poder abrir estos mercados innovadores, asociado al desafío de cambio climático, porque estamos aprovechando el hecho de que no se hielan como se helaban antes. Y por otro lado tienen los procesos en el cual esos alimentos fueron plantados por máquinas y van a ser podados por máquinas. Tenemos los tres desafíos”, explica.

UNA OPORTUNIDAD EN EL MAR

El cambio climático es una realidad que ya hace años llegó para quedarse y que obliga a aprovechar las oportunidades con que cuenta cada país. En el caso de Chile, a juicio de Álvaro Eyzaguirre, director ejecutivo de FIA, una tremenda oportunidad la ofrece el desalado de agua de mar.

“Los embalses son importantes y necesarios, pero hacer uno significa un proceso muy largo de estudios medioambientales y aprobaciones, además de un alto costo. Si vemos la historia, en los últimos cincuenta años ha habido una construcción bajísima de embalses en relación con la necesidad que existe. Al mismo tiempo está el problema de no tener agua con qué llenar esas tremendas infraestructuras. Creo que Chile tiene que aprovechar las ventajas comparativas de esta larga costa. Sabemos que el desalinizado tiene un alto costo energético, pero hay un círculo virtuoso que es agua de mar y energía renovable”, comenta.

De todos los hobbies que he probado -y he pasado por varios, desde el caballo hasta el golf-, la pesca es la experiencia más completa: relajo y adrenalina en perfecta combinación. Por eso me he hecho adicto a visitar rincones recónditos de nuestro precioso Chile para conocerlos a través de la caña de pescar.

Por un lado, pescar debería llamarse “pazcar”. La calma que se vive durante el tiempo que estás frente a una inmensidad de agua es indescriptible. Solo los pescadores entendemos el valor de esas horas invertidas a la espera de que un pez pique, en medio de la naturaleza, ya sea desde un bote o en tierra firme. Horas que vuelven loco a un ansioso y que para mí no son otra cosa que tiempo de crecimiento y reflexión. Pescar es comprender lo relevante que es desconectarse de algunas cosas para conectarse con otras, mucho más importantes. No siempre vuelvo con un pescado para el ceviche o la parrilla, pero el valor no está en el logro sino en el proceso.

Pero, por otro lado, la pesca es adrenalina, es una batalla entre el hombre y el pez que requiere estrategia y concentración. Todo terreno de lucha tiene sus dificultades: en el mar interminable, en un lago imponente o en los ríos caudalosos que abundan en nuestro país no es fácil toparse con un pez despistado. Pero también se encuentra el mismo placer en un cauce poco profundo, donde los peces demuestran su astucia para mantenerse libres. Los pescadores no nos podemos dejar engañar, por eso el goce de este deporte comienza con la selección del señuelo o la mosca (cuchara, spinner, cebo, caimán, floating, sinker, rapala, etc.), que te puede hacer ganar o perder esta batalla de artimañas.

Cuando tienes la suerte de sentir la cuerda tirante, comienza la mejor parte de esta experiencia. Pasas de 0 a 100, desde el trance de relajo a adrenalina a tope. Se da inicio a la pelea cuerpo a cuerpo con la corvina, jurel o lenguado, si es en la orilla del mar, o con un robusto salmón, trucha o pejerrey en el lago o río. Lo sacas del agua y te sientes campeón porque elegiste y manejaste bien las armas de la lucha. Y es ahí cuando aparece la maravilla de este deporte: mientras botas el pez de nuevo al agua, te das cuenta de que el trofeo de ganador es volver a la casa con el cuerpo cansado, la cabeza ordenada y el alma en paz.

Álvaro Eyzaguirre P. es Director Ejecutivo Fundación para la Innovación Agraria (FIA).

Seguridad e inocuidad alimentaria, alimentación nutritiva y orgánica, y el sello de origen, son algunos de los temas a abordar y los desafíos de Chile en la materia, de acuerdo al análisis de las tendencia en consumo de alimentos en el escenario mundial y nacional post covid, desarrollado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), servicio del Ministerio de Agricultura.

¿QUÉ PASA EN EL MUNDO?

La era post covid espera fuertes cambios en las tendencias de consumo de alimentos, señala la agencia clasificadora de riesgo Moody, en donde básicamente se refuerzan aspectos como seguridad e inocuidad de los productos, relaciones sustentables con los proveedores, mayores auditorías y controles internos, crianza y bienestar animal y cuidado de la biodiversidad en los sectores productivos. Y entes especializados en el consumo de EE.UU., como la Asociación de Alimentos de Especialidad (Specialty Food Association, SFA), señalan que la salud es un factor de decisión al momento de efectuar una compra. 

Es así como estas tendencias van orientadas al consumo de alimentos saludables, que protegen el organismo, ya sea mejorando el sueño, el sistema cardiovascular, entregando probióticos, o que contengan azúcares naturales, entre otros aspectos.
 
Otro factor para tener en cuenta es que en los países desarrollados está ganando cada día más fuerza el consumo de productos de origen animal que tengan mejor sabor, que sean más nutritivos, y que demuestren que poseen atributos éticos sociales y ambientales, validado por certificaciones reconocidas por los propios mercados. Cada día más las características demostrables y reconocibles, a través de información existente en las etiquetas y envases, se están convirtiendo en un factor de decisión de compra.

