La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta cada vez más poderosa en diferentes campos, y la agroindustria no es la excepción. En este artículo, exploraremos tres aplicaciones de la IA que están revolucionando la manera en que se hacen las cosas en el sector agrícola.

Optimización del uso de agua y nutrientes

La gestión adecuada del agua y los nutrientes es fundamental para el éxito de cualquier cultivo. Sin embargo, la sobrecarga de agua y nutrientes puede ser perjudicial para las plantas, mientras que la falta de ellos puede afectar negativamente la producción y la calidad de los cultivos. La IA puede ayudar a los agricultores a optimizar el uso de agua y nutrientes mediante el análisis de datos de diferentes fuentes, como sensores de humedad del suelo, imágenes satelitales y datos meteorológicos. Con esta información, la IA puede proporcionar recomendaciones precisas y personalizadas sobre la cantidad de agua y nutrientes que deben aplicarse en diferentes áreas de cultivo. Un ejemplo de esto es la empresa israelí CropX Technologies, que utiliza sensores y análisis de datos para ayudar a los agricultores a tomar decisiones informadas sobre el riego y la fertilización.

Prevención y control de plagas

Las plagas pueden causar grandes pérdidas económicas a los agricultores, y la detección temprana es clave para prevenir su propagación. La IA puede ayudar a los agricultores a detectar y prevenir plagas mediante el análisis de imágenes de drones, imágenes satelitales y datos de sensores. Con esta información, la IA puede identificar áreas de cultivo que están en riesgo de ser afectadas por plagas y proporcionar recomendaciones sobre medidas preventivas y de control. Ceres Imaging emplea imágenes aéreas para detectar problemas de plagas y enfermedades en los cultivos de los agricultores, de esta forma aplica la IA en la protección de los cultivos

Automatización de tareas y optimización de cadena de suministros

La IA puede ayudar a los agricultores y productores a recopilar y analizar datos para tomar decisiones más informadas sobre la producción y la distribución de sus productos. La empresa canadiense Farmers Edge, que utiliza la IA para recopilar datos sobre el clima, la humedad y otros factores que afectan el rendimiento de los cultivos. Luego, la IA analiza estos datos para ayudar a los agricultores a tomar decisiones informadas sobre cuándo plantar, regar y cosechar sus cultivos.

En conclusión, la IA es una herramienta poderosa que está revolucionando la manera en que se hace la agricultura. Desde la optimización del uso de agua y nutrientes hasta la prevención y control de plagas y automatización y optimización de procesos, hay muchas aplicaciones de la IA que pueden ayudar a los agricultores a tomar decisiones informadas y mejorar su rentabilidad.

Si eres un agricultor o una empresa agrícola, es importante que consideres la implementación de la IA en tus operaciones para mantener tu competitividad en el mercado. Por otra parte, hay que poner especial énfasis en la implementación y en un buen análisis del escenario actual de la organización para tener éxito en esta etapa y lograr el objetivo de mejorar los procesos agroindustriales.

Chile es el mayor productor de fruta del hemisferio sur y envía a los mercados mundiales cerca de 3.4 millones de toneladas (en cifras de 2021 proporcionadas por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias de Chile), lo que equivale a ventas por más de US $7 mil millones. De ese volumen de exportación, el 70% corresponde a fruta fresca. 

La combinación de gases en ambientes refrigerados contribuye a extender la inocuidad de las frutas chilenas importadas a los cinco continentes en hasta un año. Además, su aplicación permite, por un lado, prescindir de químicos para la preservación de su calidad; y, por otro, controlar la pudrición de los productos para así evitar el crecimiento de microorganismos en su interior. 

La empresa Air Producs Indura suministra los elementos para que proveedores locales de cámaras refrigerantes puedan consolidar ambientes basados en la tecnología MAP (o de atmósfera modificada, por su sigla en inglés), un mecanismo innovador para incrementar la vida útil de los alimentos.

Su objetivo es generar, a través de la aplicación de gases, áreas sin riesgo de crecimiento de bacterias y levaduras, así como de prevenir la descomposición por oxidación gracias a la disminución de los niveles de oxígeno, según explica Bastián Monsalve, ingeniero de desarrollo de la firma nacional. 

“Esta tecnología es una aplicación que modifica el ambiente que contiene a la fruta u hortaliza, principalmente a nivel de las concentraciones de oxígeno, lo que ayuda a mantener ciertos parámetros de conservación controlados por un mayor período de tiempo sin necesidad de utilizar productos químicos”, señaló el especialista. 

“Asegurar la calidad de nuestra fruta es muy importante para que la industria agrícola local mantenga su posición de liderazgo internacional que ha consolidado en los últimos años. Además, al prescindir de químicos, ayuda a que tengan certificación orgánica, lo que le da un valor agregado al producto”, puntualizó Monsalve.

Alimentos de mayor calidad

“Los humanos respiramos gases, porque el aire es 99% nitrógeno y 1% oxígeno, que es el elemento vital para nuestra especie. Pero los alimentos que están envasados no necesitan de ese oxígeno, sino todo lo contrario. De hecho es el que ayuda a los microorganismos a crecer”, explicó Bastián Monsalve.

Al aplicarse gases como el nitrógeno o el dióxido de carbono (CO2) en una cámara de frío, sumado a la ausencia de oxígeno, se crea un ambiente diferente al del aire, que es incompatible con el desarrollo de la vida de bacterias, hongos y levaduras. Al haber CO2, además, se elimina cualquier posibilidad de que agentes más resistentes a ambientes extremos puedan emerger, ya que se trata de un gas inerte que desplaza el oxígeno.  

Como referencia, un ambiente modificado para la exportación puede llegar a tener 70 metros de nitrógenos y 30 kilogramos de CO2 en una cámara de frío. Sin ningún elemento o técnica complementaria en el almacenamiento, algunas variedades de manzana pueden mantenerse hasta un año en estas condiciones. Las peras alcanzan los diez meses de preservación en este entorno antimicrobiano. 

Innovación para evitar pérdidas

A nivel global, de acuerdo a cifras de Naciones Unidas, se estima que la pérdida de alimentos por brechas en distintos puntos de la cadena de suministro, entre ellas la de almacenamiento, alcanza las 1300 toneladas anuales. Esto equivale a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, suficiente para dar siete vueltas a la Tierra.

Por eso, para Bastián Monsalve, la capacidad de incorporar mecanismos confiables y seguros es fundamental para la competitividad de la industria frutícola chilena. “Los compradores internacionales buscan fruta de calidad y con poca intervención, mientras seamos capaces de cumplir esas exigencias, que serán cada vez mayores, vamos a mantener nuestra competitividad como país. Al mismo tiempo, el uso de gases inocuos y la prescindencia de agentes químicos ayuda a apuntar a países con mayor exigencia regulatoria, como Estados Unidos y la Unión Europea”. 

El ingeniero de Air Products Indura concluyó que “por sus condiciones naturales, las frutas y verduras suelen durar poco tras la cosecha, si no se consume en un par de semanas, ya se perdió. En algunos países, hasta el 40% del alimento se pierde por deficientes condiciones de almacenamiento. “Si con estas tecnologías podemos no perder ese alimento, hay una importante contribución a la disponibilidad de este recurso para la población

Existen diversas organizaciones que recolectan, almacenan y comparten datos en la agricultura como la FAO (FAOSTAT), el Banco Mundial, ODEPA (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias) o INE (Instituto Nacional de Estadísticas), solo por mencionar algunos. Gracias a estas fuentes podemos conocer ciertos datos, como que en Chile hay 1,8 millones de hectáreas de cultivos (INE) o que se han consumido 243.896 toneladas de nitrógeno en el 2019 (FAO). Estos datos representan un ejemplo de cómo describir al agro en cifras. No obstante, hablando del sector privado, aún existe una gran diferencia de cómo las empresas grandes, medianas y pequeñas recolectan y administran sus datos.

Por un lado, las grandes empresas cuentan con profesionales de alto nivel, con dedicación exclusiva y la ambición de ser pioneros en sus compañías, impulsado por un profesionalismo en el área de análisis de datos. No obstante, existe poca transparencia y colaboración en el rubro sobre cómo afrontar de mejor manera el área analítica en la agricultura. Por otro lado, empresas medianas y pequeñas carecen de conocimientos, infraestructura y visión de la importancia de usar los datos para mejorar la toma de decisión en sus negocios. Esto ya lo decía Geoffrey Moore (autor y consultor): “Sin el análisis de datos, las empresas están ciegas y sordas, deambulando por la web como ciervos en una autopista”. Si bien estos dichos representan algo evidente, en el rubro agrícola aún se está al debe.

