
¿Qué nos pasó?
Aquella incipiente industria de manzanas de los 60, que se consolidó en los 80, se modernizó en los 90 y para el 2006 fue reconocida como la más competitiva
del mundo, hoy enfrenta los mayores desafíos de su historia. Consideraciones para reinvertir.

La industria se consolida

En este mismo periodo, el sector privado obtuvo acceso a recursos crediticios para construir nuevas centrales frutícolas con modernos sistemas de embalaje y cámaras frigoríficas. A su vez, los fruticultores comenzaron a recibir asistencia técnica especializada por parte de los agrónomos de las empresas frutícolas nacionales con vocación manzanera —David del Curto, Pruzzo y Cia, Copefrut, Coexport, HuertosBuenos Aires de Angol, entre las principales— para continuar plantando esta especie y aprovechar las potencialidades del negocio frutícola de exportación. Entre las iniciativas más destacadas, sobresale el trabajo realizado por la empresa Copefrut en los años 80, la cual conformó un departamento técnico de gran fortaleza profesional, dirigido por el Ing. Agrónomo Sr. Ricardo Vidal, lo que la posicionó como una institución líder en la transferencia de nuevas y mejores tecnologías para el cultivo y manejo de postcosecha de la fruta. Entre los asesores permanentes del departamento técnico estaban destacados profesores especialistas en diferentes áreas de la agronomía —tales como el entomólogo frutal Dr.Roberto González; los fitopatólogos Dr. Bernardo Latorre, Dr. Mario Álvarez y la Ing. Agr. Adriana Pinto, y el fisiólogo frutal Dr. Gonzalo Gil—, quienes compartían sus novedosos trabajos e investigaciones en la Revista Frutícola de Copefrut, publicación que ha sido un gran aporte para toda la industria manzanera. También se debe hacer un reconocimiento especial por su gran contribución a la fruticultura de esa época al profesor de Fruticultura de la Universidad de Chile Dr. Ernesto Saavedra. La influencia de este académico orientó las pautas de importantes asesores y productores de manzanos, principalmente en las zonas de Rancagua y San Fernando, quienes siguieron sus sistemas de poda y conducción de los árboles para la formación de plantas piramidales, que alcanzaban mayores producciones respecto de los manejos tradicionales utilizados en otras zonas. En el decenio del 80, se crearon nuevas empresas exportadoras de capitales nacionales, en muchos casos integradas por sociedades de productores de fruta que reunían un volumen relevante para comercializar directamente en el exterior. En paralelo, estas empresas realizaron inversiones para la edificación de nuevas plantas frutícolas con servicio de packing, almacenaje frigorífico y de comercialización, tanto de su propia fruta como la contratada a productores https://mundoagro.cl/wp-content/uploads/2025/04/premium-1.pngs. Este modelo de negocio integrado verticalmente por productores, empacadores y exportadores fue bastante exitoso, a tal punto que algunas de estas empresas han llegado en la actualidad a posiciones de liderazgo en la exportación de las manzanas chilenas. Algunos ejemplos son Frusan, San Clemente, Chisa (ex Buenos Aires), Rucaray y Greenvic, entre otras. También en este periodo se recibió el aporte de capital extranjero en el área de las exportaciones, a través de la llegada al país de empresas transnacionales — Unifrutti, Dole, UTC, Chiquita Clee, entre otras — lo que impulsó de forma progresiva un crecimiento de la comercialización y distribución mundial de la fruta vía marítima. Este crecimiento permitió que hacia fines de la década de los 80, la uva de mesa y la manzana representaran más del 80% del volumen de frutas enviadas al exterior.

Durante los años 80 también la agroindustria tuvo un gran impulso, creándose nuevas empresas especializadas en la elaboración de jugos concentrados, pulpa y deshidratados de fruta. Estos rubros aportaron un nuevo poder comprador que aprovechaba los descartes de las manzanas en los huertos y packings.
La modernización y liderazgo