Además, está aumentando fuertemente el consumo de alimentos orgánicos, por ejemplo, sólo en Alemania se espera que al año 2025 alcance transacciones por 20,7 billones de dólares. Respecto de estos consumidores, la percepción de beneficios para la salud y el medio ambiente que este tipo de productos significa está logrando que haya un reemplazo aún incipiente, pero al alza, de productos alimenticios convencionales por orgánicos. El que los alimentos estén libres del uso de productos químicos o trazas de estos, es de especial relevancia en la nutrición de los niños. Otro factor que gatilla el consumo de estos productos, y que finalmente es acogido como un atributo, es que generan un alto beneficio en la conservación del suelo, agua, flora y fauna.

¿QUÉ PASA EN CHILE?

Chile, que destaca por ser uno de los principales productores de alimentos del hemisferio sur, se enfrenta a varios desafíos; entre ellos, dice el director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Álvaro Eyzaguirre, “el poder seguir abasteciendo a mercados en contra estación, otorgando atributos deseados por los países de destino, pero aún con una baja participación en el rubro orgánico internacional, influyendo, además, las grandes distancias hacia los puertos de destino. En este aspecto, toma especial importancia la inocuidad alimentaria, en donde el riesgo comercial asociado a malas prácticas en el mal uso y abuso de productos fitosanitarios pueden significar fuertes pérdidas económicas por el rechazo de partidas de alimentos, o problemas asociados a postcosecha. Por lo anterior, es fundamental seguir potenciando la innovación como una vía necesaria para cumplir estos desafíos de hoy y mañana”.

En cuanto al mercado interno, aún estamos en camino, “si queremos indexar el consumo de alimentos funcionales y orgánicos para nuestro propio mercado, y ver si las tendencias internacionales son replicables en Chile, bajo un consumo firme y creciente, nos encontraremos que dichos productos son mayormente mercados de nichos y nichos pequeños, por lo cual las tendencias no son asimilables. Una de las causas probables, es qué a diferencia de los países desarrollados, la diferencia de precios entre un producto orgánico – funcional y uno convencional es elevada, lo cual restringe fuertemente la demanda, y por el lado de la oferta, no hay grandes volúmenes que pudieran permitir un punto de equilibrio a precios más bajos”, señala el líder del desafío de Mercado Innovadores de FIA, Andrés Galmez.
En este sentido, la Fundación para la Innovación Agraria ha centrado su quehacer en contribuir a la solución eficiente de desafíos estratégicos del sector silvoagropecuario nacional y/o de la cadena agroalimentaria asociada, y uno de ellos es el desarrollo de Mercados Innovadores, que busca impulsar iniciativas que contribuyan a la adopción de innovaciones que creen o expandan mercados altamente diferenciados, que utilicen atributos distintivos del sector y que aumenten el valor agregado de la producción.

Para un país que busca ser referente mundial en exportaciones agrícolas, los resultados de la XI Encuesta de Innovación del Ministerio de Economía deberían ser un llamado de atención. De los catorce sectores analizados, el agro quedó en el noveno puesto de los que más innovan, con una tasa del 13,8%. Vale decir, y mal que nos pese, el agro hoy día es un sector conservador.

Sin embargo, hay excepciones, hay materia prima y hay, sobre todo, intenciones de modificar el presente. Desde hace tres años, FIA (Fundación para la Innovación Agraria) empezó un proceso de modernización necesario para potenciar la innovación en el sector silvoagropecuario y la cadena agroalimentaria asociada. Lo primero fue advertir cuáles eran los obstáculos que inhibían un mayor desarrollo. Por eso, conversamos con Álvaro Eyzaguirre, director de FIA, sobre los desafíos que enfrenta el agro nacional y cómo su proceso de modernización ha contribuido a subsanarlos.

¿Qué es la política de innovación por desafíos?

Frente a los desafíos de mediano y largo plazo del planeta y la agricultura, la fundación comenzó un proceso de modernización, orientado a actualizar los servicios de apoyo que ofrecemos a los distintos tipos y perfiles de usuarios. Para ello, comenzamos escuchando sus necesidades y, también, las visiones de todos nuestros stakeholders, tanto internos como externos de FIA.

Es así como trabajamos en una nueva misión de FIA que manifiesta el espíritu por actualizar el trabajo de nuestra fundación a los desafíos que hoy interpelan a la agricultura y la innovación. Así, hoy estructuramos el trabajo en base a tres grandes desafíos: adaptación al cambio climático y eficiencia hídrica; desarrollo de mercados innovadores; y procesos innovadores. Estamos llamados a contribuir a la solución eficiente de desafíos estratégicos del sector silvoagropecuario nacional y de la cadena agroalimentaria asociada, por medio del fomento, articulación y difusión tecnológica de procesos de innovación orientados al desarrollo sustentable.

¿Dejó de ser la productividad el principal incentivo para innovar? ¿Qué rol juega hoy la presión por ser cada vez más sustentables en las formas de producir?

La productividad no ha dejado de ser un incentivo para innovar; al contrario, sigue presente. Sin embargo, se han ido sumando otros factores que hacen que la innovación cada día sea más global. Por ejemplo, la agricultura tiene el desafío de alimentar con productos frescos y nutritivos a una población cada vez mayor, pero con menor disponibilidad de recursos hídricos y de tierra cultivable. Se suma el compromiso de Chile de cumplir con la Agenda 2030, que apunta a mejorar la condición de vida de las personas, logrando sostenibilidad, pero respetando el medioambiente. El uso de las nuevas tecnologías disponibles, especialmente el big data (Agro 4.0), es una de las principales soluciones para lograr ese aumento de productividad con menor impacto.