DATASETS

Contar con datos hoy en día no es solo necesario, sino que es fundamental para la sustentabilidad de las empresas. Un dato puede ser visto sencillamente como un número que podría significar un precio, una superficie, una cantidad, etc. Registrar estos valores en forma ordenada y sistemática nos abre la puerta a un sinfín de otros beneficios. El almacenamiento de estos datos terminará generando un conjunto de datos denominados como datasets, los que en general se expresan en un archivo de formatos tipo xls, csv, txt, etc. Al acumularse y crecer en información, estos datasets podrían llegar a generar el renombrado Big Data (grandes volúmenes de datos).

Normalmente estos datasets consisten en filas y columnas, que pueden o no tener cierto grado de estructura. Los valores en columnas se expresan comúnmente en variables, mientras que las filas, dependiendo del tipo de dataset, pueden tener diferentes rangos de información (series de tiempo, datos transversales o panel de datos). Aunque generarlos suene sencillo, es algo que muchas empresas agrícolas aún no tienen incorporado en su funcionamiento. Asimismo, muchas compañías que sí tienen esta información sistemáticamente guardada, no la usan ni analizan en profundidad para mejorar la toma de decisiones.

Crear estos dataset es un primer paso para luego almacenar las bases de datos con el fin de hacer más sencilla la extracción de información y entender mejor las relaciones entre las diferentes variables que tengamos, ya sean económicas, productivas, ambientales, sociales, etc. En la práctica podemos dividir el uso de los datos en dos fases, una descriptiva (exploratoria) y otra predictiva.

FASE DESCRIPTIVA

Esta etapa consiste en explorar la información para comprender mejor lo que ha ocurrido en el pasado con nuestras variables. En esta etapa buscamos describir nuestro proceso/negocio por medio de los datos. Es así como aparecen conceptos como promedio, máximo, mínimo, moda, media, distribución, correlación, desviación estándar, varianza, etc., lo que hace posible caracterizar nuestras variables, para así, volverse un punto de partida para predecir y estimar cómo serán los datos futuros.

FASE PREDICTIVA

Contando con buenas bases de datos podemos utilizar sofisticados modelos matemáticos para entender mejor el patrón. Por ejemplo, un modelo común y básico a usar es el de regresión lineal (simple o múltiple), el cual nos permite conocer y cuantificar la relación entre una o más variables.

También existen modelos de clasificación, que nos permite agrupar los datos según su similitud, o en forma inversa, separando datos según su grado de diferenciación. No obstante, hoy en día son los modelos de redes neuronales los más avanzados en su tipo, los que permiten usar algoritmos de deep learning para resolver predicciones complejas.

Con el uso apropiado de los datos, se podrá reducir la incertidumbre en nuestro negocio y estimar mejor el resultado de las metas futuras, lo que tiene un impacto directo en la optimización (ej: estimar bien una cosecha, optimizar mejor el número de trabajadores necesarios, tiempo de cosecha, materiales, espacio en bodega, margen de riesgo según la variación de precios, etc.). Sin embargo, aún existen muchas preguntas sobre si los modelos predictivos gozan de estabilidad en sus predicciones. O cómo podemos utilizar lo aprendido en un proceso para resolver un tipo de problema, en un escenario distinto, sin obviar otros obstáculos como los errores y sesgos típicos en interpretación, además de la imperiosa necesidad de incluir efectivamente la opinión de los agricultores. Esto nos deja un amplio horizonte de temas para seguir desarrollando esta nueva ciencia, que aún tiene mucho que avanzar.

Por último, la capacitación en el uso de datos en la agricultura aún está en sus inicios. Es importante que la agricultura avance en procesos de digitalización, con el fin de facilitar la comprensión y manejo de las diferentes variables en los sistemas agrícolas. Por otra parte, no es menor el gran potencial que existe en explotación del capital digital en la agricultura, el cual puede traer innumerables beneficios a todos. Por este mismo motivo, es esencial desarrollar esta área para contribuir así a una agricultura más sustentable y, de paso, aumentar nuestra seguridad alimentaria.

RECUADRO 1 Un ejemplo del potencial. Proyecto Jac

¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cuántos? ¿Dónde? Son preguntas muchas veces difíciles de contestar para los agricultores, empresarios, trabajadores, académicos o estudiantes del área agrícola. El proyecto Jornales en la Agricultura de Chile (JAC), basado en el informe Matriz de labores de cultivos por macro zonas de ODEPA, nace con el fin de entregar una herramienta didáctica que permita al usuario tomar decisiones más informadas, oportunas y eficientes. Ofrece información sobre cuántos jornales diarios se requieren para uno o más cultivos, por zona geográfica y considerando niveles de producción de tecnología media. El Proyecto JAC también explora nuevas formas de analizar e informar la demanda por jornales que requiere cada cultivo para las distintas zonas del país. Genera alternativas de cultivos y demuestra sinergias y/o competencia por mano de obra. Está basado en fuentes oficiales gubernamentales (ingrese gratuitamente por medio de la web https://agroindata. netlify.app/).

RECUADRO 2 ejemplo esquemático de una red neuronal

Modelo de predicción de precios de cebolla por kilo más IVA a precios mayoristas, basado en series de tiempo y con aplicación de un algoritmo de predicción (fuente de datos: ODEPA).

Determinar el estado de maduración y las condiciones de calidad de la fruta es crucial para la industria agroalimentaria; más aún, considerando contratiempos de contingencia, como el reciente paro de camioneros y las consecuencias del cambio climático que ha afectado los ciclos productivos debido a variaciones de temperatura, calidad del suelo, entre otros. Por lo tanto, se hace necesario medir el estado de la fruta de forma permanente, para conocer el momento óptimo de la cosecha y asegurar el éxito de los procesos logísticos.

En este contexto, estudiantes del Magíster en Data Science de la Universidad San Sebastián, en su trabajo de tesis pudieron demostrar que la tecnología es un aliado más que oportuno para realizar un monitoreo permanente de los cultivos, evitando realizar procedimientos convencionales de laboratorio, que implican técnicas destructivas de la fruta y tardan en entregar un resultado.

¿CÓMO FUNCIONA?

La ingeniera agrónoma Paula Vargas y el sociólogo Martín Burón trabajaron en el desarrollo de un modelo matemático que les permitiera alcanzar métodos más eficientes a los ya existentes en términos de costo-beneficio: a través de un algoritmo y la utilización de espectrómetros lograron determinar el dulzor de los arándanos en base al contenido de antocianinas presente en cada baya. “Esto permitirá a los agricultores tomar decisiones con celeridad, y evitará que se pierda fruta o que llegue sobre madura hasta el destino del consumidor”, señaló Vargas, quien además es investigadora del Instituto de Investigación Agropecuario (INIA).

El espectrómetro es un dispositivo conectado al Internet de las Cosas, que permite analizar la reflectancia de la fruta a través de longitudes de onda infrarroja, en un rango que va entre los 300 y 1.100 nm -algo imperceptible al ojo humano- lo que permite clasificar cada baya de arándano (clase 1, 2, 3 o 4), con el fin de almacenar datos hasta tener una base robusta para identificar calibres, y así determinar el destino de la fruta.

“Hemos podido generar una matriz, capturando más de 17.000 datos, y a través de este modelo de calibración podemos determinar la calidad de la fruta y saber cuándo está en el punto óptimo para ser cosechada”, expresa Vargas.

Otro aporte de esta tecnología es que no se necesita personal especializado, algo relevante, considerando que la disponibilidad de trabajadores ha ido disminuyendo en porcentajes cercanos al 2% anual y -según una encuesta realizada por Fedefruta en 2021- producto de la pandemia más de la mitad de los productores frutícolas tiene entre 50% y 70% menos de trabajadores para sus faenas.

Vargas explica que están trabajando en la visualización de la experiencia de usuario a través de la plataforma, para hacerla más amigable al personal agrícola. “La aplicación permitirá que cualquier trabajador pueda interpretar los datos desde un celular, por ejemplo, utilizando una interfaz que aparezca como un semáforo, donde el verde indicaría que la fruta está en estado óptimo; el rojo, que es mejor no cosecharla, y amarillo podría ser una indicación para mandar a congelado, o producir otros formatos como jugos o mermeladas”, señaló.

