Creo que debe ser uno de los regalos más esperados en Navidad por los niños: una bicicleta. Recuerdo cuando pequeño recibir mi primera bicicleta, como a los 6 años, para una Navidad y experimentar por primera vez esa sensación de libertad. Ya más grande empecé a explorar la región del Maule sobre dos ruedas, principalmente con mi novia y amigos. Me di cuenta de que la bicicleta se transformó en mi válvula de escape, para sentirme conectado conmigo mismo y con el medio cada vez que recorría mis rutas favoritas o nuevos lugares. Empecé a practicar Mountain Bike (MTB) de forma recreativa, y luego pasar a cicloturismo y descubrir que todo lo necesario para vivir y moverse puede estar en tus alforjas y bicicleta, para disfrutar de las cosas simples de la vida, como un amanecer junto a una taza de té, el sonido de los pájaros o ver el agua de los ríos correr.

Fue tanta la pasión que decidí hacer de la bicicleta mi medio de transporte (ciclista urbano) para moverme a diario en la ciudad (Talca). Así me percaté de que muchas veces las condiciones no son las ideales para usar la bicicleta en la ciudad, que sobre todo falta convivencia vial (automovilista, ciclista y peatones). Para que más personas pudieran descubrir las ventajas de desplazarse en bicicleta, durante el año 2013 co-fundé la agrupación “Talca Pedalea”, agrupación sin fines de lucro cuyo fin es evidenciar y visibilizar a las autoridades las necesidades de los ciclistas urbanos de Talca. Participamos en mesas de trabajo, hicimos denuncias y organizamos las famosas “cicletadas del primer martes de cada mes”. Ahora la bicicleta se transformó en una forma de lucha.

Actualmente resido en el Valle del Elqui (Vicuña) y sigo con esta pasión. Junto a mi señora y amigos, cada día descubro nuevos lugares, tratando de encontrar el equilibrio. Como suele decirse “la vida es como montar en bicicleta: para conservar el equilibrio debes mantenerte en movimiento”.

Nicolás Verdugo Vásquez es Ingeniero Agrónomo, Dr. y trabaja como investigador en INIA Intihuasi