En Chile, la creciente industria del cerezo exige una alta tecnología en el manejo agronómico de este árbol para mantener y consolidar la presencia de su fruto en los mercados más exigentes del mundo. Dentro de este manejo, los aspectos sanitarios juegan un rol muy importante, puesto que la solución de los problemas con frecuencia va a la saga del desarrollo de la industria.

Un punto crítico en el cultivo de la especie es la enfermedad conocida como cáncer bacterial del cerezo, ampliamente distribuida en todas las áreas de cultivo en Chile, de difícil control y de aún más difícil erradicación, pese a lo notoria que es su sintomatología desde los inicios del desarrollo del huerto. A pesar de esto, y del sostenido crecimiento de las plantaciones en la región y en el país, se realiza poca investigación aplicada en el tema; y ese conocimiento no siempre está disponible para los productores.

Frente a este escenario, el Centro Regional de Investigación INIA Rayentué, con apoyo de especialistas de INIA Quilamapu, desarrolló entre 2018 y 2020 una serie de trabajos tendientes a conocer más la enfermedad, sus mecanismos de mitigación y a evaluar las herramientas con que cuenta el productor para enfrentarla. A esta iniciativa, que contó con financiamiento del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de O’Higgins, concurrieron profesionales, técnicos, productores y empresas de agroquímicos vinculadas al control del problema.

IDENTIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN

Un primer esfuerzo fue identificar y caracterizar debidamente al agente causal: Pseudomonas syringae pv. syringae y Pseudomonas syringae pv. morsprunorum. En el laboratorio del Dr. Boris Sagredo, en INIA Rayentué, utilizando múltiples aislamientos bacterianos de la Región de O’Higgins obtenidos en este trabajo, se estudió la caracterización morfológica, bioquímica y molecular de las especies de Pseudomonas encontradas. Se desarrolló un proceso de detección relativamente económico de identificación de especies de este género, el que está disponible para implementarse como un servicio al productor y que hoy, en un nuevo proyecto científico, se utiliza para estudios poblacionales de la bacteria, en todas las zonas de cultivo del cerezo en el país.

 El impacto de estos hallazgos permitió a los especialistas de dicho laboratorio crear alianzas con otras instituciones regionales, para efectuar estudios más profundos de los mecanismos moleculares del ataque del patógeno, así como de las defensas de la planta y del efecto de un estrés, como el hídrico, en el desarrollo de la enfermedad; trabajos indispensables en el avance del conocimiento de este tema, que darán inicio en 2021.

En los trabajos del FIC se pudo demostrar también que un alto porcentaje de aislados bacterianos presentaban resistencia a las sales de cobre, elemento frecuente y hasta excesivamente utilizado en la prevención de la enfermedad. Este aspecto -clave para el enfoque de los programas de control-, pone de manifiesto los problemas de eficacia de los programas convencionales en la lucha contra la enfermedad y la consecuente contaminación ambiental, sin conseguirse el objetivo final de tener una planta sana.

PREVENCIÓN

En O’Higgins, este proyecto realizó un levantamiento conducido por la especialista Valeria Osorio a nivel comunal, de las áreas más afectadas y aquellas donde la enfermedad es menos severa. Por ejemplo, San Vicente de Tagua-Tagua y Malloa presentaron menor prevalencia que San Fernando y Chimbarongo, respecto del daño que causa la enfermedad. Además, se estableció el grado de ataque de las distintas variedades presentes en la región, así como la sensibilidad de las plantas en los diferentes portainjertos y las distintas formas de conducción del huerto presentes en el área.

Lo anterior brinda antecedentes para la toma de decisiones de dónde plantar, qué variedades, portainjertos y sistemas de conducción priorizar, así como de la infraestructura necesaria para proteger el huerto de las condiciones ambientales predisponentes para la enfermedad.

Los especialistas de INIA Quilamapu, Dres. Andrés France y Paz Millas, establecieron las curvas poblacionales y los momentos del control preventivo, para evitar que la bacteria en su fase epifítica (presente, pero sin ocasionar daño), pase al interior de la planta (fase endofítica) y se mueva sistémicamente, destruyendo el tejido vegetal y escapando a la acción de los productos químicos.

Estas recomendaciones permitieron precisar los momentos en que se deben realizar los controles preventivos. También se pudo indicar cuáles de las aplicaciones en invierno resultan innecesarias, debido a que el seguimiento poblacional muestra períodos de ausencia de bacterias epifíticas en la planta. Esto dio como resultado la propuesta de hacer un seguimiento poblacional a nivel de predio, para saber cuándo intervenir con agroquímicos, con el fin de racionalizar costos de manejo y evitar desarrollo de resistencias a los agroquímicos y exceso de contaminación ambiental.

