Atentos a las fases de desarrollo
Manejo de plagas en cítricos en un contexto de cambio climático: la importancia de la fenología de las plagas.
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En los últimos años la industria de los plantines hortícolas ha mostrado un notable crecimiento, que le ha permitido alcanzar volúmenes de venta cercanos a los 3.000 millones de pesos al año. Pero junto con la mayor demanda, llegan también las mayores exigencias y responsabilidades por lo que los viveros se han visto en la […]
En los últimos años la industria de los plantines hortícolas ha mostrado un notable crecimiento, que le ha permitido alcanzar volúmenes de venta cercanos a los 3.000 millones de pesos al año. Pero junto con la mayor demanda, llegan también las mayores exigencias y responsabilidades por lo que los viveros se han visto en la obligación de mejorar la calidad fitosanitaria y varietal.
Tal crecimiento, en el que han surgido muchísimas plantineras, tuvo como contracara la falta de un marco regulatorio. Esto ha favorecido la producción de plantines a bajo costo en desmedro de la calidad y con riesgo en la transmisión de plagas y enfermedades a distancia por el uso de sustratos no apropiados, aguas de riego contaminadas, semillas no certificadas, controles fitosanitarios deficientes, etc.
Es por eso que a partir del 1 de noviembre del 2016 comienza a regir una nueva reglamentación que establece requisitos fitosanitarios para los viveros hortícolas. El objetivo es contribuir al mejoramiento de los procesos productivos y al incremento de la calidad de las plantas que se utilizarán para el establecimiento de los cultivos de hortalizas. Para desarrollar la nueva reglamentación trabajaron en forma conjunta el sector público, representada por el Servicio Agrícola y Ganadero, junto con la Asociación de Viveros de Chile (AGV), quienes debieron realizar un diagnóstico del rubro.
Sandra Bustos Orellana, encargada de sección de Viveros y Depósitos de Plantas de la división de Protección Agrícola y Forestal del SAG, comenta que los años 2009-2010 recibieron varios reclamos sobre partidas de plantas que no eran de la variedad que se había encargado o con presencia de plagas, “pero no existía un marco normativo específico para esta área, salvo lo relacionado con las obligaciones que tienen los viveros de otras especies vegetales, siendo insuficiente para establecer un control oficial en los viveros hortícolas”.
Con el objetivo de concretar la normativa, el año 2011 el SAG se reunió con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España para realizar una gira técnica en regiones hortícolas como Murcia y Madrid. Luego se realizó un levantamiento de la información de los viveros hortícolas de Chile, permitiendo conocer el modelo de negocio, realizar un diagnóstico inicial y determinar cuáles eran los puntos críticos a ser modificados.
Bustos comenta que los principales requisitos fitosanitarios que se establecieron están dirigidos a promover la prevención o mitigar la ocurrencia de plagas en las plántulas, más que la verificación de la condición fitosanitaria de las partidas producidas, ya que el período de crianza desde siembra a trasplante es muy corto y dura entre 30-45 días, según sea la zona y época del año.
Margarita Torres, encargada de Comercio y normativas de la Asociación de Viveros de Chile (AGV), explica que visitaron los viveros y, a través de reuniones público-privadas, se establecieron los principales criterios y puntos críticos que se deben regular en la actividad, sobre todo en el área de fitosanidad de la producción, para la entrega de plantas de calidad, como base de la cadena hortícola.
ORDENANDO EL VIVERO
En el año 2002 se reunieron varios viveros para solicitarle al SAG una regulación mínima pues, afirmaban, estaban en tierra de nadie, ya que los viveros reconocidos en ocasiones competían con gente que hacía plantas en condiciones paupérrimas y las vendía a precios muy bajos.
Por eso es que Jean Paul Merlet, Gerente General de Europlant, comenta “es una noticia que esperábamos hace muchos años. Nuestro negocio se basa mucho en la confianza, ya que el agricultor te confía su futura producción y espera que tú le entregues las plantas en cantidad, calidad y tiempo para él poder producir y obtener buenos rendimientos en las fechas cuando su producto tiene buen precio”.
La nueva normativa, Resolución SAG N°3346/2016, establece los requisitos fitosanitarios para viveros de hortalizas, partiendo desde su inscripción en el SAG, e incluyendo aspectos productivos como infraestructura e instalaciones, manejos preventivos para resguardar la sanidad de los plantines, uso de sustratos inertes o desinfectados libres de plagas, utilización de semillas tratadas, provenientes de envases sellados y con el etiquetado exigido por el SAG.
El gerente general de Masterplant, Cristián Ewert, comenta: “estamos de acuerdo con que exista un marco regulatorio sobre esta actividad la cual ha crecido en forma sostenida en los últimos años con la ampliación de algunas de las plantineras existentes más la aparición de varias plantineras nuevas”.
