La quinoa tiene características muy especiales ya que forma un grupo con diferencias de origen geográfico, suelo y condiciones climáticas en comparación a las de la zona central y norte de Chile, como también de otros países andinos.

Es así como lentamente la quinua pasó de ser un cultivo de pequeñas huertas familiares para el autoconsumo, hasta expandirse a siembras de mayor superficie, aumentando el número de productores y de empresas interesadas en la producción local.

Jorge Díaz, Ingeniero Agrónomo de INIA comentó que el cultivo presenta problemas en el desarrollo, “se debe corregir o mejorar, la escasez de semilla de materiales locales, falta de tecnología y prácticas agronómicas que permitan optimizar rendimientos y costos de producción, y carencia de prototipos industriales que permitan agregar valor”.

Adicionalmente, Díaz agrega que no se cuenta con sistemas de procesamientos estandarizados (ej: desaponificado o eliminación de las saponinas del grano), generando déficits en su comercialización y entorpeciendo la llegada más directa al consumidor final.

Actualmente se encuentra en plena ejecución un proyecto a tres años (2015-2018), para desarrollar soluciones tecnológicas que promuevan este cultivo en el sur de Chile. El investigador de INIA destaca uno de los principales avances es el Programa de Recursos Genéticos de INIA Carillanca, que ha caracterizado 124 genotipos locales, de los cuales 25 se eligieron para una segunda temporada de evaluación (2016/2017), y ya se cuenta con un ranking de 10 genotipos con características agronómicas destacables.

Jorge Díaz comenta el avance de los manejos agronómicos:

•             La dosis de siembra está entre 5 a 10 kg/ha de semilla a una distancia entre surcos de 40 cm, y en que la fecha de siembra más adecuada es inicios del mes de septiembre, con lo cual la cosecha se realiza durante el mes de febrero.

•             Para los suelos de La Araucanía, el cultivo responde en rendimiento a la fertilización nitrogenada y potásica.

•             En la gestión del agua, la quínoa responde al riego incrementando significativamente su rendimiento en comparación a una condición de secano o sin riego, en 8 y 13 qq/ha para Tranapuente y Carillanca, respectivamente.

•             Las malezas tienen un efecto importante en la producción de la quínoa,  por lo cual se están identificado tratamientos herbicidas en pre y post-emergencia selectivos para el cultivo, que sean eficientes y/o que complementen labores de control mecánico (Figura 2).

•             La presencia de mildiú, principal enfermedad asociada a este cultivo, no disminuye significativamente el rendimiento.

•             Entre las plagas potenciales se han observado a pulgones (trasmisores de virus), minadores y defoliadores de hoja.

•             Junto a lo anterior, se está evaluando financieramente las tecnologías del paquete tecnológico como herramienta predictiva de su rentabilidad.