Un horizonte complejo - Mundoagro

Un horizonte complejo

Una mirada a los posibles efectos del subsidio al riego tal como hoy se plantea.

En agricultura no siempre las inversiones constituyen lo que se denomina primeras inversiones o de empresarios que solo viven de su campo. Si bien existen, esos casos representan algo excepcional, puesto que el fuerte de la agricultura chilena, la que exporta y genera divisas para el país, la que da trabajo incluso a pequeños pueblos completos, es la agricultura de exportación. Es así como esta agricultura proviene de fondos de segundas y terceras inversiones de empresarios de otros rubros, que por lo tanto quedarán excluidos de optar a subsidio al riego, ya que con gran probabilidad la suma de sus inversiones sobrepasará los montos de ventas de los concursos.

La respuesta inmediata de la autoridad será que dado su capital y patrimonio paguen el 100% de los equipos de riego, y créanme que así lo harán. Realizarán ajustes en el corto y largo plazo, se adaptarán, pero en esta adaptación se encontrarán obligados a efectuar ajustes de personal, de inversión y también de la superficie, todo lo cual serán los puntos de corte en las nuevas plantaciones. También influirán en la calidad de los materiales, la cual disminuirá para reducir los costos de inversión inicial.

Por tanto, el impacto se presentará en la superficie nueva: menos superficie y menos personal. A su vez, cada vez será menos frecuente el recambio de equipos de riego. Por defecto, el poder comprador disminuirá, repercutiendo tal situación en empresas de riego que percibirán las consecuencias negativas de lo antes descrito, produciendo un efecto devastador dado que prácticamente desaparecerán del horizonte de estas empresas.

Con respecto al apoyo a la agricultura tradicional, que comprende por ejemplo hortalizas, el impacto de apoyo se hará al nivel del bolsillo del pequeño productor. Pero eso no necesariamente implicará aumento de la superficie plantada, por ejemplo, de coliflores porque ellos saben que al aumentar la oferta cae el precio y autorregulan sus plantaciones al año siguiente y así cada temporada (que en hortalizas son muy cortas, 3 a 6 meses).

En general los productos tradicionales no son exportables, ya sea por precio bajo o por la propia condición de cultivo, como en el caso de las hortalizas en fresco que tiene poca vida postcosecha.

Hoy el mercado cuenta con un amplio espectro de competidores. Nuestras lentejas deben competir, por ejemplo, con las de Canadá, que se cultivan en superficies de 300 hectáreas y se cosechan con máquinas que las empacan al instante. Esta situación contrasta con la de nuestro secano costero, donde la lenteja difícilmente tiene buenos rendimientos y la cosecha se realiza a mano. No se entiende ni tampoco se sustenta desde el prisma y análisis económico, que este tipo de cultivo hoy tenga tal puntaje en concurso, puesto que no se puede exigir a los comerciantes que compren lenteja chilena, bajo el simple argumento de que proviene de nuestro país, y dejen de comprar las canadienses que le genera un mayor porcentaje de utilidad en sus ventas.

Esta es la situación presentada que no logra comprender la autoridad y que sí comprende el agricultor, que debe resguardar su negocio y elegir en base a qué le genere una mayor utilidad. Esto constituye el presupuesto básico. Entender dicha lógica requiere no solo de empatía por parte de la autoridad, sino también de la competencia suficiente para analizar y comprender tanto las decisiones económicas, como las circunstancias fácticas en que se encuentran actualmente nuestros agricultores.

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