El uso de estos sensores de espectrometría será un gran avance para la agricultura, ya que apunta al monitoreo del cultivo a través de sensores de bajo costo disponibles en el mercado, previamente calibrados para para evaluación en tiempo real, abarcando un gran número de muestra.

En el mediano plazo, se espera escalar esta tecnología y ponerla a disposición de la industria, para lo cual ya están trabajando en procesos de patentado y análisis de proyectos comerciales, pensando en extrapolar esta solución a otros productos del rubro frutícula u hortícola.

Para el desarrollo de este trabajo de tesis, se recibió el apoyo del INIA que puso a disposición su infraestructura y el financiamiento, en conjunto con la empresa Hortifrut SA, que también les permitió realizar las evaluaciones de sus cultivos en 24 predios de las regiones del Biobío, Ñuble, Maule y O’Higgins.

Corría abril del año 2020, el Ministerio de Ciencia entregaba los resultados de la XI Encuesta Nacional de Innovación y en el agro se encendían las alarmas. Este sector se ubicaba en el noveno lugar del ranking, de un total de catorce sectores, con una tasa de innovación de apenas 13,8%. Este escenario llevó a la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) a preguntarse las causas. Al entender que la incorporación de innovación y tecnología es un aspecto clave en la forma de hacer agricultura hoy, y más aun de cara al futuro, decidieron entonces realizar una serie de apuestas.

El profundo análisis elaborado por la entidad les permitió observar que hacía falta trabajar en un conjunto de elementos. Fue precisamente la incorporación de estas áreas como pilares esenciales del trabajo lo que hoy se determina como un sello de la gestión actual. A sólo tres meses de finalizar su periodo, el director ejecutivo, Álvaro Eyzaguirre realiza un balance de los últimos cuatro años.

Históricamente FIA ha sido sinónimo de soporte financiero. Y precisamente la falta de financiamiento es la primera causa con la que se encontraron para explicar la baja tasa de innovación y que se divide en dos problemas distintos: por un lado, la falta concreta de recursos para hacerlo y, por otro, la falta de conocimiento acerca de los fondos disponibles a nivel nacional.

Según recuerda Eyzaguirre, muchas veces llegaban proyectos muy interesantes en que los productores no conocían a ningún investigador. Pero también se daba el escenario en que los investigadores analizaban temáticas que no se relacionaban con las problemáticas de su gente o su región. Esta falta de acceso a contactos fue lo que llevó a FIA a incorporar las redes como el segundo elemento de esta nueva estrategia.

Asimismo, se dieron cuenta de que había mucha gente con ideas pero sin conocimiento sobre si éstas podían tener futuro o no. Históricamente FIA ha recabado mucha información y cuenta con una plataforma digital con todo lo que se hace a nivel nacional, en las distintas entidades que hacen innovación, como universidades o centros tecnológicos; y por otro lado, lo que han hecho ellos. Entonces se propuso trabajar de forma más efectiva con la plataforma de información, buscando que estos datos estuvieran más al alcance de los usuarios.

El cuarto elemento que relevaron fue la capacitación, que si bien ya se estaba trabajando en FIA, en este periodo se le dio más énfasis, pues según advierte Eyzaguirre “se pedía a gritos”, dado que la innovación es algo que no se enseña ni en los colegios ni en las universidades. “No hay muchas opciones de que la gente aprenda y conozca lo que es la innovación. Entonces, nosotros que tenemos mucha experiencia, a través de todo lo que hemos financiado y todos los proyectos que hemos acompañado, hemos podido desarrollar una serie de capacitaciones para las personas que estén interesadas”, cuenta y agrega que producto de la pandemia y coincidente con la toma de consciencia sobre la importancia de las capacitaciones, pudieron realizar muchas de ellas de forma virtual enseñándole a mucha gente qué es la innovación, cuál es el approach, y por otro lado, dándoles cursos de formulación de proyectos.

De esta manera FIA predicó con el ejemplo al innovar en su propia estructura: pasó de trabajar en sólo un área dedicada al financiamiento, a hacerlo en cuatro. Un cambio sustancial, como lo define su director ejecutivo, y que se ha podido comprobar en la práctica: la gente llega mejor preparada, se presentan mejores proyectos y se apunta a cosas más concretas.

Pero este no ha sido el único cambio en su gestión. Algo que también ha marcado este ciclo ha sido la definición de diferentes desafíos, para así contar con innovaciones que solucionaran una problemática o desarrollaran una oportunidad.

3 PROBLEMÁTICAS, 3 OPORTUNIDADES

La innovación muchas veces lleva a ideas disruptivas, a cosas que rompen todos los esquemas. Sin embargo, en ciertas ocasiones se trata de un tipo de innovación “tan loca” que, a juicio de Eyzaguirre, no se vende. Es por ello que decidieron definir tres desafíos estratégicos, de modo que la innovación tuviera un impacto, que realmente solucionara un problema o desarrollara una oportunidad. 

“En ese sentido salimos de Arica a Magallanes a ver cuáles eran los desafíos regionales, dónde estaban las grandes necesidades de cambiar la agricultura en Chile y enfrentar los desafíos y las oportunidades. Y resumimos toda nuestra oferta a tres desafíos estratégicos”, explica.

1. Cambio climático y manejo de recursos hídricos

El análisis que realiza Álvaro Eyzaguirre en relación con esta temática es que Chile es uno de los países más vulnerables al cambio climático a nivel mundial, lo que se refleja en que cuenta con siete de los nueve factores que desarrolló Naciones Unidas. Es una realidad presente en todo el país, de Arica a Magallanes.

El cambio climático, entonces, va a significar nuevas plagas y enfermedades porque cambian las condiciones, con más temperatura, menos humedad y, sobre todo, menos previsibilidad. Entonces eso abre la oportunidad para replantearse importantes desafíos de tipo fitosanitarios. Por otro lado, agrega, desde el punto de vista de la genética, en el momento en que cambian las condiciones agroclimáticas los agricultores se enfrentan a distintas opciones: pueden producir un cultivo que antes no producían, tener que dejar de producir el cultivo o van a tener que hacer algo para mantenerlo.

Respecto de los recursos hídricos, Eyzaguirre es enfático al señalar que en Chile se sigue hablando de que se enfrenta una sequía, pero lo que estamos enfrentando es el cambio climático. “Habrá pocas precipitaciones, seamos realistas, y puede que hayan años anormales dentro de esta nueva normalidad. Entonces tenemos que enfrentar la agricultura de una forma distinta, no podemos seguir pensando que la agricultura va a volver a ser lo que era hace veinte años atrás. Eso implica un cambio de mentalidad muy importante, un cambio muy importante en las prácticas y es ahí donde justamente viene la innovación”, consigna.

2. Mercados innovadores

A través de esta temática el objetivo es abrir todas las posibilidades para que Chile, como país agrícola, pueda expandir su oferta. Álvaro Eyzaguirre pone algunos ejemplos sobre la mesa y destaca el hecho de haber traído 1.100 palmas datileras a la Región de Tarapacá. “El dátil es una fruta que tiene una gran demanda internacional, que no está satisfecha y Chile tiene condiciones para producir dátiles y no lo hace. Eso tienes la posibilidad de ampliar”.

Otras oportunidades se han observado en el wasabi y el azafrán. En el primer caso, Eyzaguirre comenta que se trata de un producto muy difícil de cultivar, y que de todos los países de Latinoamérica, solo Chile fue capaz de producirlo. Después de evaluar en distintas partes, una persona está comenzando a producir wasabi con el apoyo de FIA en Cochamó, Región de Los Lagos. Respecto del azafrán, señala que corresponde al condimento más caro del mundo y que solo crece durante el invierno y entra en receso en el verano, por lo que es una muy buena alternativa en términos de riego. Por otro lado, en superficies muy pequeñas se pueden obtener grandes ganancias. Hoy en día existen experiencias, apoyadas por FIA, en Casablanca, Iquique y Los Sauces, Araucanía.

De esta manera, la entidad está valorando las nuevas opciones para la agricultura de Chile, tanto nacional como de exportación.

