En Chile, el cultivo de trigo candeal o trigo duro (Triticum durum) se desarrolla básicamente en las regiones del centro y centro sur del país, sólo bajo condiciones de riego. El trigo candeal se caracteriza por su grano duro y vítreo (translúcido), de color ambar/amarillo, su gluten elástico y un mayor contenido de proteína, características que lo hacen especialmente apto para la fabricación de pastas y fideos. El trigo blanco (Triticumaestivum), en tanto, se conoce común mente como trigo panadero, trigo harinero o trigo blando y es destinado básicamente para la fabricación de pan.

Según cifras de Odepa, la superficie total de trigo candeal en Chile, como promedio de los años 2019 y 2020, fue de 21.622 hectáreas (Cuadro 1). Como promedio de los años mencionados, alrededor del 27% de la superficie se sembró en las regiones de O´Higgins y Metropolitana, mientras que el 69% se sembró en las regiones de Maule, Ñuble y Biobío y algo menos del 4% en la Región de La Araucanía. El rendimiento promedio nacional en trigo candeal es de aproximadamente 68 q/ha, con rendimientos máximos de 100 q/ha y casos puntuales en los que se sobrepasan los 110 q/ha.

Las variedades de trigo candeal más sembradas en Chile son Queule y Lleuque, utilizándose también variedades como Brescia y Llareta y, en menor medida, Yawa, Tamadur y Miradoux. Excepto Miradoux, las variedades mencionadas son todas de hábito primaveral, debiendo sembrarse en los meses de junio y julio desde la provincia de Curicó hasta la Región Metropolitana. En el caso de la Región Metropolitana, especialmente en localidades más temperadas como Curacaví, Melipilla y Talagante, es recomendable sembrar en junio. En localidades más frías de la RM, como Buin y Paine, las siembras pueden prolongarse hasta aproximadamente el 15 de julio. Por otra parte, en la Región de O´Higgins y hasta la provincia de Curicó, se recomienda iniciar las siembras el 15 de junio dándoles término a fines de julio.

Desde Talca al Biobío, en tanto, la recomendación es sembrar a partir de fines de julio en Talca y desde los primeros días de agosto en la zona sur del Maule, en Ñuble y en Biobío. Lo ideal es no pasarse del 31 de agosto en la región del Maule, en tanto que de Ñuble al sur las siembras podrían extenderse como máximo hasta el 15 de septiembre.

Principales estados

1- Germinación

La semilla debe desinfectarse para proteger plántulas y plantas en los primeros estados, en especial de enfermedades como carbones y septoriosis. Si hay antecedentes de mal del pie y más aún en rotaciones cortas (sólo un año sin trigo), se recomienda un fungicida específico contra dicha enfermedad en las dosis que corresponda; el trigo candeal es bastante susceptible al mal de pie. Por último, según el caso, se puede integrar un insecticida a la desinfección de semillas.

La germinación ocurre con 2,5°C en el suelo o más. El proceso se inicia con la imbibición de agua por parte de la semilla, la cual llega a absorber un 30 a 35% de humedad con relación a su peso seco. Durante la primera etapa de la germinación se produce básicamente la hidratación de la semilla, mientras que en la segunda etapa y antes de que se exprese la radícula, ocurren las transformaciones metabólicas para el desarrollo de la plántula. Finalmente, en la tercera y última etapa de la germinación, emerge la radícula y el coleoptilo (Foto 1) y vuelve a incrementarse la absorción de agua. La profundidad de siembra, según condiciones del suelo, debería ser idealmente de 3 cm, pudiendo considerarse también 4 cm. La máxima profundidad en ningún caso debería ser mayor a 5 cm, y esto sólo en casos que realmente lo requiera como son, por ejemplo, presencia de terrones o falta de humedad en el suelo.

Desde que la semilla comienza la imbibición y hasta antes que se asome el coleóptilo, aun con el trigo bajo el suelo, debe aplicarse un herbicida preemergente como sello que tenga etiqueta para trigo candeal. Esto, con el fin de controlar ballicas anuales resistentes en el suelo antes de que emerjan o cuando lleguen al nivel del sello. Las ballicas presentan resistencia a todos los herbicidas que se usan para malezas gramíneas en post emergencia.

2- Emergencia

Este estado se verifica cuando el coleoptilo de las plántulas atraviesa la superficie del suelo. Para lograr una buena germinación y que la emergencia sea uniforme y vigorosa, se requiere de una semilla de buena calidad, idealmente certificada, que asegure al menos un 92% de germinación, que haya sido producida justo antes de la siembra que se va a hacer (fines del año anterior o principios del mismo año), que tenga una buena sanidad y que esté muy bien seleccionada en cuanto a su tamaño. Este último aspecto falla con cierta frecuencia, permitiendo que algún porcentaje de semillas, a veces no tan menor, sea demasiado chica o chupada.

