Doble Valle duplica producción de higos y brevas, abre nuevas líneas de negocios y estimula competencia
Ambos frutos son escasos, caros, pero de mucha demanda y potencial industrial, asegura Martín Wielandt, agricultor de Melipilla.
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En los últimos años, las consecuencias del cambio climático empezaron a advertirse con más énfasis y pocos lo han sentido con tal magnitud como los agricultores: heladas en primavera, disminución de precipitaciones o precipitaciones más intensas e inoportunas, temperaturas más altas, rubros migraron a otras zonas para adaptarse. Todo esto, además de nuevas oportunidades y […]
En los últimos años, las consecuencias del cambio climático empezaron a advertirse con más énfasis y pocos lo han sentido con tal magnitud como los agricultores: heladas en primavera, disminución de precipitaciones o precipitaciones más intensas e inoportunas, temperaturas más altas, rubros migraron a otras zonas para adaptarse. Todo esto, además de nuevas oportunidades y soluciones técnicas, llevó a una mayor inestabilidad de los sistemas productivos. Es por ello que existe preocupación por parte de los productores y que en algunos casos han incorporado una gestión moderna del riesgo: la contratación de un seguro agrícola.
Desde el 2010, Chile posee instrumentos que permiten gestionar el riesgo de los efectos provocados por los fenómenos naturales. Los agricultores tienen a su disposición una amplia gama de seguros agrícolas, pecuarios y de coberturas de precio, los cuales cuentan con un subsidio estatal que es administrado por Agroseguros, institución que en septiembre de 2014 reemplazó al extinto COMSA (Comité de Seguro Agrícola) y que es un comité Corfo, 100% financiado por el Ministerio de Agricultura.
Actualmente existen seguros para frutales (uvas, kiwis, berries, olivos, manzanas y peras), cultivos anuales (cereales, cultivos industriales, forrajeras, hortalizas, leguminosas, flores, semilleros de maíz e ingreso de maíz), seguro de incendio (forestal, sementeras, frutal) y seguros pecuarios (bovinos, ovinos, cerdos); con cobertura para lluvias, heladas, nieve, sequía en secano, vientos y granizos.
El Director Ejecutivo de la coordinación nacional de gestión de riesgos, Agroseguros, Camilo Navarro indica que actualmente cuentan con recursos para apoyar a los agricultores y ellos puedan transferir los riesgos: “sabemos que algunos riesgos son imponderables, ya que la actividad agrícola es la más expuesta a los riesgos climáticos y nos hacemos cargo de eso enviando un estímulo a la demanda de los seguros. Si los agricultores se informaran, debiesen tomar una decisión que es muy recomendada, que es asegurar la producción, porque es un imponderable que escapa al manejo de los productores”.
CON APOYO DEL ESTADO
Los especialistas coinciden en que existe poca cultura de gestión de riesgos, por lo que el Ministerio de agricultura junto con la Subsecretaría conformaron el Departamento de gestión integral del riesgo del Ministerio, el cual busca mejorar la difusión de las herramientas ligadas a la prevención, monitoreo de riesgos y alertas.
Camilo Navarro indica “tenemos un observatorio donde se puede monitorear la sequía pasada, presente y futura, además del caudal de los ríos, el nivel de nieve en la cordillera. Son variables súper importantes para decidir qué sembrar y ver la disponibilidad de agua. La información está disponibles para todos los agricultores de forma gratuita. Además tenemos una alianza público – privada donde tenemos más de 320 estaciones meteorológicas en todo Chile, con información en tiempo real y analizada, para tomar decisiones productivas. Son herramientas preventivas y de alertas”.
Desde el 2000 hasta la fecha se han colocado más de 200 mil pólizas en Chile, según cifras de Agroseguros; el año pasado se llegó al record en superficie, superando las 100 mil hectáreas aseguradas. Navarro explica: “por cada peso que colocaba el estado para el seguro hace dos años, se aseguraban 44 pesos; hoy día por cada peso que coloca el estado, se están asegurando 48 pesos. Es la mejor muestra de eficiencia de lo que estamos haciendo”
Actualmente el estado subsidia un 40%, que puede aumentar a un 50% para el caso de de agricultores que tengan la cultura de asegurar y renueven el seguro, y un 10% más si lo realiza en una contratación colectiva para dispersar riesgos. En el caso de los cereales, conociendo el origen se le entrega otros cinco puntos más. También benefician a las zonas extremas (las cuatro regiones extremas, más Chiloé y Palena) y 10 puntos extras para nuevos productos.
LA EVOLUCIÓN DE LOS SEGUROS
De acuerdo a lo que indican en Agroseguros, en la actualidad sólo dos empresas brindan el servicio en Chile: HDI y Mapfre. Cristián Klingerberg, subgerente de Riesgos Silvoagropecuarios de HDI, explica que los seguros partieron hace quince años, eran reducidos y de poca penetración, pero hoy día existe una gama mucho más amplia de productos para ofrecer a la agricultura. A eso hay que agregar la mayor participación del estado, al subsidiar en parte el costo de la prima.
Ángel Miranda, Jefe de Suscripción Ramos Varios de Mapfre, explica que la evolución que ha tenido el seguro agrícola guarda relación con la profesionalización de las personas que trabajan en la agricultura, es decir que el conocimiento ha crecido exponencialmente, junto a la mayor tecnología y gama de productos de seguros para el agro.