3. Procesos innovadores

Se refiere a todo aquello que se pueda realizar usando tecnología en los procesos, lo que abarca mecanización, robótica, drones, imágenes satelitales, sensores, inteligencia artificial, Internet de las Cosas, entre otros. Se tratan de realidades cada día más asequibles a los agricultores, son tecnologías amigables a través de las que ya se está comenzando a vivir una revolución, como es la agricultura 4.0.

“Para nosotros es muy importante como Ministerio de Agricultura, promover eso, porque no es choreza, es el uso eficiente de los recursos. Todos sabemos que un potrero de una hectárea no es un lugar con todas las condiciones de suelo iguales, la misma infiltración y fertilidad. Hoy en día, con el uso de sensores puedes levantar esa información de temperatura, de humedad, de radiación, que son al final los factores que te determinan el rendimiento, el crecimiento, la presencia o ausencia de enfermedades”, indica el director ejecutivo y agrega que es algo que también consideran desde el punto de vista social. Y es que como Fundación creen que en la medida que el campo se haga más atractivo con tecnología, se va a reducir la migración campo-ciudad.

En relación a la identificación de este desafío, Eyzaguirre es enfático y advierte que Chile no puede seguir haciendo agricultura sin estas incorporaciones. “Tenemos necesidad de ser competitivos, tenemos insumos cada vez más caros, menos suelo y menos agua. Y eso existe. Por un lado, la gente se espanta con el cambio climático, pero al mismo tiempo como es un desafío, hay oportunidades. En innovación agrícola hay un mundo de cosas por hacer”. 

Si bien es un convencido de que este el camino que hay que seguir, es consciente de que no se trata de llegar y hacer, dado que existen grandes desafíos a nivel país, como la conectividad. Asimismo, existe la necesidad de que estas tecnologías sean cada vez más baratas, de capacitar a las personas y, por otro lado, de que la agricultura entienda el beneficio y el retorno de cada cosa.

“Creo que todavía falta un nivel de apertura y de entendimiento por parte de los agricultores de este beneficio. La oferta y la tecnología existe, hay costos cada vez más bajos, por lo que el agricultor tiene que agarrar papel y lápiz y sacar sus cuentas para entender lo que significa una mejor administración de su agua e insumos”, enfatiza.

Hoy en día, es cada vez más relevante que la agricultura vaya de la mano con el desarrollo sustentable, el cual tiene tres ejes: el factor económico, el social y el medioambiental. En este sentido FIA apuesta por respaldar los proyectos que generen un retorno económico, que mejoren la calidad de vida de las personas y que sean sustentables medioambientalmente. Al mismo tiempo, los tres desafíos estratégicos definidos por la entidad van de la mano con este enfoque, especialmente el que dice relación con el cambio climático. Innovar es fabricar futuro. Y por eso ninguna solución es válida si no considera las necesidades del mañana.

DESCENTRALIZADO

En paralelo a los tres desafíos estratégicos sobre los que FIA planteó la necesidad de trabajar, se sumó la preocupación por la baja participación de las regiones, lo que motivó un nuevo cambio en este ciclo: su apertura en regiones.

Al momento de evaluar los desafíos que tiene una región, para Álvaro Eyzaguirre no existe nadie mejor que las propias personas que viven ahí. Fue así como decidieron realizar una reestructuración de equipo y contratar profesionales de las distintas zonas. Ello permite que no sólo conozcan las problemáticas de la región, sino que a sus agricultores, a los gobiernos regionales y a la academia, por lo que pasan a ser embajadores de la entidad. Así, al momento de recibir proyectos dirigidos a las regiones, nadie mejor que ellos para saber si pueden tener o no impacto.

Como no existían recursos suficientes para contar con 16 profesionales, se crearon nueve macrozonas: Arica, Parinacota y Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, Valparaíso y Santiago, O´Higgins y Maule, Ñuble y Biobío, Araucanía y Los Ríos, Los Lagos y Aysén, y Magallanes.

FACILIDAD DE POSTULAR

Otro de los cambios que advirtieron como necesario al interior del FIA tiene relación con las postulaciones. Históricamente, por temas administrativos, en FIA se solicitaba muchísima información a los postulantes, lo que inhibía la participación, pues se requería un gran esfuerzo de tiempo. Por ello decidieron facilitar la postulación.

Según cuenta Eyzaguirre, en primer lugar la gente postula con un perfil, que se trata de un formulario muy sencillo en el que se debe describir muy bien el desafío que se está enfrentando, cuál es la solución propuesta, de qué manera lo va a implementar y con quiénes va asociado, entre otros aspectos.

“Esto realmente nos tiene muy contentos porque hemos tenido una mayor participación. La gente lo agradece mucho. Estos proyectos van pasando etapas y en la medida que van avanzando tienen que presentar después más información, pero ya tienen más probabilidades”, añade.

Al momento de asumir su cargo como director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria, Álvaro Eyzaguirre se enfrentaba por primera vez al mundo público. Después de haberse desenvuelto durante 29 años en el rubro de la semilla asumió un desafío totalmente nuevo para él, en el que, como dice, aprendió a conocer el mundo público, a admirar su compromiso y talento.

A sólo tres meses de finalizar su gestión observa una tremenda oportunidad para generar alianzas público-privadas y cree que iniciativas como la innovación debieran ser prácticas de Estado y no de Gobierno, dado que son cosas que toman mucho tiempo.

Chile cuenta con una larga lista de aspectos a su favor cuando de agro se trata. Ha cultivado frutas con las mejores calidades del mundo, ha logrado llegar en óptimas condiciones a destinos muy lejanos. Sin embargo, no se puede confiar. El mundo y los consumidores cambiaron, hay mayores exigencias. En este contexto es que Álvaro Eyzaguirre entrega un mensaje muy claro: no se puede pensar que la agricultura va a seguir siendo la misma. En esta nueva era la aplicación de innovación y tecnología más que una necesidad, es un deber.

EL LADO B DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Cuando se habla de cambio climático, en general se hace énfasis en sus aspectos más negativos: sequía, olas de calor, disminución de superficie para ciertos cultivos, entre otros aspectos. Pero al mismo tiempo existen zonas que se ven beneficiadas.

El primero de los desafíos estratégicos definidos por FIA dice relación con el cambio climático, el que “le pega” a todas las regiones, pero en parte también les favorece.

Un ejemplo de esto ocurre en La Araucanía, zona en que FIA cuenta con un proyecto de producción de almendros a escala comercial y castaños y que en los últimos meses Álvaro Eyzaguirre visitó. “Tenemos con el INIA un proyecto de 28 hectáreas de distintas variedades de castaño y con eso vamos a poder abrir estos mercados innovadores, asociado al desafío de cambio climático, porque estamos aprovechando el hecho de que no se hielan como se helaban antes. Y por otro lado tienen los procesos en el cual esos alimentos fueron plantados por máquinas y van a ser podados por máquinas. Tenemos los tres desafíos”, explica.

UNA OPORTUNIDAD EN EL MAR

El cambio climático es una realidad que ya hace años llegó para quedarse y que obliga a aprovechar las oportunidades con que cuenta cada país. En el caso de Chile, a juicio de Álvaro Eyzaguirre, director ejecutivo de FIA, una tremenda oportunidad la ofrece el desalado de agua de mar.

“Los embalses son importantes y necesarios, pero hacer uno significa un proceso muy largo de estudios medioambientales y aprobaciones, además de un alto costo. Si vemos la historia, en los últimos cincuenta años ha habido una construcción bajísima de embalses en relación con la necesidad que existe. Al mismo tiempo está el problema de no tener agua con qué llenar esas tremendas infraestructuras. Creo que Chile tiene que aprovechar las ventajas comparativas de esta larga costa. Sabemos que el desalinizado tiene un alto costo energético, pero hay un círculo virtuoso que es agua de mar y energía renovable”, comenta.

La empresa líder en AgTech, AgroFresh con la solución pionera Harvista™ 1,3 SC para precosecha ya está disponible para los productores de arándanos de Chile y Argentina. Lo que les brinda enormes beneficios y les ayuda a disfrutar de una temporada de cosecha más exitosa.

La tecnología, que anteriormente solo estaba disponible para cultivos de manzanas y peras, ayuda a los productores a gestionar la cosecha, cosechar frutas mejores, lograr una temporada más concentrada y optimizar los recursos laborales para reducir costos y aumentar el potencial de ganancias.

