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Julio Rodiño Durán

Director Editorial

Edición

Todo terreno

Hasta hace unos pocos años, al menos en el área agrícola, no era tan descabellado pensar en profesionales que desempeñaran su quehacer de manera bastante aislada de los demás. El agrónomo de campo debía proveer en terreno soluciones rápidas y efectivas sobre cómo implementar las mejores prácticas para sacar adelante un cultivo. Bastaba con asistir de vez en cuando a algunas charlas o seminarios para enterarse a lo lejos de las últimas tendencias, productos, técnicas y soluciones para el agro. Incluso podría decirse que la gestión de recursos humanos o la capacitación tampoco formaban parte de las competencias más valoradas en un agrónomo. No eran prioridad.

Hoy, ya inmersos en la era digital, nos enfrentamos a un medio totalmente distinto, con herramientas y tecnologías que están transformando para siempre a los ingenieros agrónomos. Hoy podemos comunicarnos de otra manera con el medio y con las personas. El agrónomo se enfrenta a un nuevo tipo de cliente, proveedor y trabajador del agro. Leí hace poco una definición iconográfica de lo que somos: así como el automóvil pasó a ser una extensión de nuestras piernas que nos permitió llegar a lugares en mucho menos tiempo, el móvil o smartphone es una extensión de nuestro cerebro, de la dimensión de nuestro cerebro y también de nuestro cuerpo.

Nos enfrentamos día a día a los demás con la conciencia de que tienen este “tercer brazo” como una conexión directa con nuestro mundo virtual.

Ahora ya no somos sólo una cara y un nombre que se enfrenta a otra persona y se expresa en tiempo real, también somos nuestro móvil que, a través de las redes sociales, nuestros mails, nuestro historial de intereses y búsquedas lleva nuestra historia y nuestros pensamientos pero además nuestra vida virtual online.

Es decir, puede ser el reservorio de lo que somos, o eso es lo que algunos pretenden. ¿Qué significa esto en términos profesionales? De esta metamorfosis se espera que surja un nuevo profesional que tenga varias nuevas competencias, características y virtudes. Antes que todo debe ser “instantáneo”, es decir que tenga la capacidad de ser resolutivo al instante y por lo tanto a la velocidad que se requiere para formar parte de este mundo online. En segundo lugar, debemos ser multiprofesionales, multiresolutivos, multidiciplinarios, multiplataforma, multicanal, y como corolario, estamos obligados a satisfacer nuestra demanda y oferta de inquietudes técnicas y comerciales desde nuestro teléfono móvil, ya sea en una oficina o sentados en el tractor del campo.

Debemos por lo tanto ser,más que nunca, generadores de cambio, dirigir y gestionar equipos técnicos y comerciales, captar y mantener clientes, elaborar informes, mantener una comunicación en tiempo real con nuestros clientes y proveedores y, por supuesto, desempeñarnos impecablemente en terreno.

Esta nueva dimensión digital que ahora ostentan todas las profesiones, pero que en el sector agrícola es casi obligatoria, nos obliga a saber de marketing digital, redes sociales aplicadas a los negocios, comunicación online, drones, big data, internet de las cosas, business intelligence y además por supuesto saber sembrar, plantar, cultivar y cosechar y vender. Es decir, seguir siendo un agrónomo todo terreno que haga producir eficientemente los cultivos, pero además tener esta empatía digital que requiere que seamos capaces de entregar emociones digitales a nuestros clientes y proveedores.

 

 

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Robert Edition

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