Antes de ocurrir la emergencia y hasta que las plantas alcancen el estado de una a dos hojas, las raíces seminales van creciendo y desarrollándose. Estas raíces, que son importantes en el anclaje de las plántulas, absorben agua y nutrientes hasta el estado de tres hojas. Inmediatamente después de la emergencia se recomienda trazar las acequias, ya sea para conducir el agua en caso que se riegue por inundación y/o para que sirvan como desagües. En caso que se riegue por pivote, igualmente se aconseja realizar acequias para que actúen como desagües.

3- Plantas entre 1 y 2 hojas

Corresponde al término del estado de plántula y deben recorrerse los cultivos para definir cómo fue el establecimiento definitivo, considerando fundamentalmente los temas de población, uniformidad de la siembra y vigor de las plántulas-plantas. Revisar también la posible aparición de malezas, proyectando su nivel de infestación.

Al estado de dos hojas comienzan a aparecer las raíces principales las cuales, tal como se aprecia en la Foto 2, se desarrollan bajo el nivel del suelo a 2-2,5 cm. de profundidad. Estas serán las raíces que explorarán el suelo en profundidad y absorberán los nutrientes a través del ciclo de desarrollo de las plantas. Para que estas raíces puedan crecer y explorar el suelo en buena forma, se requiere el paso de un arado de labranza vertical que mueva y suelte el suelo en un perfil de 40 a 45 cm. de profundidad.

4- Inicio de macolla

Ocurre una vez que se han desarrollado las primeras tres hojas en el tallo principal, momento en que ya se puede encontrar el primer macollo creciendo a nivel subterráneo (Foto 3). Sólo en caso de que las poblaciones del cultivo estén bajas o no hayan llegado a un mínimo nivel de suficiencia, se puede recomendar una aplicación de 50-60 kg /ha de nitrógeno para estimular el macollaje y favorecer así el rendimiento. Si el nivel de enmalezamiento así lo amerita, puede usarse algún herbicida cuya recomendación permita aplicarlo a partir del estado de tres hojas.

5- Estado de cinco hojas

Debe recomendarse la segunda parte de nitrógeno, aplicándose habitualmente con trompo alrededor de un tercio de la dosis total, que puede ser, por ejemplo, 250 kg/ha de nitrógeno. Antes, durante la siembra, se debería haber aplicado aproximadamente un 10 a 12% de la dosis de nitrógeno total. En este estado, considerando la planificación de fertilización previa a la siembra, y que podría haber considerado la aplicación de sólo algunos elementos o en caso que se llegara a detectar algún error en la fertilización, puede recomendarse alguna aplicación en cobertera de elementos como azufre y/o potasio. El fósforo debe aplicarse todo en la siembra, idealmente a través de la sembradora.

Para los microelementos que se pudieran requerir, como, por ejemplo, boro, zinc o incluso manganeso, podría considerarse un recubrimiento de la mezcla de siembra o de los fertilizantes fosfatados, o mejor aún, a través de fertirriego para quienes cuenten con riego por pivote. Todas las recomendaciones de fertilización deben estar basadas en análisis de suelos, los que deberían realizarse cada año en forma previa a las siembras.

Por otra parte, a partir del estado de tres hojas y hasta alcanzar el estado de seis a siete hojas, las plantas presentan alta susceptibilidad a los excesos de humedad, amarillándose con facilidad las hojas basales. A partir del estado de cinco hojas (Foto 4), es posible recomendar el uso de herbicidas hormonales como MCPA y 2,4-D entre otros, los cuales constituyen la base del control de malezas anuales de hoja ancha y en especial de las especies de la familia de las brassicas.

A partir del estado de cuatro a cinco hojas, o incluso de tres hojas, debe comenzarse el monitoreo del cultivo, para detectar a tiempo cualquier presencia de septoria. En este sentido, una posibilidad sería desinfectar la semilla con algún producto que proteja a las plantas hasta el estado de cinco. En rigor, los cultivos deben recorrerse con frecuencia desde que ocurre la emergencia.

6- Etapa de encañado

Se inicia con la aparición de primer nudo y termina al alcanzarse el estado de bota. El comienzo de esta etapa se verifica cuando bajo el suelo es posible detectar el primer nudo. Al iniciarse este estado y hasta que se exprese el segundo nudo, puede recomendarse un regulador de crecimiento que tenga etiqueta para ser usado en trigo candeal. Si bien los trigos candeales son menos susceptibles a tendedura que los trigos harineros, cuando los rendimientos sobrepasan los 90 q/ha se hacen susceptibles, en especial si las poblaciones de plantas son algo excesivas y/o se utiliza riego por pivote. En este sentido, si se da alguna de las condiciones descritas y sobre todo si se dan conjuntamente dos de ellas, la tendedura podría llegar a ser un problema importante.