Al utilizar Harvista en arándanos, los productores pueden influir en el proceso de maduración natural para optimizar la calidad en la cosecha y entregar los arándanos más grandes, firmes y de mayor calidad que los consumidores demandan.

Una forma importante de hacerlo es reduciendo el ablandamiento que inevitablemente sufren los arándanos, con la tecnología Harvista, los frutos mantienen la firmeza de la pulpa.

Otro factor clave que ayudará a que sus arándanos tengan más chance de exportación por calidad y tamaño, ya que al quedar en la planta el Harvista ayuda a dar más tiempo para que la fruta crezca y así el tamaño de los arándanos será más grande.

La tecnología también contribuye al aumento de peso de las bayas, así como a una fruta más firme en la cosecha y después del almacenamiento.

A esto se suma el beneficio de ayudar a extender más de vida útil en comparación con la fruta sin tratar, lo que hace que la fruta sea mucho más atractiva para los compradores minoristas, mayoristas y principalmente los consumidores.

Además de los beneficios de tamaño, peso y vida útil de la fruta, Harvista también permite la consolidación de las pasadas de cosecha al aumentar el porcentaje de bayas de color azul en cada cosecha. La cosecha manual consolidada ayuda a reducir los costos del productor, aumentan el tiempo de la fruta en el campo y hacen que los arándanos más frescos entren en la cadena de suministro más rápido.

“Estamos muy contentos de agregar arándanos a nuestra lista de cultivos aprobados en Chile y Argentina para Harvista”, dijo Cecilia Granger, Gerente de Desarrollo de AgroFresh. “Los beneficios de los arándanos más firmes en la cosecha, el potencial de reducir el número de recolecciones, retrasar cosechas y manteniendo la calidad de los frutos hace de Harvista una solución única para la industria global de arándanos competitiva y en rápido crecimiento”.

Harvista 1,3 SC es inscripto en SENASA (Argentina) con el nº 38.877. Harvista 1,3 SC Autorización del SAG(Chile)  Nº 4.253. Harvista Technology Autorización SAG (Chile) Nº4.212. Lea y siga las instrucciones de la etiqueta. ¹Datos presentados de estudios realizados por AgroFresh en Chile, en la temporada 2020/2021.

AgroFresh Solutions, Inc., líder mundial en soluciones para la extensión de la frescura de las frutas y verduras, ha anunciado hoy un acuerdo de licencia global exclusiva con Know Hub Chile para probar y potencialmente comercializar la tecnología pendiente de patente para el control del escaldado superficial en manzanas y peras.  El acuerdo continúa con el compromiso de AgroFresh de preservar la frescura de los productos y ofrece potencialmente una nueva solución natural para ayudar a prolongar la vida útil de los productos y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

La tecnología Know Hub Chile, desarrollada y licenciada por primera vez por la Universidad de Talca en Chile, se basa en un lípido natural que se encuentra en las plantas. Las soluciones existentes para evitar el escaldado (lesiones por frío en las frutas de pepita que suelen producirse durante el almacenamiento) suelen incluir la etoxiquina o la difenilamina (DPA), solución antioxidante que tiene niveles de residuos y su uso está prohibido en la Unión Europea. La nueva tecnología puede proporcionar una solución derivada naturalmente para manejar el escaldado que podría estar disponible para aplicaciones por inmersión, por drencher y por nebulización.

“Estamos entusiasmados con el potencial impacto de esta nueva tecnología para la industria de las manzanas y las peras”, dijo el director general de AgroFresh, Clint Lewis. “La tecnología de control natural de escaldado podría ser un complemento estratégico de nuestra cartera de control convencional del escaldado, y es una parte clave de nuestra línea de innovación. Al comercializar más soluciones basadas en plantas y aprovechar nuestra profunda experiencia global en postcosecha, AgroFresh continúa con su compromiso de ayudar a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos de la fruta de pepita en todo el sector de las frutas y hortalizas”, dijo Lewis.

“Después de una amplia investigación de la industria, elegimos trabajar con AgroFresh por su experiencia, su presencia y sus profundas relaciones con los clientes en el mercado de productos agrícolas”, dijo Javier Ramírez, CEO de Know Hub Chile. “AgroFresh apoyó esta tecnología desde sus primeras etapas, incluyendo el cofinanciamiento de subvenciones públicas que ayudaron a su desarrollo. Estamos entusiasmados de trabajar con ellos, y de contribuir desde Chile con una tecnología innovadora que podría ayudar a la industria de la fruta de pepita a alcanzar sus objetivos de calidad y sostenibilidad”, dijo Fernando Venegas, Jefe de Transferencia Tecnológica de Know Hub.

AgroFresh prevé que las pruebas con clientes comiencen durante la temporada de frutas de pepita del hemisferio norte 2021-2022.

La visión de AgroFresh es ser el guardián de los productos frescos del mundo, y la empresa se enorgullece de apoyar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 de las Naciones Unidas, que pide la minimización de la pérdida y el desperdicio de alimentos en la fase postcosecha, en la venta al por menor y en el consumo; participando en la red  Friends of Champions 12.3 .

TOMRA Food lanza la nueva TOMRA 5C, un revolucionario sistema de clasificación óptica de alimentos que cambiará totalmente el procesamiento de frutos secos.

La clasificadora óptica TOMRA 5C premium combina sensores líderes del sector con Machine Learning y análisis de Big Data para asegurar la expulsión más precisa posible de material extraño. Con la TOMRA 5C, el operario puede ver claramente todos y cada uno de los productos y detectar todos los materiales extraños. Así, los procesadores pueden tomar decisiones en tiempo real que optimicen el beneficio, mejoren la rentabilidad y se logre una amortización más rápida del equipo.

En palabras de Paola Arévalo, Directora Comercial de TOMRA Food Chile “La TOMRA 5C no solo cuenta con tecnología punta, como láseres de altísima resolución o cámaras con tecnología BSI+ mejorada, sino también con lo que hay detrás de esto para procesar esta información. Y es que no es solo tener buenos “ojos” para detectar los defectos; también se requiere de un “cerebro” que procese los datos rápida y adecuadamente. La TOMRA 5C ofrece esta combinación que la convierte en la maquina más potente del mercado”.

“Este nuevo equipo redefine el proceso. Hemos desarrollado tecnologías vanguardistas para lograr una clasificación más eficiente y eficaz, además de proporcionar un mayor control sobre los costes. Asimismo, nuestra tecnología permite hacer frente a los distintos retos que se plantean en el sector de los frutos secos, como son la dificultad en obtener mano de obra, la seguridad alimentaria y la calidad del producto. El futuro de la clasificación empieza ahora”, señala Paola, Directora Comercial de TOMRA Food Chile.

La TOMRA 5C cuenta con increíbles capacidades para ver y analizar defectos. Gracias a su láser de alta resolución, detecta incluso las imperfecciones más pequeñas, como los daños producidos por insectos. Estas mejoras en el diseño de los sensores también permiten disfrutar de una visualización más clara y una clasificación por color más precisa, con un nivel de detalle nunca visto antes en maquinaria de este tipo.

La TOMRA 5C se ha diseñado para que sea capaz de procesar sin dificultad grandes volúmenes de frutos secos. Esto reduce enormemente la necesidad de mano de obra y maximiza la cantidad de producto de alta calidad obtenido. Los procesadores pueden así minimizar los costes de manipulación, reprocesamiento y mano de obra.

Esta máquina, de uso muy sencillo, está diseñada para evolucionar conforme lo hacen las necesidades de la empresa, y ofrece hasta el doble de capacidad. Además, gracias a su sencilla limpieza y mantenimiento, la TOMRA 5C constituye una inversión duradera que permitirá ahorrar durante años. El diseño único de la TOMRA 5C también cuenta con la ventaja de un servicio técnico centrado en el cliente, ya que trabaja directamente con él para entender las necesidades concretas de cada empresa.

La conexión de la TOMRA 5C a TOMRA Insight, la plataforma de análisis de datos basada en la nube. Permite a los procesadores acceder a datos útiles que pueden utilizarse para tomar decisiones de forma fundamentada. Esta potente plataforma de integración de datos demuestra su valor mes a mes, ya que logra una mejora del material de salida, mayor eficiencia, más tiempo de actividad y mejora de la resolución de problemas.

