En desarrollo se encuentra la campaña 2023-2024 de cerezas chilenas, que ha sido impactada por el cambio climático marcado por lluvias y alza de temperaturas.

Los efectos del cambio climático provocaron frutas con pudriciones y retraso de la cosecha de variedades como Lapins, que se siguieron cosechando hasta los primeros días de enero de 2024. En entrevista con Mundoagro, el destacado asesor de carozos, cerezas y docente del curso “Poscosecha de cerezos: Énfasis en el Manejo del huerto” de Mundoagro Capacita, Patricio Morales, afirma que de las últimas 10 temporadas, esta ha sido una de  las más difíciles para producir cerezas ya que  muchos factores climáticos jugaron en contra. “Esto partió en mayo cuando las plantas no entraron a receso cuando debían ya que estuvieron vegetando hasta muy tarde, con sus hojas adheridas a ellas y después vino un invierno con poca acumulación de horas frío en muchas localidades del país, especialmente en las principales zonas productoras como la sexta y séptima región, donde se ubican los principales volúmenes de cerezas que se exportan a China”, señaló.

Las lluvias que se registraron en el período de floración afectaron la cuaja del fruto y hubo aborto de frutos que sucedieron hasta tarde en la temporada. Según el experto, la primavera fría provocó un retraso en la temporada junto con una baja en los volúmenes de exportación.  “Solo llegaremos a los 60 millones de cajas, no creo que superemos eso, de un total de 105 millones que esperábamos. Por lo tanto, será una caída de 50%”.

Respecto a cómo estos menores volúmenes de fruta influirán en la mayor festividad del gigante asiático, el Año Nuevo Chino, Morales indica que está llegando menor fruta a China. Algunas frutas tienen problemas de condiciones como son las pudriciones debido a las lluvias de primavera.  “Ya no llegará más fruta ya que ahora nos trasladamos a las cosechas del centro al sur. Localidades como Los Ángeles hasta Osorno deberían partir sus cosechas la segunda semana de enero, en el caso de Lapins más tardías y en el caso Regina de Osorno deberían partir el 20 de enero”, comenta el experto.

Las claves en la poscosecha temprana y tardía

La poscosecha temporada y tardía se ubican como etapas claves para lograr una fruta de calidad. El experto explicó que la poscosecha temprana es una etapa crítica desde el punto de vista del riego, nutrición y de manejos sobre la planta. Es cuando se empieza a usar reguladores de crecimiento, como giberelina, para aumentar el calibre de los frutos. En esa etapa las plantas están haciendo mucho trabajo simultaneo, como terminar la fruta, la elongación celular, definir el calibre, el proceso de pigmentación, que es la toma de color, y la acumulación de materia seca y sólidos solubles, importante para que esta fruta pueda viajar bien y pueda llegar correctamente al destino. Por otro lado, las plantas están haciendo la inducción, para generar el retorno floral de la siguiente temporada y la producción del próximo año. “Cerca de la cosecha tenemos temperaturas altas, donde una de las prioridades de las plantas va a ser enfriarse; por lo tanto, se vuelve una época crítica tanto para el mantenimiento de las plantas como para que puedan terminar la fruta”.

Morales afirma que esta etapa es vital para lograr el éxito en la producción de cereza. En muchas situaciones no le damos el énfasis que debiese tener y si mejoramos esa parte, podríamos mejorar nuestros rendimientos, que serían más estables en el tiempo. El especialista sugiere usar bloqueadores solares y aplicaciones de aminoácidos  que ayudan a disminuir el estrés térmico y que hacen que las plantan funcionen mejor.  “Es una etapa cítrica en el control de Ácaros fitófagos , que es el  control de arañitas y donde el cerezo es un cultivo sensible a tener daños muy rápidos de defolación de las plantas y que genere todo un trastorno, que es grave ya que puede ocurrir en pocos días”.

La reproducción de los Ácaros fitófagos es muy agresiva y el daño también es rápido, el productor lo puede ver en un par de días en los huertos. Morales sugiere hacer aplicaciones de forma preventiva. “Hay que seguir con el control de una de las enfermedades principales del cerezo, que es Pseudomona syringae, una bacteria que da origen al cáncer bacteriano de los carozos  y que tiene que ver con este control de poscosecha”.

En cuanto a la poscosecha tardía, que se asocia principalmente a cuestiones como la poda de verano, el asesor sugiere hacerla entre el 10 y 15 de enero en adelante. También se desarrolla la aplicación de fertilizantes al suelo, donde se busca que la asimilación de los nutrientes no favorezca más desarrollo vegetativo, sino que se vaya todo a reserva, que es la principal importancia de la poscosecha.  Morales comenta: ”Es decir que los árboles sean capaces de acumular la mayor cantidad de reserva que son carbohidratos, que son asimilables y almacenables por las plantas. Hay diversos mecanismos para que las plantas entren en receso correctamente, como aplicaciones de molibdeno, que ayudan a movilizar mucho estos carbohidratos, también aplicaciones en portainjertos que son más vigorosos, en los cuales hay que usar aplicaciones de sulfato para quemar las hojas que van quedando y acelerar el proceso de caída de hoja. Sugiero que entre el 30 de marzo y no más allá del 10 de abril se realicen los últimos riegos y no se riegue más, para que las plantas tengan una señal y se vayan a dormir el 1 de mayo”.

Para lograr el calibre de los huertos, Morales dice que lo principal es la poda invernal y que ajustar la carga temprana sigue siendo lo más eficiente, barato y que va asegurar una fruta grande en la cosecha. “Hay que sacar las labores que están obsoletas, como el raleo, que encuentro que es caro e ineficiente. Nunca queda bueno. Por lo tanto, prefiero hacer una buena poda invernal, que tiene más riesgos como los problemas con heladas, pero creo que es más eficiente”, concluye.