Justamente al tener el desafío de la falta de agua y suelo, tenemos que ser realmente eficientes en el uso de los recursos, tenemos que ser muy creativos al usar estas tecnologías que nos van a hacer que el riego sea más eficiente que el porcentaje de alimentos que normalmente se pierde. Tenemos grandes oportunidades respecto a la economía circular, que permite darle valor agregado a algo que habitualmente se bota y pasa a ser un producto de desecho; en ese sentido la economía circular ofrece oportunidades para un mundo más sustentable.

Según la XI encuesta de innovación del Ministerio de Economía, la tasa de innovación en el sector es de 13,8%, lo que lo ubica noveno entre los catorce sectores analizados. ¿Cuáles son los principales obstáculos? ¿Qué expectativas de cambio se tiene?

La encuesta señala que existe incertidumbre respecto a la demanda por bienes o servicios generados por la innovación (62,2%), y también, la estructura del mercado actual, dominada por empresas ya establecidas (60,5%), lo que genera aún mayor incertidumbre.

De acuerdo con los resultados de la encuesta, los mayores obstáculos que tiene el sector privado al momento de innovar se asocian al alto costo de la innovación (68%), la carencia de fondos propios (66,3%) y la falta de financiamiento externo a la empresa (60,3%). Es decir, por un lado, está el hecho de que los agricultores tienen desafíos propios de su gestión muy complejos, por ejemplo, el hecho de que haya un granizo, una lluvia que afecte el proceso, o una sequía, variables que hacen que el agricultor no siempre tenga un margen de recursos para poder invertir en innovación. Además, históricamente Chile ha sido un país que produce y exporta muy buenos productos, pero en general son commodities, por lo que tampoco hay una oferta de productos con valor agregado. Y finalmente hay una falta de conocimiento sobre recursos: por ejemplo, hay beneficios tributarios en el tema de la ley de investigación y desarrollo. Hay agricultores que no saben y no recurren a recursos como los que tiene FIA, CORFO y otras instituciones.

En este contexto, FIA rediseñó el servicio de incentivo financiero y el instrumento de proyectos, el cual busca hacerse cargo de todo el ciclo que implica el desarrollo de la innovación por parte de las empresas del sector. Este año tuvimos la primera Convocatoria Nacional con estos cambios, donde en primer lugar, los postulantes debían autoclasificarse en uno de los tres desafíos estratégicos de FIA. Además, se separó la postulación entre bienes privados (proyectos de innovación) y bienes públicos (proyectos para impulsar un sector innovador), con el fin de “emparejar la cancha” entre los postulantes con menos espaldas y aquellos que cuentan con el respaldo de la institucionalidad (universidades, centros de investigación, etc.). Por último, se agregó la gran posibilidad de solicitar financiamiento parcializado según el avance del proyecto de innovación. Por ejemplo, si una iniciativa ya tiene la innovación creada y solo necesita validar el producto y luego ponerlo al servicio de la comunidad, FIA le ofrece la alternativa de apoyar con recursos solo esas etapas y no el proyecto completo.

Los resultados de estos cambios fueron excelentes. Aumentamos el número de postulaciones, más de la mitad de los postulantes acceden por primera vez a FIA (ampliamos el alcance de nuestros servicios) y recibimos propuestas desde todas las regiones del país.

¿Cambió la percepción que existe en el agro sobre la necesidad de innovar?

La agricultura vive hoy un momento de protagonismo inusitado. Cumple un rol clave en los dos grandes desafíos que tensionan a nuestro planeta a corto y largo plazo. Por un lado, el agro debe seguir funcionando en tiempos de pandemia para asegurar la cadena de abastecimiento alimenticio. Por otro lado, hacia el futuro, se tiene que aumentar la producción de alimentos saludables para sostener a una población cada vez mayor, pero con menos recursos hídricos y tierra cultivable disponible debido al cambio climático.

La innovación ha sido y seguirá siendo la receta para que el agro se adapte rápida y eficientemente a los cambios en los sistemas de producción y nuevas necesidades de los consumidores. Es a través de ella, también, que se pueden aprovechar las oportunidades que se van abriendo gracias a la tecnología.

Innovar no es sinónimo de inventar, sino de agregar valor a lo que ya hacemos. Es responder a los problemas que se presentan o aprovechar las oportunidades que surjan con nuevas o mejoradas formas de hacer las cosas. Este quizás ha sido uno de los grandes aprendizajes que esta pandemia nos está dejando: los que salen adelante son aquéllos que mantienen una mente abierta y alerta para aprovechar los nuevos caminos que se van formando. Y esto es a todo nivel, no solo los grandes. Todos los productores agrícolas -chicos, medianos o con más espaldas- tienen un gap con el que pueden crecer gracias a la innovación.

¿Cómo se puede hacer para que no se traslapen los distintos recursos que el estado ofrece para apoyar la innovación (FIA, CORFO, ANID, etc)? ¿Cómo se articula y cómo se apunta a hacer más eficiente el sistema?

Porque sabemos que FIA posee un presupuesto más acotado en comparación con otras agencias del Estado, es de suma importancia articular nuestro trabajo con las demás instituciones del Sistema Nacional de Innovación y también con los gobiernos regionales. Nos hemos reunido con las autoridades de casi todas las regiones de nuestro país, explorando nuevos financiamientos y apoyo para el sector agro de nuestro país.

Es decir, que es muy importante la comunicación con aquellas instituciones de gobierno que también están disponiendo de recursos, para que no nos dupliquemos y al contrario nos articulemos y complementamos.

¿Se puede cambiar la idea de que FIA no es solo quien otorga los fondos sino también quien articula la innovación?