El lanzamiento de esta máquina de clasificación se produce en un momento en el que se prevé que el mercado experimente un crecimiento inmenso. Y es que según Jason Schenker, Presidente del prestigioso Futurist Institute y Presidente de Prestige Economics, se estima que las necesidades calóricas a nivel mundial aumentarán un 44% en las próximas décadas. Reducir los residuos y mejorar eficiencias son cuestiones fundamentales para la sostenibilidad del suministro mundial de alimentos y el resultado de los procesadores.

Las nueces chilenas son sometidas a múltiples controles

Las nueces se comercializan en varios tamaños, grados y diferentes tipos de productos, por lo que son uno de los frutos secos más complicados de procesar. La creciente demanda mundial de nueces ha generado la necesidad de incrementar su capacidad de procesamiento. Adicionalmente, los consumidores aumentan sus exigencias en términos de calidad del producto y seguridad alimentaria. Esto se refleja en unas especificaciones del producto cada vez más estrictas. Así, si bien hace no mucho era aceptable que 1 tonelada de nueces contuviese hasta 20 trozos de cáscara, actualmente muchos mayoristas exigen un máximo de 5 por tonelada.

Mejoras que saltan a la vista

El mercado de almendras chilenas, aunque es menor que el de las nueces, también puede beneficiarse de las ventajas que ofrece la nueva TOMRA 5C. Un buen ejemplo de ello es Almond Company, empresa ubicada en Madera, California (EE. UU.), nos cuenta el enorme impacto que la TOMRA 5C ha tenido en la eficiencia de su actividad: “Hemos aumentado la producción de este producto concreto entre un 20 y un 25 %; producimos mayores volúmenes en menos tiempo, y necesitamos para ello menos mano de obra”, afirma Scott Eastom, CEO de la compañía.

“El lanzamiento de la nueva máquina de clasificación se produce en el mejor momento posible. Los procesadores deben aplicar medidas para ir por delante de las necesidades del mercado mundial. Gracias a la TOMRA 5C, van a poder estar listos para adaptarse rápidamente a las cambiantes expectativas de los consumidores, mientras protegen la viabilidad de su propia actividad”, concluye Paola Arévalo.

Para más información sobre la TOMA 5C, visite www.tomra.com/TOMRA5C.

El cambio climático trae cada año nuevas sorpresas para el sector agro. Esta vez fueron las inesperadas lluvias de enero, que provocaron pérdidas en cosechas y pusieron en jaque a muchos fruticultores. En paralelo, también la tecnología avanza junto con estos grandes cambios, y ante la necesidad del rubro es que surge Instacrops, un sistema operativo que a través de distintos monitoreos en tu campo arroja información importante para proteger y potenciar tus cultivos.

La iniciativa nació hace seis años bajo la idea del ingeniero electrónico, Mario Bustamante, participando de un proyecto universitario donde debía desarrollar un equipo electrónico y un software. Así conoció la inquietud de un grupo de agricultores de Limache, en la Región de Valparaíso, que buscaban tener un mejor manejo de su campo, con una estación de clima que le arrojara, por ejemplo, una alerta de helada que le diera al agricultor tiempo para proteger su cultivo de diferentes maneras: hélices de aires caliente, aspersión por agua, etc.

DECISIONES RÁPIDAS E INFORMADAS

Inspirado en el concepto de Internet de las Cosas (IoT), Bustamante denominó su creación como “internet de las plantas” y a partir de eso creó su propia estación metereológica. En aquel momento, la alerta de una fuerte helada le demostró que su desarrollo iba a ser exitoso: la información fue procesada y entregada a los clientes en tiempo real, a través de una alarma en la aplicación que llega directo al celular de los agricultores. El resultado generó un impacto directo en su productividad y les permitió salvar sus plantaciones.

Desde ese momento la novedad comenzó a difundirse entre agricultores, quienes destacaban este sistema de Inteligencia Artificial y Big Data como una modernización en la agricultura, que logra conectar al productor con sus cultivos. Una aplicación en el teléfono les entrega datos para que pueden conocer desde el estado de nutrición del cultivo, niveles de agua, perfiles de suelo, parámetros agroclimáticos y hasta sugerir qué tipo fertilizantes utilizar, dónde hacerlo, sus medidas, etc.

La empresa ofrece soluciones escalables en cualquier lugar del mundo, por lo que cuenta con presencia en siete países de Latinoamérica y trabajan para entrar en uno de los mercados agros más importantes: Estados Unidos. Aspiran a ser en dos años el servicio agrícola número uno en tecnología de Latinoamérica y cada día cuentan con más inversionistas que creen en ellos, sobre todo a partir de un crecimiento en ventas anual del 40%, lo que hace un mes los convirtió en la primera AgTech en Chile que logra una inversión de USD 2,8 millones, capital que usarán para reforzar la solución en la región y seguir sumando inteligencia artificial a su innovación.

En Chile tienen presencia desde la IV a la X región, sin importar el tipo de especie de frutal, ya que se ocupan sus servicios en campos de paltos, cítricos, uvas de mesa, uvas viníferas, nogales, avellanos, cerezos y arándanos. Además, cuentan con servicios activos en más de 260 clientes en distintos países como Colombia, Perú y México, y tienen alrededor de 800 dispositivos conectados, los cuales son monitoreados 24/7.

MODELO DE ASESORÍA AGRÍCOLA VIRTUAL

Su transformación de datos se convierte en recomendaciones concretas para los agricultores sobre cuatro parámetros: clima, suelo, riego y plantas. Esto es apoyado por la información obtenida a partir de su propia estación metereológica y capturas de imágenes satelitales y de drones.

Juan Ortiz Poblete, gerente comercial de Instacrops, explica que ellos mismos desarrollan sus propios dispositivos. “Prestamos servicios de suelo, donde trabajamos con sonda FDR para medir humedad, temperatura y conductividad eléctrica de suelo. Tenemos monitoreo y control de casetas de riego, que involucra fertirrigación, válvula inalámbrica, monitoreo de pozo profundo, monitoreo y control de impulsiones y estanques reservorios; junto con ello contamos con imágenes satelitales, utilizando inteligencia artificial con un par de cámaras y lo que investigamos ahí son enfermedades, plagas, distintos tipos de malezas, vigor y conteo de plantas”.

Las grandes ventajas que tiene el agro al incorporar este sistema es el ahorro de agua y dinero al mismo tiempo, ya que se les enseña a los agricultores a tener un consumo eficiente, lo que conlleva a menor gasto energético en las bombas eléctricas o petroleras.

“En la oportunidad de riego maximizamos el aporte del agua hacia las plantas, donde tenemos un mayor crecimiento radicular, mejor oxigenación del suelo, producción y de calibres. Entonces finalmente le decimos al agricultor ´produzcamos más con menos´, y teniendo en cuenta que Chile tiene un problema en la distribución del agua, donde hay zonas que están muy escasa de ella, hacemos un uso racional del agua y ayudamos a que los productores crezcan en sus cultivos”, enfatiza Ortiz.

La empresa define el acceso a sus servicios como democráticos, ya que no importa el tamaño de la empresa, “el producto es alcanzable para todos los productores, dentro de los medianos y grandes, porque para ellos es una inversión muy baja. Por otra parte, los productores más pequeños se han unido y han participado de diversas iniciativas con organismos del Ministerio de Agricultura, CORFO, INDAP, CNR y esto les ha permitido financiarse con este tipo de soluciones tecnológicas”.

Es una tecnología fácil de utilizar y amigable con el usuario, pero Ortiz señala que la empresa los guía en cada paso y también los mismos clientes han ayudado a mejorar la experiencia de usuario.

Trabajan bajo la lógica de que cada cliente tiene su agrónomo virtual de cabecera; es decir, el agricultor siempre se entiende con un agrónomo y no con un electrónico, ya que ambos comparten el mismo lenguaje. “Sabemos que las plantas no esperan, que si estamos en verano en plena época de cultivo donde están creciendo y necesitan agua o existe otro inconveniente, nosotros lo solucionamos a la brevedad, porque eso es lo importante”, enfatiza el gerente comercial de Instacrops.