Producto de los trabajos de campo se encontró que el medio regional tendía a confundir síntomas provocados por otros agentes causales -como hongos de la madera- con el cáncer bacterial. La aclaración de esta confusión propia de profesionales, técnicos y productores, permitió corregir el empleo de bactericidas para el control de hongos y desarrollar un nuevo proyecto en la región, abocado solamente a los daños de los hongos de la madera, labor que se inicia en 2021, por tres años.

FACTORES QUE PREDISPONEN

La humedad alta y el daño de heladas favorecen el ataque de Pseudomonas syringae. Esta bacteria puede encontrarse en la superficie del árbol, en yemas, incluso bajo la corteza en forma latente, hasta que las bajas temperaturas, cercanas al punto de congelación, facilitan su ingreso a través de microheridas provocadas por efecto de dichas temperaturas. Luego, a medida que la temperatura aumenta en primavera, las poblaciones bacterianas crecen activamente, al interior de los tejidos atacados.

La poda invernal en cerezo es también una puerta de entrada de la bacteria a través de la herida provocada, y si ésta se produce cerca de ramas o ejes principales, frecuentemente producirá un cancro en un futuro inmediato. También, daños físicos a la corteza como los cortes para inducir yemas, mordeduras de conejos, daños de granizo, u otros, como la acción de presión y descompresión en la unión muy cerrada.

Los cancros se inician a partir de salidas de invierno y comienzos de primavera. La muerte del tejido bajo la corteza produce que la zona deje de crecer, mientras que el resto del tallo continúa su crecimiento normal, esto termina produciendo un área deprimida que se invagina hacia el interior del tallo, dejando una herida profunda o cancro. La madera enferma adquiere una coloración oscura y brillante, que se extiende más allá de la zona afectada, apreciándose, además, un olor a fermentación o agrio, al momento de abrir la corteza que cubre el cancro.

Si esta infección no se detiene, puede causar la muerte de la rama afectada o progresar hasta matar todo el árbol, con la consiguiente pérdida de producción y calidad de la fruta. Las áreas con cancros a menudo presentan goma, la que es producida por el árbol en respuesta a la infección. Es común que el productor asocie inmediatamente la presencia de goma con Pseudomonas syringae, sin embargo, nuevas investigaciones han asociado hongos y/u otras bacterias, con este problema. Por ejemplo, un hongo que frecuentemente que afecta la madera del cerezo es Leucocytospora spp., el que se puede asociar a Pseudomonas syringae y causar un daño mayor en los árboles y en la formación de cancros en cerezo.

IMPACTO DE LA ENFERMEDAD

INIA ha determinado, a través de prospecciones de huertos de cerezo en la Región de O´Higgins, que en promedio existe un 10 a 20% de plantas muertas por ataques de Pseudomonas. Un huerto joven infectado desde el momento de la plantación y sin un manejo adecuado del problema, puede alcanzar hasta un 40% de plantas muertas al tercer año.

En evaluaciones realizadas por INIA, en un huerto del sector Puente Negro, de la comuna de San Fernando, y el cual presentaba una alta presión de cancros, se concluyó que éstos se produjeron con mayor frecuencia en el lado norte (56%), que en el lado sur (8%) del árbol. Esto porque el lado norte del tronco está expuesto a la luz solar directa durante el invierno, lo que hace que la corteza se dañe debido a los ciclos de congelación-descongelación violenta dentro de los vasos conductores en este lado de la planta, lo cual ocurre durante las mañanas invernales o primaverales de post heladas.

La presencia de cancros no se evita, ni disminuye, por la acción de los tratamientos foliares en base a sales de cobre, que se realizan cada temporada. Por tanto, el control de cancros es un manejo particular dirigido a las plantas afectadas, y complementario a las aspersiones de sales de cobre.

OPCIONES DE MANEJO DE CANCROS

Se ha estudiado la eficacia de algunos productos con efecto cicatrizante. Durante dos temporadas se realizaron curaciones de cancros a inicio de verano, con el objeto de detener la infección e inducir la cicatrización de la herida.

En la temporada 2017/18 se comparó la acción de los productos señalados en el Cuadro 1. El ensayo se replicó en cuatro campos de la Región de O’Higgins, durante esa temporada, que se encontraban altamente afectados con cancros. Tres de estos campos están ubicados en la comuna de Malloa y uno en la comuna de Codegua.