Claro que sí, y en eso hemos estado trabajando desde que asumimos esta administración, para nosotros es clave que se entienda que FIA entrega un apoyo integral al ciclo de la innovación. Es por ello que hemos articulado y rediseñado nuestra oferta de servicios centrada en los obstáculos que dificultan el desarrollo de la innovación y los convertimos en cuatro servicios para fomentarla: incentivo financiero, capacitación, información y redes.

Además del apoyo en términos de financiamiento, es de suma importancia poder contar con información clave para la toma de decisiones, es por esto estamos trabajando en diversas mejoras de nuestras plataformas de información. En capacitación destacamos el programa SaviaLab y Jóvenes Innovadores, instrumentos que buscan incentivar la innovación desde temprana edad. Finalmente quiero destacar la creación del servicio de Redes, que se dedica a gestionar de manera estratégica las vinculaciones con los usuarios y otros actores del ecosistema.

Así buscamos entregar una mirada multisistémica de la innovación, donde cada productor, agricultor o persona que quiere vincularse con nuestro sector, pueda contar con estos servicios de apoyo.

¿Se ha logrado descentralizar los procesos de innovación, que históricamente tuvieron como núcleo a Santiago? ¿De qué forma se busca llevar estos procesos a las regiones?

La agricultura es una actividad relevante en todo el territorio nacional. Y por eso FIA ha ampliado su presencia en todas las regiones del país para fortalecer los procesos de innovación de norte a sur. Podríamos resumir nuestra modernización en dos grandes conceptos: foco en los usuarios y trabajo regional. Y acá me quiero detener, pues democratizamos la innovación, llevamos la innovación a todas las regiones de Chile de acuerdo a las necesidades y oportunidades particulares de cada territorio.

Antes FIA tenía prácticamente todo centralizado y la logística operaba desde Santiago. Hoy día, hicimos un cambio muy importante y tenemos presencia de Arica a Magallanes, armamos nueve macrozonas, es decir, cada dos regiones hay un profesional de la región que conoce muy bien a los agricultores, a los gobiernos regionales, a los institutos tecnológicos, la academia, etc., y al momento de presentar un proyecto regional tienen el conocimiento de los dolores y desafíos de cada región.

Este es un cambio muy potente porque al momento de evaluar un proyecto ellos defienden o representan a su región y en ese sentido hemos tenido un cambio muy significativo, en varios temas: primero, al estar un representante de FIA en la zona ayudan a la difusión, con las capacitaciones, y crean el vínculo de la fundación con los distintos territorios. Esto ha sido una oportunidad de democratizar de modo muy importante la presencia en regiones y lo hemos podido ver con resultados concretos como fue los resultados de la Convocatoria Nacional que acabamos de tener este año para proyectos 20/21, en la cual hemos tenido un 50% más de personas que históricamente no habían participado y hemos tenido participación de todas las regiones, que históricamente se concentraban mucho en la zona central. En cambio, a raíz de esta presencia regional hemos tenido una participación transversal que ha dado la oportunidad de postular a recursos del Ministerio de Agricultura para todo el territorio.

A fin de potenciar y reconocer la innovación en el sector silvoagropecuario y la cadena agroalimentaria asociada en todas las regiones del país, el Premio Nacional de Innovación, Avonni, lanza la nueva categoría “Agro del Futuro”, patrocinada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), perteneciente al Ministerio de Agricultura.

La invitación es a postular vía online hasta el 29 de junio. “Chile necesita continuar modernizando su agricultura para mantener su competitividad a nivel mundial y por eso creemos en la importancia de reconocer a nuestros innovadores. Es muy importante comenzar a estimular la innovación y los proyectos con un alto impacto para el sector”, indica el ministro de Agricultura, Antonio Walker. “La categoría FIA refleja la importancia del sector para el progreso económico y social de nuestro país, a través de iniciativas innovadoras que hoy demanda la agricultura”, señala el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.

Pese a que la categoría recién se estrena este año, en ediciones pasadas proyectos impulsados por FIA han recibido reconocimiento en las diferentes distinciones de los premios Avonni, como Captahydro, Cerveza Guayacán y Azana. Pueden postular todas las personas que tengan una innovación – puede no ser impulsada por FIA – que esté siendo aplicada en el agro y que destaque por su impacto y éxito. Las postulaciones se recibirán de manera online en el sitio www.avonni.cl hasta el 29 de junio.

Existe una categoría dentro del Premio Nacional de Innovación
(Avonni), “Agro del Futuro”, la cual es liderada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).

La distinción –que abre sus postulaciones en abril de 2020– es desarrollada por la fundación ForoInnovación en conjunto con el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, El Mercurio y Televisión Nacional de Chile y busca, mediante la visibilización de casos de éxito en distintas categorías y rubros, inspirar sobre el valor que tiene la innovación y cómo su aplicación puede cambiar la vida. Por lo mismo, FIA decidió contribuir con la creación conjunta de la categoría Agro del Futuro; teniendo siempre en consideración que la innovación es uno de los principales motores para aumentar la competitividad del agro.

Se trata de destacar al público objetivo de FIA: agricultores, empresarios y/u organizaciones de productores que hayan ejecutado o desarrollen iniciativas que contribuyan a incorporar la innovación en los procesos productivos, comercialización o gestión en el sector silvoagroalimentario.

Para Álvaro Eyzaguirre, director ejecutivo de FIA, la participación oficial de la agencia en los premios permitirá fortalecer las cuatro áreas consideradas como estratégicas para fomentar la innovación: incentivo financiero, información, capacitación para la innovación y redes.