“Cuando partió el seguro agrícola se ofertaba cultivos anuales y hoy día tenemos una amplia gama de productos con seguros a frutales, ganado, flores, entre otros productos. En general el negocio ha ido de boca en boca con los agricultores, ya que hoy día los agricultores saben que existe un seguro agrícola”, explicó Miranda.
¿POR QUÉ CONTRATAR?
Para muchos la principal ventaja de contratar un seguro agrícola es dormir tranquilo, tener asegurada la inversión ante imponderables, ya que la agricultura es la única actividad que se hace sin techo, por lo que está más expuesta. Camilo Navarro indica “es súper importante inculcar esta cultura, en Chile tenemos que entender que existe un cambio climático y que es una actividad muy expuesta. Lo bueno para los agricultores es que el estado está dispuesto acompañarlo en un rol subsidiario y eso lo quisieran muchos otros sectores productivos de Chile, donde el rol del estado está a nivel de fomento, de crédito, igual como lo tiene el sector agrícola, pero no a un nivel subsidiario en la gestión del riesgo”.
Cristián Klingerberg, de HDI, comenta “existe la sensación de que, como nunca antes me asegure entonces no lo necesito, pero en los últimos años, que hemos vivido catástrofes importantes, muchos agricultores han visto que sus vecinos estaban asegurados y fueron indemnizados y disminuyó su perdida. La temporada ha tenido varias sorpresas importantes. En 2013 fueron las heladas primaverales, en 2016 fueron las lluvias otoñales que impactaron los bolsillos de los agricultores. Cuando tienen estas pérdidas y ven que al lado hay alguien con seguro empiezan a interiorizarse más del tema, luego que lo conocen pueden tomar la decisión de contratar un seguro o no”.
Para Ángel Miranda, de Mapfre, la contratación ésta más centrada en los pequeños productores, independiente de que el esquema subsidiario ha cambiado su estructura durante los años, ya que hoy en día el porcentaje de subsidio que se otorga es por póliza y no por rut, como era entes.
Otra ventaja que indican los expertos al contratar un seguro agrícola es la mayor estabilidad de ingreso, que trae como consecuencia, un mejor sujeto de crédito. Miranda explica que los productores, al contratar un seguro, pueden garantizar toda la producción y estabilizar la operación en caso de que ocurra un siniestro, lo que determina la continuidad del negocio a entidades bancarias que podrían otorgar créditos sin temor a un eventual siniestro.
Pero también existen desventajas. En ese sentido, Camilo Navarro agrega que una de ellas es, es que los agricultores tienen que pagar, “no es un gasto es una inversión y es la idea que tenemos que cambiar. Es súper importante inculcar esta cultura, en Chile tenemos que entender que existe un cambio climático, que es una actividad muy expuesta y lo bueno para los agricultores, es que el estado está dispuesto acompañarlo en un rol subsidiario y eso lo quisieran muchos otros sectores productivos de Chile, donde el rol del estado está a nivel de fomento, de crédito igual como lo tiene el sector agrícola, pero no a un nivel subsidiario en la gestión del riesgo”.
Klingerberg señala como otro inconveniente el hecho de tener expectativas mayores a las que el seguro entrega, como no perder nada. “Nosotros pretendemos cubrir los costos de producción y la verdad es que el seguro tiene un deducible que se explica claramente desde el principio: el deducible es una perdida que no se va a indemnizar”.
TENDENCIAS Y PERSPECTIVAS
Si analizamos el panorama mundial de los seguros agrícolas en el mundo, podemos observar la tendencia de los seguros paramétricos o de índice, lo que significa que la compañía y el asegurado establecen un índice como gatillo para generar una indemnización. El índice pueden ser las precipitaciones que hay en un mes en una zona.
Esto tendría una aplicación muy realista para la sequía, por ejemplo, donde es difícil ver cuánto se perdió por la sequía o exceso de lluvia en verano. Así, si se establece que el indicador supera el umbral, se indemniza una proporción de la suma asegurada; si supera un segundo umbral se indemniza una parte superior y así.
Klingerberg señala “si en el sur se ve que llueve menos de cierta cantidad de milímetros, ya se sabe que va a existir una menor producción de pasto. Si en la zona central, llueve en abril más de cierta cantidad de milímetros se sabe que se va a perder los nogales y la uva que no se alcanza a cosechar; entonces se puede establecer en base a ése indicador una indemnización, si llueve más o menos”. Son seguros que no requieren tanta determinación de cantidades que se pierden y costos, sino que son seguros más fáciles y directos de ejecutar.
“Hoy día los tenemos parcialmente incorporados, por ejemplo en los seguros de arroz, donde establecemos temperaturas como umbral, le pedimos a unas estaciones meteorológicas que nos digan la temperatura promedio y bajo ciertas temperaturas, vamos a evaluar si hubo o no pérdidas. Esto se puede incorporar, dependiendo de la demanda”, indica Klingerberg.
Para Miranda, el seguro agrícola en general tiene una penetración lenta y baja, es decir que no crece al nivel de los seguros automotriz, pero va de la mano con las políticas estatales. Por ende si está dentro de las prioridades de las políticas públicas, el seguro agrícola va a crecer y mucho.
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Robert Edition
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