Margarita Torres explica que para la Asociación de Viveros de Chile es un paso importante que todos los viveros estén dentro de las regulaciones del SAG. En este sentido se hace obligatorio que todos los viveristas cumplan las mínimas normas de calidad para la producción de plantas, resguardando así no solo a los productores de hortalizas, sino que a todo el patrimonio fitosanitario nacional. “Se parte desde una base productiva con estándares definidos para lograr una planta de calidad y sana, y el que no los cumpla tiene dos opciones: subir sus estándares de producción o salirse del negocio para no pasar a la ilegalidad”.
Por eso Bustos, del SAG, indica que esto puede redundar en que algunos viveristas adviertan un aumento de los costos de producción, sobre todo en aquellos viveros menos tecnificados, debido a la necesidad de implementar procesos o prácticas que quizás antes no se hacían. “Sin embargo, estamos convencidos de que las repercusiones de tener un buen soporte o proceso de producción que garantice calidad fitosanitaria en las plantas puede presentar grandes ventajas, como es la mejora en la carpeta de clientes, un reposicionamiento en el mercado, acceso a nuevos destinos y diversificación en la producción de especies”.
El SAG estima que las principales adecuaciones estarán enfocadas a convertir en un hábito la inspección de plantas para ver si hay plagas o síntomas de éstas, la realización de prácticas de prevención, como eliminación de plantas enfermas, la aplicación de plaguicidas, la desinfección de las bandejas reutilizadas y, por otra parte, acostumbrase a documentar y registrar las acciones que se llevan a cabo en el vivero, como por ejemplo, llevar registros de siembra, injertación, de aplicaciones de fitosanitarios, desinfección de bandejas y de despacho de las plantas.
AJUSTES COMPLEMENTARIOS
Si bien los viveros más grandes coinciden en que se trata de un gran paso contar con una normativa que unifique los procesos productivos, también aclaran que queda mucho por avanzar. Jorge Verschae indica que es necesario mejorar y actualizar la Ley de Semillas que regula uno de los principales insumos de los viveros. “En lo que se refiere a la transmisión de enfermedades por semilla, como las bacterianas, y que posteriormente afecta a las plantineras y a los productores. Asimismo, es importante incluir una adecuada inducción y capacitación a los funcionarios del SAG en el sentido de que se apliquen los criterios estandarizadamente en las distintas regiones y provincias del país”.
Cristián Ewert concuerda en que el rol de fiscalización del personal de SAG es fundamental en el cumplimiento de la normativa, ya que deben tener la capacitación suficiente para reconocer eficazmente los problemas fitosanitarios en todas las especies para tomar las medidas pertinentes sin perjudicar innecesariamente la producción.
El Gerente General de Europlant agregó: “Todo esto no va a ser un cambio tan relevante si no se parte por la mayor fiscalización en la materia prima, que son las semillas. No sacamos nada con tener un montón de medidas fitosanitarias si la semilla que compramos viene infectada con virus, hongos o bacterias que nos van a perjudicar a nosotros y a nuestros clientes”.
Por su parte, los viveros más pequeños deberán realizar modificaciones en el tema de trazabilidad y manejo de la documentación, con el fin de poder demostrar el origen y respaldos de sus materiales iniciales, lo cual incluye las semillas, sustratos y tratamientos, entre otros.
Torres, de AGV, señala que “los nuevos viveros que ingresen al rubro deberán partir con el mínimo de resguardos e infraestructura solicitada por el SAG, ahora ya preocupándose de iniciar su producción con materiales iniciales e insumos que cumplan con la normativa”.
INICIO DE LA EXPORTACIÓN
Al tener una regulación de los plantines hortícolas se entrega mayor confianza a los agricultores, lo que es una herramienta clave al momento de que los viveros quieran comenzar la exportación. Para el gerente general de Masterplant indica: “nos acercará bastante a lograr acuerdos bilaterales para la exportación. Claramente si una actividad tiene una regulación existe mayor confianza de otros países y de sus respectivos Servicios Agrícolas para abrir mesas de dialogo, por lo que vemos con optimismo esta normativa desde este punto de vista”.
Sin embargo, Jean Paul Merlet aclara que se han realizado intentos para abrir otros mercados, “pero la verdad es que ponen bastantes trabas sobre todo de índole fitosanitaria que se manifiestan en una serie de muestreos para confirmar que las plantas están libres de algunas enfermedades en específico”.
Margarita Torres explica que al contar con la nueva normativa, los países de destino tendrán una garantía específica de que las plantas hortícolas en Chile se producen con estándares de calidad concretos, que van desde el principio de la producción a la entrega de las plantas y que existe un sistema de trazabilidad, lo cual es fundamental para cualquier procesos de exportación. “En la actualidad solo se han establecido los requisitos fitosanitarios para plantines de tomate, pimiento y ají para Perú, pero aún no se ha concretado ninguna exportación de plantines desde Chile”.
El primer paso, que es el de la concepción de la normativa ya está dado; resta la implementación y la adecuación por parte de la propia industria. Si el último tiempo fue de gran crecimiento, es de esperar que el optimismo que viven los viveros consultados esté justificado.
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Robert Edition
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