Un llamado para postular perfiles de proyectos de innovación para el Agro, hizo la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura y que cofinanciará las iniciativas más innovadoras, que entreguen soluciones a problemas u oportunidades relevantes del sector agrario, agroalimentario o forestal nacional.

La Convocatoria Nacional de Proyectos de Innovación –que cierra sus postulaciones el lunes de 7 octubre– busca apoyar el desarrollo y la adopción de innovaciones en productos, servicios o procesos en empresas vinculadas al sector “En esta nueva convocatoria nacional buscamos impulsar iniciativas de todo el país que apoyen el fortalecimiento de la competitividad de nuestro sector, el cual tiene importantes oportunidades o problemáticas que resolver, y en este sentido la innovación se convierte en una oportunidad para enfrentar estos desafíos. Queremos que este instrumento de FIA sea un real aporte que permita mejorar o crear nuevos productos o procesos, que sean significativamente distintos a lo que ya existe y que puedan introducirse en el mercado o ser implementados”, indicó el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.

Dentro de las características de esta convocatoria es importante que los proyectos de innovación tengan una orientación de mercado (desarrollando un modelo de negocio que alcance como mínimo un prototipo comercial validado en un entorno real y que su tamaño corresponda al mínimo necesario para sentar las bases técnicas y de inversión) o estar orientados a resultados de interés público (creando un modelo de transferencia de resultados y sostenibilidad que asegure que la innovación realizada esté disponible para la adopción o uso de los beneficiarios/usuarios del sector) .

¿Quiénes pueden postular?

Las propuestas podrán ser presentadas por personas jurídicas constituidas legalmente en Chile, con o sin fines de lucro, relacionadas al sector agrario, agroalimentario o forestal nacional, que se dediquen a la producción, comercialización, prestación de servicios, investigación o docencia.

El monto máximo de aporte FIA es de $150.000.000, para financiar hasta el 70% del costo total del proyecto. Las bases se encuentran disponibles en el sitio web de FIA (www.fia.cl), donde también hay un completo tutorial interactivo, que explica paso a paso el concurso. Cabe destacar que las postulaciones se deben presentar a través de la plataforma en línea de FIA, en el link convocatoria.fia.cl hasta el 7 de octubre a las 15 horas.

Con el objetivo de seguir incorporando jóvenes en el ecosistema innovador y apoyar el desarrollo de emprendimientos que tengan un impacto en el agro, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, abrió una nueva versión de la Convocatoria Nacional Jóvenes Innovadores.

El concurso está dirigido a todos los jóvenes chilenos o extranjeros– con residencia permanente en Chile– entre 18 y 30 años de edad y que aborden problemas y/u oportunidades relevantes para el sector agrario, agroalimentario y forestal nacional.

“En FIA hemos entendido que para enfrentar adecuadamente los desafíos que nos plantea nuestro sector, debemos incorporar distintas visiones y ámbitos del conocimiento, y dentro de todo el trabajo desarrollado en la Fundación, para fomentar una cultura de innovación en el agro, creemos que es necesario generar mecanismos que potencien la  incorporación de jóvenes en estos procesos”, señaló el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.

Por otra parte, agregó Eyzaguirre, “los jóvenes, en general, no tienen capital propio u otras fuentes de financiamiento para iniciarse con emprendimientos innovadores que tengan un alto componente de riesgo y por eso hemos diseñado este instrumento que además del aporte monetario, contiene un componte de formación muy importante, para el desarrollo de todas estas iniciativas”.

Una de las novedades de esta versión del concurso es que los postulantes deberán presentar su idea innovadora como un pre-proyecto. Y es que el foco de la iniciativa debe estar en la detección de una oportunidad y en la propuesta de una solución.

En la segunda etapa, los postulantes que hayan sido seleccionados, participarán de una capacitación en Gestión de Negocios. En esta instancia, se espera que los postulantes transformen su idea innovadora en un proyecto de innovación.

Características de la convocatoria  

Entre las características de los proyectos, deben ser iniciativas lideradas por jóvenes de distintos ámbitos del conocimiento; aborden problemas y/u oportunidades relevantes para el sector agrario, agroalimentario y forestal nacional y para y para las MiPymes (Micro, Pequeña y Mediana empresa).

Deben incorporar innovaciones en productos (bienes o servicios), procesos (productivo o de distribución), marketing y/u organizacional y poseer un nivel de incertidumbre asociada a la innovación, considerada desde la creación, mejora, adaptación o validación.

Además, deben poseer un grado de novedad a nivel mundial, nacional, regional y/u organizacional y tener una orientación de mercado y deben generar innovaciones de interés privado o público.

FIA aportará un cofinanciamiento máximo equivalente al 90% del costo total del proyecto y la contraparte deberá hacer un aporte mínimo del 10%, compuesto por aportes pecuniarios y/o no pecuniarios. El monto solicitado a FIA no podrá ser superior a 15 millones de pesos.

• Las postulaciones estarán abiertas hasta el 29 de abril, a las 15 horas. Y las bases y documentos se encuentran en: www.fia.cl.
• Todas las consultas sobre esta convocatoria se deben hacer por escrito vía correo electrónico a [email protected] , hasta el 25 de abril de 2019.