comestible muy apreciados, pero requiere de mucho cuidado por su susceptibilidad a daño por impacto en
la cosecha.
En 1990, un grupo de entusiastas asesores, productores e investigadores en manzanas y peras fundaron la Corporación Pomanova, con el fin de compartir las experiencias profesionales de cada integrante, así como los conocimientos técnicos en las diferentes áreas de manejo de las pomáceas. Las primeras reuniones dieron cuenta de que se debía acelerar el aprendizaje de las técnicas modernas aplicadas en los países de vanguardia en el cultivo del manzano, para lo cual se estableció contacto con renombrados agrónomos y expertos internacionales. Esto permitió traer a Chile a los Sres. John Wilton de Nueva Zelanda; Jean Marie Lespinasse y Michel Ramonguilhem, de Francia; Tienne Duprez, de Sudáfrica, entre otros. El trabajo en conjunto ayudó a la consolidación de plantaciones en densidades medias a altas, lográndose una mayor precocidad, mejor calidad de fruta y más altos rendimientos. Posteriormente, en 1995 se creó el Centro de Pomáceas (CP) de la Universidad de Talca, dirigido por el Dr. José Antonio Yuri. Desde su origen, el CP ha tenido un rol gravitante en el apoyo a la industria manzanera, entregando permanente información técnica de alta calidad, fruto de los numerosos proyectos de investigación que ha realizado, tanto pre como en postcosecha. Durante la década del 90 se comenzó a introducir en gran escala nuevas variedades de manzano, duplicándose la superficie nacional. Entre las más plantadas estaban Royal Gala, Braeburn y Fuji. Luego, se agregarían las variedades Jonagold, Elstar y Gloster, mayormente establecidas en la zona sur. En paralelo, las políticas de apertura de nuevos mercados y la suscripción de numerosos Tratados de Libre Comercio (TLC) a partir del año 1991, sumado al trabajo realizado tanto por instituciones del sector público —ServicioAgrícola y Ganadero (SAG), los Ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores—y privado —Asociación deEx portadores de Chile(ASOEX)— han permitido el acceso de la manzana chilena a múltiples destinos alrededor del mundo. Ha sido de alta relevancia para el sector exportador de fruta, la estabilidad política del país, el control de la inflación, la menor tasa de interés bancaria y el tipo de cambio favorable para esta actividad. En los años venideros, la producción manzanera de Chile fue intensificándose y alcanzando una posición de liderazgo mundial, siendo el país reconocido en el año 2006 como el más competitivo en la industria mundial de esta especie, título concedido por el World Apple Review, publicación de Belrose, Inc., institución especializada en el análisis del mercado internacional de frutas. Este ranking es una clasificación comparativa donde se analizan 29 factores dentro de tres diferentes áreas: 4 Eficiencia productiva, 4 Infraestructura y disponibilidad de insumos tales como de agua y mano de obra, y 4 Servicios financieros y de mercado. En el caso de Chile, se valoró muy bien la introducción de nuevas variedades, la actualización de técnicas para el manejo productivo de los huertos, la moderna infraestructura en plantas de embalaje y refrigeración de la fruta, el amplio acceso a mercados, buena capacidad empresarial, disponibilidad de mano de obra e insumos para la producción, entre otras. Por diversas razones, en los últimos años Chile retrocedió en el ranking de competitividad, quedando en tercer lugar el año 2017, y en segundo el 2018, siendo superado por Nueva Zelanda. En cuanto a los sistemas de cultivo del manzano en Chile, la producción ecológica se ha desarrollado en mucho menor escala respecto a los métodos tradicionales (manejo integrado), puesto que, para las condiciones locales, la producción orgánica tiene más limitaciones y muchos más riesgos que el sistema convencional. Sin embargo, en el último tiempo, un número creciente de empresas y productores han comenzado a realizar una producción orgánica orientada a la generación de un producto de mayor valor. Las variedades más producidas bajo este sistema son Gala, Granny Smith y Fuji, destinadas principalmente al mercado estadounidense. La superficie plantada de manzanos en Chile se ha reducido considerablemente, debido a factores climáticos, el arranque de huertos obsoletos y la alternativa de cultivos con mucho mayor rentabilidad, como el cerezo. Además, la pandemia del Covid-19 dificultó los intercambios comerciales de fruta en el mundo entero. Las restricciones cuarentenarias durante los primeros meses de la pandemia disminuyeron la disponibilidad de mano de obra, lo que impidió la cosecha o fue realizada con un estado inadecuado de madurez para la exportación.Por otro lado, los cada vez más exigentes requerimientos de los mercados de destino generan nuevos desafíos para los productores, siendo necesarias nuevas estrategias para resguardar la cosmética, calidad organoléptica e inocuidad alimentaria de la fruta, así como para sostener la rentabilidad del rubro.
Consideraciones para reinvertir
A pesar de los problemas que ha enfrentado el sector frutícola en el último tiempo, Chile sigue conservando ventajas comparativas de climas y recursos para producir manzanas de buena calidad. La industria manzanera chilena de exportación tiene una posición sólida y respetada en los mercados internacionales, siendo considerado como un proveedor confiable.Las prácticas de cultivo de manzanos se han ido modernizando y se han implementado considerables mejoras en la gestión administrativa de los huertos, lo que ha aumentado la eficiencia y profesionalización del sector. El mayor desarrollo del rubro está siendo implementado por las empresas integradas verticalmente, es decir, aquellas que realizan la producción, empaque y exportación bajo una misma firma y objetivo comercial, lo que hace posible una mayor homogeneidad en el producto elaborado.