MINIMIZA EL USO DE AGUA Y PRODUCE MEJOR

El sistema es una herramienta de control, gestión y mejora continua. Las ventajas comparativas son el ahorro energético y de agua con el uso de su tecnología. Ortiz profundiza: “Si existe una cuenta de luz en el campo con uso de bombas para regar, donde gastan 20 millones de pesos, están teniendo un ahorro de 4 millones solo en cuenta de energía eléctrica y los equipos que estoy comprando se pagan en la primera temporada. Además hay menor consumo de agua, ya que no consumo 100 litros por segundo sino solo 80. La guía que se entrega en temas de producción es clave. Por ejemplo, para saber si tengo raíces que son confortables con la humedad que corresponde al cultivo, siendo esto una ventaja por sobre todo en el llenado y calibre de los frutos y en la misma producción final”.

Ortiz comenta que los impactos que ha tenido Instacrops en los productores chicos, al generar ahorro en la cuenta de la luz y producir más, les ha entregado la posibilidad de reinvertir. “Tenemos casos de agricultores que tenían media hectárea de paltos y al año siguiente fueron aumentando sus hectáreas, lo que genera un impacto rápido en los agricultores. En un agricultor grande es más notorio en gestión, ya que si antes necesitaba de mucho personal para monitorear las casetas u otros, con esta tecnología ha reducido el costo de operación dentro de los campos, siendo más eficientes y produciendo más”.

La start up que en sus comienzos solo trabajaba con clima, durante estos seis años de vida ha ido desarrollando una plataforma con muchos más servicios, que el agricultor maneja con una gestión rápida, eficiente y amable.

Desde el cierre de trato con la empresa pueden tardar hasta 15 días hábiles con los equipos en terreno y operando. La lógica de la empresa es que no creen en la tercerización de los servicios; es decir, realizan venta, fabricación, instalación y posventa. Sus equipos son autónomos, trabajan con una batería de plomo y un panel solar, por lo que no se necesita energía eléctrica en el campo. Además los dispositivos cuentan con su lado agronómico, donde realizan calicata, calibran la sonda agronómicamente, y por último, realizan constante capacitación a sus clientes junto a sus equipos para que puedan sacarle el máximo rendimiento.

Como suele decirse, la información es poder. Y en este caso, si un agricultor no puede ver el panorama completo de su campo se limita el potencial de sus cultivos. Si genera cinco millones de cajas, ¿sabe acaso que podría alcanzar seis millones solo mejorando su estrategia de riego? Sus clientes hablan de una mejora en la gestión de campos, producciones, más eficiencia en el uso de agua y energía, mejor control de procesos, menor pérdida de productos por diversas variables que se dan en el campo y esto se suma a la apuesta de quienes decidieron sumarse a la tecnología. “Nuestros agricultores quieren seguir tomando más servicios y crecer junto a la empresa, ya que entiendan que el monitoreo, control a distancia, tener reportes o alarmas los hace crecer y son parte importante de su gestión diaria”, concluye Juan Ortiz.

Los desafíos a futuro pasar por extender el apoyo que dan a los agricultores y brindarles, a partir de la información que recopilan y de la mano de la inteligencia artificial, la posibilidad de predecir plagas o enfermedades y mejorar el uso eficiente de fertilizantes.

Los mercados en los cuales se mueve la fruta son cada día más exigentes en temas de calidad, precio y formas de producción. Sumado a esto, el mundo se encuentra en un proceso de gran desgaste de recursos naturales. Por lo tanto, es importante adoptar tecnologías de producción que permitan el monitoreo y control de algunas variables para avanzar hacia la sustentabilidad de los sistemas.

Por otro lado, y no menos importante, el desperdicio de alimentos y desechos emiten alrededor de 4,4 giga toneladas equivalentes de CO2 al año, lo que significa una huella de carbono de más del 8% de las emisiones globales de efecto invernadero. Asimismo, el desperdicio de recursos económicos llega aproximadamente a los 800 billones de pesos (CLP).

La telemetría para la agricultura de precisión es una alternativa para reducir el desperdicio de alimentos, ya que permite hacer un seguimiento de los procesos y generar data a largo plazo para un posterior análisis. Este tipo de tecnologías funcionan a través de sensores y detectores encargados de proporcionar las señales eléctricas para la medición remota de distintos tipos de equipos de medición, sean analógicos o digitales, haciendo posible la disponibilidad total de todas sus variables de medición y control las 24 horas del día y los 365 días del año. Estos sistemas permiten realizar estudios para la toma de decisiones, planificar proyectos o tareas de mejoramiento en los procesos con lo cual se puede reducir el impacto en el medio ambiente y reducir los costos de producción.

Se podría decir que a nivel de campo hay cuatro variables importantes, necesarias y muy útiles de manejar por medio de tecnologías con telemetría: el clima, el gasto energético, el agua (y por lo tanto el riego) y la fertilización/fumigación y con ellas la nutrición/ manejo de las enfermedades. Algunas de las tecnologías más conocidas son las estaciones meteorológicas, el control y monitoreo de riego, las sondas de humedad de suelo, tractores automáticos y la teledetección por medio de imágenes aéreas.

Se sabe que ya muchas empresas agrícolas han decidido invertir en tecnologías de telemetría en riego, aunque sean un tanto caras, dado que su aplicación se traduce en un retorno a la inversión entre 1-3 años, generado por el aumento en la producción de al menos un 10% con el uso de sensores de humedad de suelo, un 20% ahorro en energía y un 10% de ahorro en mano de obra por liberación de tiempo, según indica Tomás Vicente, Gerente Comercial de WiseConn.

Por su lado, las estaciones meteorológicas son una excelente alternativa para realizar monitoreo y predicción de heladas y altas temperaturas, lo que permite tomar las medidas necesarias a tiempo para salvaguardar al máximo la producción.

Las imágenes satelitales, por su parte, permiten identificar la intensidad de la radiación de ciertas bandas del espectro electromagnético, con lo cual se puede calcular el NDVI (Índice de vegetación de diferencia normalizada), usado para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación, lo cual es necesario para estimar la producción y determinar a tiempo si existen deficiencias de nutrición o enfermedades en las plantas.

Según Juan Pablo del Pedregal, gerente de la consultora Dinámica Ambiental, las plantas absorben radiación solar en la región espectral de radiación fotosintética activa, la cual es usada como fuente de energía en el proceso de fotosíntesis. Las células vegetales han evolucionado para dispersar la radiación solar en la región espectral del infrarrojo cercano, la cual lleva aproximadamente la mitad del total de la energía solar. Estas reflexiones espectrales son en sí cocientes de la radiación reflejada sobre la radiación entrante en cada banda espectral individual; por tanto, éstos toman valores entre un rango de 0,0 a 1,0. Se ha podido probar que el NDVI está directamente relacionado con la capacidad fotosintética y, por tanto, con la absorción de energía por la cobertura arbórea.

Además del  NDVI existen otros índices de vegetación que también funcionan como estimadores de cambios de diferentes tipos de cobertura vegetal. Entre ellos se encuentran el  Índice de Estrés Hídrico (MSI), el  Índice de Vegetación Ajustado al Suelo (SAVI) o el Índice de Vegetación Mejorado (EVI).

Con el vuelo de un dron sobre un campo productivo, se puede detectar si el suelo no tiene suficientes nutrientes, o si los cultivos tienen exceso o defecto de riego, lo que permite alertar al productor y crear un informe completo sobre las necesidades específicas de dicho campo, dice Juan Pablo.

Por lo tanto, estas imágenes aéreas y los índices de sus análisis ayudan a los agricultores a ver falencias que pueden no ser capaces de advertirse con regularidad, especialmente si tienen grandes extensiones de cultivos. Esto supone una reducción de los costos y un avance en la calidad de la producción y ejecución de las labores por parte del agricultor.

En general, la aplicación de estas tecnologías con telemetría tiene un costo alto, pero se ha comprobado que los productores recuperan su inversión y rentabilizan lo invertido, ya que logran optimizar el uso de los recursos disponibles para obtener los frutos esperados.

Sin duda estas soluciones ayudan a cuidar y proteger recursos esenciales, como el agua y la energía, y además disminuye los costos de emergencias o mantenimiento gracias al monitoreo y seguimiento de los sistemas. Asimismo, permite el ahorro de tranportes si es que los puntos críticos de medición se encuentran en zonas lejanas, difícil acceso o difíciles de captar.

A medida que las empresas agrícolas crean ambientes tecnológicos que combinan sensores, drones y otros equipos de precisión a distancia, de la mano de la automatización y la conectividad, los agricultores tomarán decisiones de producción más inteligentes, aumentando los rendimientos de las cosechas y haciendo que los huertos sean más eficientes.