Una sociedad que cada vez más elige vida sana y tiene mayor conciencia del medioambiente se expresa, entre otras formas, a través de sus consumos. Lo hace por ejemplo al elegir alimentos con menos residuos tóxicos o que son producidos de un modo sustentable. Los agricultores y todas las industrias que los proveen debieron escuchar este fenómeno y desarrollar las herramientas que permitan satisfacer a los consumidores. Bajo este escenario es que surge la industria de los bioinsumos. En base a ello y con el objetivo de crear consciencia sobre dichos problemas y  entregar un espacio para discutirlos es que Revista Mundoagro y UC Davis Chile  decidieron realizar la Primera Cumbre Internacional de Bioinsumos, que contó con la  participación de más de 400 personas, entre destacados agricultores, asesores y académicos, quienes además de acudir a las exposiciones de destacados conferencistas, pudieron recorrer 20 stands de empresas especializadas.

Se trata de una solución que abre una cartera adicional de alternativas y herramientas a los productores.  Así lo define Álvaro Eyzaguirre, director ejecutivo de FIA, quien agregó que las nuevas  tecnologías de base biológica son una excelente muestra de que cuando se investiga y se aplica lo mejor del talento humano a la agricultura, suceden grandes cosas. “Se ha escuchado cientos de veces los resultados de estimaciones de la FAO que determinaron hace ya varios años que al 2050, con una población pasando los 9.000 millones de habitantes necesitaremos producir casi el doble de alimentos que en la actualidad. Si no hemos sido capaces hasta hoy de detener la contaminación de las aguas y el medioambiente y la degradación de los suelos, ¿cómo pretendemos producir el doble de alimentos sin que esto continúe teniendo consecuencias para el medio ambiente y la salud humana?”, se cuestionó Julio Rodiño, gerente general de Revista Mundoagro durante la inauguración de la cumbre. La respuesta pasa por los bioinsumos, que “se visualizan como una solución potente y categórica, permitiendo insertar estas poderosas herramientas para concebir métodos de producción más amigables, sostenibles, y por lo tanto, más sustentables”.

Así las cosas, estos productos se han ido consolidando a nivel mundial, pero en Chile se trata todavía de un tema emergente en el que falta mucho por avanzar.

CHILE: UNA INDUSTRIA EMERGENTE

El primer atisbo sobre la situación de esta industria en Chile fue en el año 2011, cuando se realizó un estudio, financiado por FIA, sobre insumos ecológicos. Se identificaron 25 empresas nacionales que elaboraban este tipo de productos, entre ellos 159 plaguicidas y 205 fertilizantes compatibles con la agricultura orgánica. Así lo explicó Daniela Acuña, analista de Agricultura Sustentable y Bioinsumos de Odepa, quien agregó que en 2016 esta entidad realizó un levantamiento de información desde el registro de productos orgánicos del SAG, con el que se identificaron 70 compañías de bioinsumos a nivel nacional de las que 35 eran importadoras, 24 productoras y 11 tenían  ambos modelos. Asimismo, se identificaron 389 productos: 210 importados, 174 nacionales, mientras que 5 que no contaban con información. La clasificación de éstos en base a las etiquetas arrojó que el 41% correspondía a bioestimulantes, el 32% a biofertilizantes, el 22% a biocontroladores, mientras que el 5% restante abarcaba otros productos, entre los que figuraban acondicionador de suelo, bioacelerador, bioactivador y bioregulador, entre otros.

Este es el panorama de la industria nacional de los bioinsumos, un sector donde faltan capacidades para recabar aún más información y donde también hay pendientes labores de los principales actores involucrados.

QUIÉN ES QUIÉN EN LA INDUSTRIA NACIONAL

Un área de I+D+i, el sector privado y el sector público conforman  los tres principales actores de la industria nacional de bioinsumos. El primer sector, según consignó Acuña, está conformado por laboratorios de análisis, universidades —como la  Universidad de La Frontera, Universidad de Chile y la Universidad Federico Santa María, entre otras— y los centros de investigación, entre los que destaca CER e INIA, que posee  diferentes líneas de investigación respecto de esta temática. El sector productor, importador e incluso exportador de bioinsumos conforma el área privada, en el que a su vez puede haber desde pequeños emprendimientos hasta  grandes multinacionales. Pero una figura que destaca la experta es el de las fusiones, donde una empresa más grande genera una alianza con una más pequeña o derechamente la adquiere.

Otro grupo del sector privado lo conforman los agricultores, es decir, los potenciales usuarios de los bioinsumos, rubro del que también falta información ya que no hay conocimiento de cuántos utilizan hoy en día los bioinsumos. En relación a ello recuerda un estudio realizado por CER acerca de las prácticas que aplicaban los productores para el control de plagas, enfermedades y malezas. “Una de las principales conclusiones fue que había una falta de conocimiento de cuáles eran esas plagas, enfermedades y malezas que tenían en sus predios, además de que la mayoría utilizaba los  fitosanitarios como medida de control sin un mayor conocimiento de qué y para qué se estaban aplicando”.

Si bien aún falta por avanzar en cuanto al conocimiento y uso de este tipo de productos, hay ejemplos a nivel nacional que demuestran que corresponden a alternativas beneficiosas para  los agricultores. La experta de Odepa mostró un caso tratado por CER de un proyecto en el que, en su estado inicial, los agricultores hacían un promedio de 25 aplicaciones con 12  ingredientes activos, en un programa cuyo valor alcanzaba los US$ 1.500 por predio. Después  de un proceso de investigación, desarrollo y transferencias se hicieron capacitaciones y  pruebas de campo de los productos, con lo que se logró que en su estado final se realizaran 18 aplicaciones en base a productos biológicos, con cero ingredientes activos y un valor de programa que bajó a US$ 1.150.