Para la curación de cancros pequeños se removió la corteza con una navaja afilada, esterilizada con alcohol 90°, raspando toda coloración oscura y restos de goma. Para cancros grandes se utilizó un serrucho de poda para recortar las áreas de madera seca y oscura, profundizando con cuchillo hasta que se encontró madera fresca y sana, cuidando de dejar los márgenes de la herida lisos y limpios. Los restos de los cancros se sacaron del predio.

Resultados 2017/18: En esta temporada de ensayos no se detectó una diferencia significativa entre las variedades ni los campos, sino que, todos respondieron de forma similar a los tratamientos. Los ensayos muestran la efectividad de los productos para cicatrizar los cancros y detener la producción de goma.

El tratamiento control, donde sólo se limpió el cancro, no controló el daño, sino que, a los 12 meses de realizado el proceso, se observó presencia de goma sin una adecuada cicatrización. El tratamiento con caldo bordelés produjo más goma que el propio control.

Strepto Plus® indujo una recuperación en términos de una mayor cicatrización y una menor producción de goma, respecto los tratamientos anteriormente señalados. Coraza® mostró la mejor cicatrización y la menor producción de goma en todos los ensayos realizados.

La cicatrización inducida por Coraza® y Strepto Plus® fue del orden del 30%. Mientras que el no curar una herida o aplicar un producto inadecuado aumenta el daño en, al menos, un 150% en el lapso de un año, debido al rápido avance de la infección al interior del tejido. Se recomienda, entonces, un programa de curación de cancros de más de una vez en la temporada. Marzo podría ser la segunda oportunidad de realizar curaciones, en aquellas plantas que presentan goma luego de 3 a 4 meses de hecho el primer tratamiento.

Resultados 2018/19: En la segunda temporada se realizó un ensayo en Bing, con resultados parciales, ya que sólo se evaluó a los seis meses de iniciados los tratamientos en Pelequén, comuna de Malloa. Además, se trabajó en el sector de Puente Negro, comuna de San Fernando, con la variedad Lapins. Esta vez se agregaron tres tratamientos nuevos al ensayo. El total de tratamientos, se detalla en el Cuadro 2.

En la evaluación de los ensayos en la temporada 2018-2019, se observa una recuperación de los cancros, inmediatamente hechas las curaciones. Esto por el solo hecho de eliminar el tejido dañado. Entonces, la curación debe recomendarse desde fines de primavera y durante el verano, para que las condiciones de temperatura alta y baja humedad relativa promuevan cicatrización y eviten la reinfección de la enfermedad.

En consecuencia, las condiciones invernales de humedad y bajas temperaturas ambientales son las que promueven reinfestación y nuevos ataques de la bacteria, especialmente porque la herida está expuesta y húmeda lo que permite muy fácilmente la reinfestación, en comparación con los tratamientos con sellantes.

Tanto en Bing como en Lapins, el uso de caldo bordelés resultó negativo para la cicatrización de los cancros, al igual que en el trabajo de la temporada anterior. Por su parte Rezist® también mostró una reacción adversa a la cicatrización, aunque en menor medida que el caldo bordelés.

También, en esta temporada, la limpieza del cancro, sin ser tratado con un sellante, muestra en el corto plazo, a los seis meses, un efecto de secado del cancro. Esto reafirma la necesidad de extirpar, cuidadosamente, el tejido dañado, antes de aplicar cualquier tratamiento. Los sellantes Coraza®, Fitosil®, Kanker® y Strepto Plus® + pasta poda, mostraron similares grados de sellado, en Bing de Pelequén. En Puente Negro, Fitosil® presentó un efecto ligeramente inferior al de los otros sellantes.

CONCLUSIONES

• Los cancros producidos por Pseudomonas syringae pv. syringae se deben controlar bajo condiciones ambientales de alta temperatura y baja humedad.
• Los cancros se deben extirpar cuidadosamente antes de ser tratados.
• Se debe utilizar, para el tratamiento, sellantes que no tengan efecto fitotóxico.
• Sin control, los cancros continuarán creciendo hasta matar las ramas y eventualmente el árbol.
• Actualmente el mercado ofrece productos que efectivamente controlan el crecimiento y desarrollo de cancros.

Información previamente publicada en el Informativo Nº 67 de INIA. La mención de productos no implica recomendación de INIA.