Insistentemente hemos escuchado y aprendido que los procesos de innovaci\u00f3n se generan mayormente desde del sector privado en una carrera por mejorar sus capacidades de competitividad. Solo los privados generan el dinamismo y la innovaci\u00f3n necesarios, que resultan finalmente en nuevos y mejores productos y servicios. Es lo que usualmente se nos ense\u00f1a en las escuelas de econom\u00eda y tanto el socialismo como el capitalismo, si es que as\u00ed se puede dividir el mundo, han internalizado este relato al punto de convertirlo en un dogma. Me atrever\u00eda a afirmar que gran parte de este mito es cierto, sobre todo cuando se analiza desde el punto de vista de la asignaci\u00f3n de recursos y del dilema econ\u00f3mico sobre qu\u00e9 servicios y productos necesitamos producir en una econom\u00eda.<\/p>\n\n\n\n
Sin embargo, al momento de asumir el alt\u00edsimo costo que significa, sobre todo la investigaci\u00f3n b\u00e1sica y sus intr\u00ednsecos procesos de prueba y error, es el sector p\u00fablico a trav\u00e9s de instituciones, universidades, centros de investigaci\u00f3n y organismos dedicados al financiamiento de investigaci\u00f3n y desarrollo que se han hecho cargo, en mayor proporci\u00f3n, del costo en recursos financieros y del alto riesgo que involucra esta actividad, situaci\u00f3n que en algunas industrias ser\u00eda imposible de asumir por el sector privado. \u00bfJuega entonces el Estado un papel importante en la generaci\u00f3n de valor en innovaci\u00f3n? \u00bfEs importante el Estado al momento de generar investigaci\u00f3n y desarrollo? Algunos contestar\u00edan que el Estado ha sido siempre un ente lento, conservador y burocr\u00e1tico, que no est\u00e1 preparado ni capacitado para involucrarse en generar innovaci\u00f3n. Nada m\u00e1s lejano a la realidad. La ambici\u00f3n pol\u00edtica, la competencia entre Estados por ganar la carrera armamentista en su momento, y en paralelo la carrera espacial y aeron\u00e1utica, la necesidad de ejercer dominio sobre ciertos recursos como el petr\u00f3leo, por ejemplo, han hecho que el Estado (sobre todo el de algunas potencias) haya sido fundamental como motor de creaci\u00f3n de valor en innovaci\u00f3n. De hecho, el m\u00e1s potente que haya existido en los \u00faltimos 70 a\u00f1os.<\/p>\n\n\n\n
Y tampoco hace falta retroceder tanto en el tiempo: la investigaci\u00f3n y desarrollo que existe detr\u00e1s de nuestros tel\u00e9fonos inteligentes es en gran parte fruto de esta misma sana ambici\u00f3n del Estado, y tambi\u00e9n de la industria privada, por cierto, por ganar posiciones de privilegio en algunos mercados y actividades consideradas estrat\u00e9gicas, y por ende debe reconocerse el rol de cada uno en el desarrollo de la innovaci\u00f3n. A modo de ejemplo, muchas de las tecnolog\u00edas integradas en un iPhone son fruto de la investigaci\u00f3n y desarrollo que, por razones estrat\u00e9gicas de Estado involucraron en su momento a los sectores de defensa, energ\u00eda, aeron\u00e1utica y comunicaciones: la pantalla t\u00e1ctil fue desarrollada por la Universidad de Delaware; Internet es generada por el Departamento de Defensa de EE.UU., lo mismo que el GPS; el HTTP por el laboratorio europeo CERN; la bater\u00eda de ion litio se inicia en una investigaci\u00f3n del Departamento de Energ\u00eda. Tampoco debe minimizarse el gran trabajo que asociativamente realiz\u00f3 el sector privado. En el caso del iPhone, los ingenieros de Apple y la mente privilegiada de Steve Jobs fueron capaces de integrarlas de una manera arm\u00f3nica y asignarles una funci\u00f3n que nos pudiera ayudar en nuestra vida diaria, agregarle el factor dise\u00f1o, sin el cual no habr\u00eda podido ser el \u00e9xito que es hoy en d\u00eda, y por supuesto, advertir una serie de necesidades que el mercado a\u00fan no conoc\u00eda.<\/p>\n\n\n\n
Este \u00faltimo ejemplo, me lleva a otro m\u00e1s institucional que durante los a\u00f1os ochenta y noventa fue un exitoso modelo de soluciones innovadoras a partir de la asociatividad p\u00fablico-privada. La investigaci\u00f3n y desarrollo creados en otros mercados del mundo y su aprovechamiento para adaptarlos y transferirlos de una manera inteligente y pensada a la realidad chilena. Esta fue por muchos a\u00f1os la misi\u00f3n principal de Fundaci\u00f3n Chile. Este organismo fue creado por el gobierno de Chile en asociaci\u00f3n con la empresa norteamericana ITT y ten\u00eda como funci\u00f3n principal en esos a\u00f1os, buscar las ventajas comparativas de Chile en diferentes mercados para desarrollarlos desde cero como es el caso de la industria del salm\u00f3n y, por otra parte, detectar oportunidades en las cuales innovando en procesos de investigaci\u00f3n y desarrollo podr\u00edan potenciarse otras industrias como lo hizo finalmente con el sector frut\u00edcola, forestal y pesquero. La trascendencia y el valor de la asociatividad p\u00fablico-privada est\u00e1 hoy en d\u00eda cuestionada y su importancia debe ser restablecida.<\/p>\n\n\n\n
En el agro, instituciones como INIA, FIA, CORFO, PROCHILE, la ANID (Agencia Nacional para la Investigaci\u00f3n y Desarrollo) deben ser potenciadas para que se promueva la generaci\u00f3n de nuevas alianzas con otros actores e instituciones p\u00fablicas y privadas sin olvidar a la academia. No estar\u00eda de m\u00e1s hacer un cambio en la misi\u00f3n de estas instituciones para que se potencie su aporte a la sociedad, en asociatividad con otras empresas y organismos con el prop\u00f3sito de impulsar la transformaci\u00f3n de Chile hacia la econom\u00eda del conocimiento.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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