NORMATIVA PENDIENTE

El uso de los bioinsumos son un aporte a la competitividad del sector agrícola, que permiten contar con una mejor productividad y acceder a mercados que son más exigentes. Esta fue la visión que recalcó Daniela Acuña respecto de estos productos durante su exposición. Sin embargo, el sector público, el tercer actor en juego, debe avanzar en las regulaciones. Según recordó la experta, hace mucho tiempo que estaba la demanda por generar una regulación específica para el sector de bioinsumos, ya que por ejemplo, los bioplaguicidas se regulaban por el mismo camino regulatorio que los convencionales.

El SAG, según indicó, trabajó en una regulación con requisitos y condiciones específicas para la evaluación de plaguicidas biológicos, proyecto que el año pasado fue sometido a consulta  pública tanto nacional como internacional. Pero también fue presentado ante el organismo de trabas de comercio de la OMC, que incorporó observaciones, por lo que hoy se encuentra en revisión jurídica para su tramitación final. También hay un proyecto que establece disposiciones para declarar la composición de los fertilizantes. Según explicó Daniela Acuña, se establece la obligación de que productores, comercializadores, distribuidores, importadores y envasadores declaren la composición centesimal del producto. “Para el caso de los biofertilizantes se establece el parámetro específico de declarar la viabilidad de microorganismos que lo componen.  También fue sometida a consulta pública con la OMC, por lo que debiera estar pronta a entrar en vigencia”, aclaró. Así las cosas, una regulación específica, o más bien la falta de ésta, es lo que marca la gran diferencia entre la industria de Chile y la realidad que viven estos pro ductos en diferentes países, algunos no tan lejanos, como por ejemplo Argentina.

ARGENTINA: UN SECTOR CON REPRESENTACIÓN

El organismo que establece el marco legal para los bioinsumos en el país vecino es Senasa, cuyo registro se divide en fertilizantes y fitosanitarios. En el caso de los bioinsumos corresponde a biofertilizantes y biocontroladores, que están dentro de cada uno de estos grupos. Argentina dispone de una regulación más específica que la nacional, e incluso cuenta con el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (CABUA), un órgano intersectorial de gestión y formulación de proyectos asociados a los bioinsumos, que está formado por representantes del sector público y privado y académicos. Así lo dio a conocer en el marco de esta cumbre Germán Ceizel, coordinador de CABUA de la Secretaría de Agricultura de Argentina, quien explicó que dicho organismo se encarga de analizar los requisitos técnicos, de calidad y eficacia en función de las cuales propone nuevas normas y emite opinión en relación a la regulación y promoción de los bioinsumos.

Pero además, en mayo del año pasado surgió la Cámara Argentina de Bioinsumos (CABIO). “Si bien el sector estaba representado de manera fragmentada, se requería de la representación de una cámara dedicada en exclusiva a los bioinsumos, era necesario incorporar los biocontroladores y bioestimulantes. Desde su creación ha traído algunas ideas desde el sector, empezó a recabar información para saber en qué situación se encontraban y cuáles eran las opiniones de las diferentes empresas que estaban trabajando con este tipo de bioinsumos”, comentó el experto.

Argentina, a diferencia de Chile, cuenta con una larga historia en la industria, asociada principalmente a insumos para soya, dado que la gran explosión de este cultivo ha llevado a desarrollar la industria de bioinsumos de manera independiente: “Sin necesidad de ninguna política se establecieron los bioinsumos en Argentina, por la necesidad y los rendimientos que otorgaban los inoculantes en los cultivos masivos.

Eso hizo que se establecieran una gran cantidad de empresas de bioinsumos y de productos registrados asociados a la soya. En ese sentido es un respaldo que le da a los bioinsumos y a las mismas empresas la posibilidad de innovar y generar nuevos productos y alternativas, en consonancia con lo que se vive en el mundo”.

El impulso político en conjunto con las líneas de financiamiento y políticas públicas para la promoción y desarrollo de los bioinsumos es lo que a juicio de Ceizel le falta a nuestro país. Y es que en su opinión en Chile debe haber mucho desarrollo intrapredial, es decir, venta de productos que no se encuentran en el sistema, por lo que probablemente los agricultores ya estén utilizando bioinsumos que no están registrados. “Esto de alguna manera hay que corregirlo y regularizarlo”, advirtió y agregó que de la mano de una regulación eficiente se debe otorgar financiamiento y contar con gente capacitada en el rubro.

Pero un punto que podría ayudar a esta necesaria regulación es el futuro de la Red Chilena de Bioinsumos. Según indicó Ceizel, si ésta consigue la personalidad jurídica va a tener otra relevancia y visualización para el sector político, y ayudaría a que las autoridades tengan conocimiento de que se trata de un tema que interesa a nivel nacional y que está en auge en el mundo.

La jornada tuvo el objetivo de crear consciencia sobre los problemas que generan en el mundo los procesos productivos y las herramientas que hay disponibles para enfrentarlos, donde destacan los bioinsumos. Se trata de una tendencia mundial, en la que si bien Chile tiene las bases, también tiene mucho por avanzar.

La Primera Cumbre Internacional de Bioinsumos, organizada por Revista Mundoagro y UCDavis Chile sentó las bases de la industria en nuestro país, con importantes expositores nacionales y extranjeros presentaron los principales desafíos, destacando la relevancia de contar con una regulación y potenciar el conocimiento de estos productos entre los agricultores.

Más de 400 personas asistieron a un evento histórico, donde se reunieron los principales actores de la industria, para comenzar a construir en conjunto un camino de desarrollo para la industria de bioinsumos.