Por otra parte, de no haberse presentado anteriormente un ataque de septoriosis podría recomendarse la aplicación de un fungicida a comienzos de encañado o simplemente monitorear constantemente el cultivo, porque de no presentarse la enfermedad hasta encañado, esta podría no llegar a presentarse debido a que las temperaturas irán en aumento, y con ello se reducirá también la presión de la enfermedad. En esta etapa hay que estar también muy atento a la presencia de roya amarilla, para así actuar en el momento oportuno aplicando un fungicida.

Por último, al comenzar el encañado se requiere una aplicación de alrededor de un tercio o algo más de la dosis total de nitrógeno, de modo de permitir el buen crecimiento de las plantas considerando que, a partir del segundo nudo, los siguientes nudos se producen con rapidez y, aumentando a la vez significativamente el área foliar.

Al comenzar el encañado, si el cultivo ha crecido en buena forma, la cobertura del suelo debería ser de aproximadamente un 90% (Foto 5). Las malezas, en tanto, deberían estar totalmente controladas desde antes de la aparición del primer nudo.

Un exceso de tallos a inicio de encañado promueve una mayor cantidad de macollos improductivos que consumen agua y nutrientes, una mayor presencia de enfermedades, un aumento de la posibilidad de tendedura y mayor posibilidad de presencia de espigas verdes al llegar al momento de cosecha.

7- Vaina engrosada o estado de bota

Ocurre antes que se vea la espiga que se abre paso a través de la vaina de la última hoja, llamada comúnmente hoja bandera. En este estado se recomienda aplicar unos 35-40 kg/ha de nitrógeno, que pueden aplicarse a través de un producto que además contenga azufre con el fin de mejorar la calidad de los granos del trigo candeal, sobre todo su contenido de proteína.

Muy importante también en el estado de vaina engrosada o de comienzos de espigadura, es realizar una aplicación de fungicida para prevenir posibles ataques de roya o de cualquier otra enfermedad, asegurando así al máximo un cultivo sano hasta el término de la etapa reproductiva, aspecto que resulta fundamental para la obtención de un buen rendimiento.

8- Espigadura

Es un estado de aproximadamente 10 días de duración que se inicia cuando comienza a verse la espiga desenvolviéndose a través de la vaina de la última hoja, llamada también hoja bandera (Foto 6). La espigadura, por su parte, termina cuando las espigas se ven totalmente desplegadas.

9- Floración

Habitualmente se señala que la floración comienza 4-5 días post espigadura, cuando comienzan a asomar los estambres por fuera de la espiga. Sin embargo, en rigor, la floración comienza cuando la espiga alcanza su extensión total, porque, cuando asoman los estambres a través de los antecios y de las espiguillas, el proceso de floración ya había comenzado con anterioridad (Foto 7). En este sentido, al visibilizarse los estambres se encuentra en curso la etapa de formación de los granos, los cuales al avanzar en su formación empujan a los estambres hasta que quedan visibles en la parte exterior de la espiga. En la Foto 9 se aprecia un cultivo que terminó su etapa de floración y se encuentra en plana etapa de formación de sus granos.

La temperatura base para el crecimiento en la etapa de floración es de 10°C: Heladas durante este estado forman cristales que producen muertes de células, dañando el polen y los estigmas en forma irreversible.

Aspectos de riego

Es importante partir con una buena preparación del suelo en términos de labranza vertical, ya sea para favorecer un crecimiento denso y profundo de las raíces como para reducir las posibilidades de anegamiento, factor que influirá en la calidad industrial del trigo y en su rendimiento. Además, puede aumentar el riesgo de que se produzcan enfermedades.

Un porcentaje no menor de la producción de trigo candeal se hace bajo riego por pivote, sistema que, de mantenerlo y usarlo en buenas condiciones, permite un alto nivel de eficiencia en el uso del agua y en su absorción por parte de las plantas, considerando que se pueden precisar los milímetros a regar en cada oportunidad y una adecuada frecuencia de los riegos. Dependiendo de las localidades y fechas de siembra, los riegos comienzan habitualmente hacia la etapa de floración.

Es importante suspender los riegos en forma oportuna, ya que se evita el costo de dar un riego adicional, se reduce la presencia de punta negra y se limita la tendedura, en especial si se riega por pivote: En el caso de riego por inundación la probabilidad extra favorece el riego de tendedura.

El momento de suspensión del riego dependerá de la humedad que contenga el suelo (podría caer una lluvia en estado de grano lechoso), de la textura del suelo (suelos arcillosos retienen más humedad y pueden dejarse de regar algo antes) y el estado de desarrollo del trigo. Considerando estos tres aspectos, la suspensión del riego debe ocurrir entre fines de estado lechoso y estado de masa blanda.