Los cambios tecnológicos han transformado las economías del mundo en los últimos quince años. La evolución de internet, el smartphone, las plataformas de TI para comercio electrónico y la seguridad referente a medios de pago han convertido a las economías del mundo en una vitrina abierta y viva hacia los consumidores globales que no tiene parangón. Una prueba de ello es el cambio cultural del consumidor y su relación con las empresas y entes estatales. Lo que antes era programado como una reunión en persona para tratar un tema específico o una búsqueda en catálogos profesionales de productos y servicios se ha transformado en una relación en tiempo real. Los proveedores, consumidores y empresas interactúan en vivo a través de la red y toman muchas veces decisiones en línea. Esto ha cambiado el ritmo y dinámica de las economías y las empresas. Sin embargo, la adaptación a estas tecnologías es diferente en cada uno de los rubros o mercados.

En la agroindustria existen dos grandes grupos muy bien diferenciados en cuanto a sus modalidades de comercialización: los productos agroindustriales procesados no perecibles, por una parte, y la fruta fresca, por la otra.

Desde un punto de vista logístico y de condiciones de comercialización, una lata de duraznos tiene un comportamiento muy parecido a lo que podría ser el retail de productos manufacturados, ya sean estos zapatos, vestidos, tornillos, computadores o piezas de repuesto para automóviles. Sin embargo, cuando hablamos de frutas y hortalizas en fresco, la situación cambia.

Se están desarrollando nuevos canales locales para promover y comercializar fruta fresca en todo el mundo. Cambios profundos en el comportamiento de los consumidores, en la seguridad de los medios de pago y tecnologías más sofisticadas en logística y las cadenas de frio impulsan este cambio. Uno de los países donde más se apoya el desarrollo de estas nuevas plataformas es China, donde existen alrededor de 310 millones de personas entre 28 y 55 años con un poder adquisitivo medio alto.

A nivel internacional, para los volúmenes de fruta que mueven los grandes empacadores y traders que tradicionalmente han comercializado la fruta fresca a través de contratos de abastecimiento de largo plazo y destinados a mercados específicos previamente establecidos, el cambio se percibe más lento. En este segmento todavía queda por resolver el tema de las inspecciones sanitarias y de calidad de la fruta en el marco de un proceso de comercio electrónico que obviamente requiere de toma de muestras, rapidez de los resultados y estandarización de la calidad requerida. Es por esto que primeramente se percibe un mayor avance, dinamismo y extensión en los mercados de comercio electrónico locales que promueven la venta directa entre pequeños y medianos productores y el consumidor final. En esta edición obtuvimos importantes opiniones de expertos en el tema, que nos dan señales respecto de hacia dónde se dirigen estos avances y del potencial de esta importante herramienta de comercialización.