Por otro lado, el nivel técnico de los profesionales y asesores que trabajan en la producción de manzanas ha permitido que la fruta despachada sea sana, de buena calidad y producida respetando el medio ambiente. A continuación, se presentan algunas consideraciones para ayudar a las decisiones de los productores de manzanas para reinvertir y mantenerse en el cultivo de esta especie: En el caso de productores y a establecidos, se debe analizar la rentabilidad de los diferentes huertos o cuarteles de manzanos de su predio y arrancar aquellos que presenten reiteradamente cifras negativas, ya sea porque quedaron obsoletos dada su baja productividad o por la variedad. Las replantaciones de manzanos sobre manzanos deben realizarse posterior a una fumigación del suelo o luego de un periodo de descanso de al menos un año, con siembra de avena después de arrancado el huerto. Hay información —todavía no bien confirmada en Chile—de que los portainjertos de la serie Cornell-Geneva serían tolerantes a situaciones de replante. Algunos de estos por-tainjertos con potencial interesante son el CG-41, que tiene el tamaño similar al M9 T337 y el CG-202, de vigor similar al M26, pero con resistencia al pulgón lanígero, Phytophthora y fuego bacteriano.
Los nuevos proyectos deben considerar el establecimiento de huertos en alta densidad, con uso de portainjertos enanizantes. El patrón M9 sigue siendo la mejor opción para la mayoría de las variedades de vigor medio a alto. Las densidades de plantación para huertos formados en una fusión de Tall Spindle en la etapa de formación y aplicando algunos principios del sistema Solaxe luego de la entrada en producción, pueden ir entre 2.500 a 3.100 árboles/ha, dependiendo del cultivar, las condiciones de suelo y clima de cada localidad. El diseño de las nuevas plantaciones debe preferir el uso de estructuras de soporte resistentes y la utilización de mallas monofilamentos para proteger a la fruta de las quemaduras por sol y, eventualmente, los granizos. Hay una amplia gama de colores para los requerimientos de las diferentes variedades. En general, se prefieren las mallas negras para los cultivares verdes y las blancas o perladas para las bicolores. La elección de la variedad a plantar es crucial para el futuro económico del huerto. Los viveros chilenos han introducido una amplia gama de nuevas variedades de manzanos; no obstante, aún no está claro sus requisitos agroclimáticos para realizar una apropiada zonificación. Las experiencias a escala comercial de las nuevas variedades han mostrado tanto ventajas como inconvenientes en el desempeño a nivel de huerto, así como durante la postcosecha de la fruta, resultando en algunos casos no rentables para el productor. Los clones mejorados de Gala, Fuji y Cripps Pink han tenido un buen desempeño productivo y de calidad de fruta en las condiciones climáticas locales, siendo las primeras opciones para considerar en nuevas plantaciones. En la zona de San Clemente y Angol se han plantado principalmente las variedades Scifresh/Jazz® y Scilat/Envy®, ambas seleccionadas en Nueva Zelanda y provenientes del cruzamiento entre Gala × Braeburn. Estas variedades son manejadas en Chile por la exportadora San Clemente bajo un sistema de Club con Enza, que es el propietario y realiza la publicidad en los mercados minoristas. Al sur de Malleco, algunas de las variedades más plantadas son Mineiska/Sweet Tango® y Honeycrisp/Honeycrunch®, ambas provenientes de Minnesota (EE.UU.). Si bien la fruta tiene atributos de calidad comestible muy apreciados, en el caso de Honeycrisp es muy susceptible a daño por impacto en la cosecha y a numerosos desórdenes fisiológicos durante la postcosecha. En los últimos años, la exportadora San Clemente obtuvo la concesión para establecer plantaciones de Cosmic Crisp® (Honeycrisp × Enterprise) del programa de Washington, pero sólo para desarrollarla en el mercado local. Esta empresa también introdujo la variedad Evercrisp® (Honeycrisp ×Fuji). Otras variedades establecidas a lo largo de Chile e introducidas por diferentes empresas han sido: Ambrosia (Canadá), Nicoter/Kanzi® (Bélgica), Roho/Evelina® (Alemania) yUGB32642/Opal® (RepúblicaCheca). Estas variedades han tenido desempeños dispares entre las zonas de cultivo, observándose en la Región de La Araucanía la mejor adaptación de Ambrosia y Evelina®, dado su clima más fresco. En la Región del Maule, Kanzi® ha presentado dificultades en el desarrollo de color y desórdenes fisiológicos durante la postcosecha de la fruta.
Desafíos futuros
La situación actual del rubro de las manzanas en Chile ha generado que los productores enfrenten desafíos nunca antes vistos, que hacen cada vez más dificultoso mantener la sustentabilidad del sector exportador. Frente a esta realidad resulta esencial modernizar los métodos de cultivo, que permitan aumentar la eficiencia productiva y enfocarse en obtener principalmente fruta de alta calidad. La disponibilidad de mano de obra será cada vez más escasa y cara, por lo que es imperioso introducir en forma rápida más mecanización para realizar las labores de podas, ajuste de carga y cosecha. El uso de plataformas ha permitido bajar los costos e incorporar a más mujeres en estas labores. Otro aspecto importante para tomar en cuenta antes de emprender un nuevo proyecto de plantación es que los productores no deben dejarse llevar por las necesidades —aveces imperiosas— de los agentes comerciales (exportadores) de plantar ciertas variedades cuya idoneidad no ha sido comprobada en las diferentes zonas productivas del país. Además, se debe contar con antecedentes de al menos tres temporadas sobre el comportamiento de la fruta en postcosecha, antes de decidir su estrategia de comercialización. La industria de las manzanas no puede seguir desperdiciando gran cantidad de recursos en proyectos que resultarán ineficientes o fallidos, los que aumentan el desinterés por seguir cultivando esta especie.
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