Mundoagro

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Julio Rodiño Durán

Director Editorial

Edición 165

LA COLUMNA VERTEBRAL

En el vasto escenario de la agricultura, uno de los actores más importantes es el suelo bajo nuestros pies. Este recurso, que a menudo pasa desapercibido para muchos, es la columna vertebral de la producción de alimentos, un pilar fundamental para el bienestar de nuestro planeta. No es la primera vez que hablamos del suelo y no será la última. Si queremos preservar los suelos libres de contaminación y degradación debemos ser capaces de entender cómo trabaja este ecosistema y percatarse de la fragilidad de su equilibrio; para esto, no queda más opción que ser reiterativos respecto de su importancia.

El suelo es un ecosistema que alberga una gran variedad de microorganismos, incluyendo bacterias, hongos, protozoos y nematodos, entre otros; es altamente dinámico y complejo, donde se realizan actividades microbiológicas esenciales para la vida. Estas interacciones pueden ser competitivas, mutualistas o antagonistas, y es por esto que, en su dinámica y similitud con un laboratorio microbiológico destacan la importancia del suelo como un campo de estudio crítico para comprender la biodiversidad, la ecología y los procesos bioquímicos en la naturaleza.

Desde el punto de vista de un agricultor, cuidar y preservar el suelo implica adoptar prácticas de manejo agrícola sostenibles; prácticas que promueven la salud del suelo a largo plazo, aumentan la productividad y ayudan a proteger el medio ambiente. Sólo considerando uno de los factores, por ejemplo, la erosión, se estima que cada año perdemos alrededor de 12 millones de hectáreas de suelo fértil. Por lo tanto, la adopción de prácticas como la rotación regenerativa de cultivos, implementación de cultivos de cobertura, aplicación precisa de fertilizantes, reducción de la compactación del suelo y promoción de la infiltración de agua, enriquecimiento del suelo mediante la adición de materia orgánica o compostaje, entre otras prácticas, nos ahorrará varios millones de hectáreas al año y nos permitirá producir unos cuantos miles de millones de toneladas de alimentos adicionales.

En este número de Mundoagro publicamos un especial sobre cerezos. Son árboles frutales en los que la calidad de su fruta depende en gran medida de la calidad del suelo en el que crecen. La calidad del suelo influye tan drásticamente en la salud y la productividad de su fruta que, por lo tanto, es un aspecto esencial en la producción de cerezas de alta calidad y alto precio. Éste es sólo un ejemplo específico de cómo la inversión en suelos saludables no sólo aumenta la productividad de nuestras tierras y hace sostenible nuestra operación, sino que también restaurara la confianza en la agricultura, en producir alimentos saludables y con el menor impacto posible en el medio ambiente.

Director Editorial

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