Julio Rodiño, Gerente General de Revista Mundoagro fue el encargado de iniciar la jornada, indicando que el tema de los bioinsumos está alineado a las preocupaciones fundamentales del mundo de hoy, “la preocupación por el medio ambiente, por una vida más y por tanto por una mejor salud de las personas, por contar con alimentos más sanos y con menor residuos tóxicos”.

Para Alan Bennet, Director ejecutivo de UC Davis Chile señaló que los elementos biológicos en la agricultura se están desarrollando  e indicó que en Chile existe mucha Biodiversidad y se pueden descubrir nuevos elementos para aplicar a la agricultura.

Para conocer el trabajo de la industria a nivel nacional, Maribel Parada, Directora Ejecutiva de la Red Chilena de Bioinsumos, comentó que es fundamental alinearse para contribuir a la educación, uso, desarrollo y regulación de estos productos en Chile y el mundo.

Los Bioinsumos son una innovación en la agricultura a nivel mundial y es así como lo resaltó Álvaro Eyzaguirre, Director Ejecutivo de FIA, en representación del Ministro de Agricultura, Antonio Walker, destacó el aporte innovador y sustentable de los bioinsumos, “es una nueva forma de ir complementando y disminuyendo la carga de productos que se utilizan en el campo. Las nuevas investigaciones de base biológica son una excelente muestra de que cuando investigamos y aplicamos lo mejor del talento humano a nuestra agricultura”.

La Fundación para la Innovación Agraria (FIA) comenzó las postulaciones para participar de la nueva Convocatoria Nacional de Proyectos de Innovación en el Agro, con el objetivo de contribuir al desarrollo de la pequeña y mediana agricultura y de la pequeña y mediana empresa.

El director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre indicó “como Fundación hemos querido volver a sentir el pulso de la innovación, palpar las necesidades del sector desde ellos mismos, para dar una respuesta real a sus necesidades. En este sentido, esta nueva convocatoria abierta para todos nos permitirá  tener una panorámica de la innovación en nuestro sector, sin restringirse a algún énfasis en particular. El llamado es a participar de esta convocatoria, porque toda innovación en el sector agrícola, agroalimentario y forestal será bienvenida”.

Es así como dentro de las características de esta convocatoria se busca apoyar iniciativas que aporten un valor agregado, a través de la transformación de ideas o conocimientos en nuevos productos o servicios, procesos productivos o de distribución, modelos de comercialización y marketing o de gestión organizacional o asociatividad.

Eyzaguirre  comentó que los proyectos deben abordar un problema u oportunidad relevante para el sector, cuyo resultado tenga un impacto real en los pequeños y medianos productores”. Además, deben poseer un grado de novedad en la temática que aborda, a nivel socioeconómico, a nivel productivo o para el territorio donde impacta, y poseer un nivel de incertidumbre asociada a la innovación, considerada desde la creación, mejora, adaptación o validación

También deben ser de carácter piloto, es decir, que su tamaño corresponda al mínimo necesario para sentar las bases técnicas y de inversión y que estén orientados a resultados de interés público o con orientación de mercado.

Atención las personas que estén interesadas

El pazo para postular es hasta el 30 de agosto y pueden postular todas las organizaciones productivas y de representación, empresas, universidades o centros de investigación o transferencia relacionadas al sector agrario, agroalimentario y forestal.

El monto máximo de aporte FIA es de $150.000.000, para financiar hasta el 70% del costo total del proyecto. El plazo de ejecución máximo es de 48 meses.

Las bases se encuentran disponibles en la web de FIA (www.fia.cl) y las postulaciones se deben presentar en línea a través de la plataforma de postulación de FIA en el link convocatoria.fia.cl hasta el 30 de agosto a las 16:00 horas.

Con el objetivo de apoyar la realización de proyectos de gestión para la innovación en empresas cooperativas del sector agrario, agroalimentario y forestal, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), abrió una nueva convocatoria nacional para apoyar el desarrollo de estas empresas.

El Director Ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, indicó “buscamos mejorar la competitividad de las pymes agrícolas, facilitando su acceso a tecnología, asesoría técnica y mercados. Por esta razón esta convocatoria nacional para apoyar la gestión de la innovación en empresas cooperativas es de real importancia, ya que busca incorporar nuevos mecanismos de asociatividad y colaboración entre pequeños agricultores, estimulando un cooperativismo moderno y competitivo”.

Eyzaguirre añadió que uno de los aspectos fundamentales “es ayudarlos a mejorar y fortalecer la visión empresarial dentro de este programa, ampliando la visión del colectivo de las cooperativas para aprovechar nuevas oportunidades del mercado”.

Los proyectos postulantes deben desarrollarse en el marco de alguna de las dos líneas de financiamiento disponibles. La línea 1 corresponde a la elaboración de un programa de fortalecimiento (diagnóstico y formulación de plan de acción de corto y mediano plazo), mientras que la línea 2, implica la implementación de dicho programa en áreas priorizadas que fortalezcan la innovación en la gestión de la cooperativa.

En el caso de la línea 2, solo podrán postular empresas cooperativas que tengan ejecutada la línea 1, por medio del apoyo de FIA, y el plan de acción debe estar visado o aprobado por FIA.

Los proyectos deberán tener una duración máxima de 12 meses, independientemente de la línea de financiamiento que se esté presentando. FIA aportará un financiamiento máximo equivalente al 70% del costo total de la propuesta (18 millones para la línea 1, y 20 millones para la línea 2). En consecuencia, la contraparte deberá hacer un aporte mínimo del 30%.

El plazo de postulación es hasta el 31 de julio de 2018 a las 16:00 horas y las bases e información requerida puede descargarse en el sitio www.fia.cl.