Los avances en telemetría seguirán creciendo y con ello se reducirá el desperdicio de alimentos, ya que se tendrán datos muy específicos de las necesidades de cada cultivo. Esto supondrá no sólo una reducción de desechos, sino también una mejora en la cadena de producción y ejecución, ya que se garantizará una cantidad de producción óptima y calidad del producto final que requiere el consumidor.

El año pasado fui a los Países Bajos en el marco de un proyecto Horizonte que FIA tenía con la Unión Europea. Específicamente fui a la Universidad de Wageningen a conocer cuáles eran sus lineamientos estratégicos en términos de agricultura y fomento de la innovación.

Mi intención explícita era comprender cómo, en tan poca superficie de terreno, los Países Bajos habían logrado conseguir tanta productividad. En específico quería saber cuál había sido el rol de la innovación en todo este proceso y cuáles eran los aprendizajes que me podía entregar la universidad más importante del mundo en términos de agricultura y alimentación.

En la visita a Wageningen me reuní con profesionales de distintos departamentos de la universidad, quienes me compartieron el detalle de sus vanguardistas líneas de investigación. Pero lo cierto es que recuerdo especialmente la conversación que tuve con el equipo del programa de investigación “Hacia una sociedad circular y climáticamente positiva”, que asesora en temas estratégicos a la ministra de Agricultura de los Países Bajos.

Este programa, que busca desarrollar nuevos sistemas de producción de productos alimenticios y no alimenticios, no sólo se orienta a que sean circulares y climáticamente neutrales, sino también a que tengan efectos favorables en el clima.

El sustento que hay detrás de este programa es reconocer que la mayoría de las materias primas utilizadas en nuestra sociedad se aplican en productos desechables. Entonces, debido a que existe un amplio consenso de que este sistema lineal ya no es sostenible, se necesita una transición hacia el uso circular de agua, nutrientes y carbono, en combinación con una pérdida mínima de recursos naturales. Solo entonces, plantea el equipo de investigadores, se recuperará nuestro clima y seremos capaces de seguir alimentando a la población mundial en constante crecimiento.

Para llevar a cabo lo anterior, el programa trabaja en tres líneas de investigación aplicada. En la primera de ellas (Gestión de las transiciones), se desarrollan instrumentos que facilitan la transición hacia una sociedad circular y climáticamente positiva. La segunda línea de investigación (Sistemas de producción primaria) se sustenta en el hecho de que la nueva sociedad circular y climáticamente positiva, exige nuevos sistemas de producción primaria. Finalmente, la tercera línea de trabajo (Materia prima de biomasa) comprende que la nueva economía de base biológica no deja lugar para los productos de origen fósil.

La meta de este programa es que la Universidad de Wageningen, en su rol de asesora del Ministerio de Agricultura de los Países Bajos, contribuya significativamente a lograr una sociedad circular y climáticamente positiva para el año 2030.

LA PREGUNTA INICIAL

Escuchar lo desafiante que son las metas del programa “Hacia una sociedad circular y climáticamente positiva”, me dejó un tanto desconcertada porque lo que estaba buscando eran otras respuestas. A mí me interesaba conocer cómo los Países Bajos habían armado su sistema de innovación y cómo éste los había llevado a convertirse en una nación que, pese a su pequeña superficie, produce una enorme cantidad de productos alimenticios y no alimenticios.

Si bien los investigadores a cargo del programa reconocieron que la innovación es un elemento importante en cualquier estrategia de desarrollo económico, también me indicaron que más importante que la innovación, es la pregunta inicial que hay que hacerse y que, finalmente, es la que guía las decisiones estratégicas.

Cuando les pedí que me explicaran un poco más a qué se referían con esto de la “pregunta inicial”, me comentaron un hecho puntual. Resulta que la ministra de Agricultura de ese país es hija de productores lecheros y toda su vida ha estado vinculada a ese rubro. Entonces, en primera persona, conoce cómo el cambio climático ha afectado a los sistemas productivos de su país y cómo estos se han visto tensionados a seguir produciendo, a pesar de las difíciles condiciones, sin perder rentabilidad.

En este contexto de complejidad creciente, el equipo de investigadores del programa me comentó que la ciencia, tecnología e innovación han estado, desde siempre, al servicio de la agricultura para, cada vez más, alcanzar mejoras significativas en la producción. La palabra exacta que utilizaron fue: optimización. Gracias al desarrollo de todo este conocimiento es que el país pudo convertirse en referente mundial en varios rubros. Sin embargo, hoy, de cara a los efectos que el cambio climático está teniendo en su agricultura, empezó a instalarse fuerte la pregunta sobre el sentido de mantener la capacidad de producción a costa de tener que hacer cada vez más y más esfuerzos técnicos y financieros.

Entonces este grupo de investigadores, con una mirada más retrospectiva sobre la agricultura en su país y conociendo, en parte, el estado del agro en Chile, me dijeron algo que me sorprendió: “ustedes aún están a tiempo de decidir qué camino seguir, porque a diferencia de nosotros, aún no han llegado al final”.

En otras palabras, lo que me quería decir el equipo de investigadores tiene relación con el hecho de que, si como país queremos hacer intensiva nuestra agricultura, lo podemos hacer, pero pensando en qué va a pasar con ella en veinte años más.

Escucharlos decir esto me hizo constatar la urgencia de imaginar futuro y hacernos la pregunta de cuál es la agricultura que queremos para nuestro país.

ALFABETIZADOS EN FUTURO

Cuando fue mi turno de hablar les conté lo que estábamos haciendo en Chile y, en particular, en FIA. Les hablé del profundo proceso de transformación de nuestra Fundación, de la necesidad de avanzar a paso firme en la construcción de un ideario común de agricultura chilena y, más específicamente, de la urgencia de co-diseñar y cofinanciar la ejecución de aquellas acciones que efectivamente nos permitan alcanzar un objetivo mayor y común.

Lograr esto, por cierto, supone llevar a cabo una serie de acciones. La primera de ellas tiene que ver con poder imaginar, de manera colectiva, el futuro de nuestra agricultura. Para esto es clave alfabetizarnos en futuro.

Como plantea la UNESCO, usamos el futuro todos los días. Predecimos, tememos y esperamos. La anticipación es una fuerza poderosa que da forma a lo que vemos y hacemos, pero no pensamos muy a menudo en por qué o cómo usamos el futuro. La alfabetización en futuro es una capacidad que ofrece información sobre las razones y los métodos que los humanos despliegan cuando anticipan.

Ser “alfabetizados en futuro” les permite a las personas, juntas, apreciar el mundo más plenamente, usar el futuro para innovar en el presente. Cuando sólo usamos el pasado para darle sentido al futuro o sólo pensamos en el futuro como un tiempo/lugar para colonizar siendo inteligentes al imponer las ideas de hoy en el mañana, es más difícil percibir y dar sentido a las novedades. Expandir por qué y cómo usamos el futuro nos brinda más opciones al expandir lo que podemos ver y lo que podríamos hacer.

FIA, reconociendo el valor que para nuestra agricultura tiene imaginar futuro, desarrolló el año 2019, junto a CNID (Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo), una metodología de alfabetización en futuro basada en lo propuesto por UNESCO.

Si bien esta metodología es un aporte, porque nos obliga a salir de la coyuntura, de actuar sólo en lo inmediato, presenta desafíos operativos que son necesarios de abordar, ya que son claves para avanzar y concretar, en el presente, el futuro que imaginamos.

En el caso de los Países Bajos, ellos ya están trabajando para alcanzar la meta de convertir su agricultura en 100% circular. Para esto, reconocieron que avanzar hacia lo circular (su futuro imaginado), implica una transición sobre la que hoy se debe trabajar.

En el caso de Chile, tenemos buenas noticias. Con la creación del nuevo MinCiencia, no sólo podremos avanzar en un entendimiento común respecto de que la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación son agentes transformadores claves para alcanzar un desarrollo integral y sostenible, sino también en que éstas contribuyen a trazar un camino propio para mejorar la calidad de vida de las personas y desarrollar los territorios.

Para trazar este camino, la Política Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, reconoce el valor de imaginar futuro como el segundo de sus cuatro ejes. Entonces, ahora todo está en nuestras manos. Lo está, porque tal como lo plantean los investigadores del programa “Hacia una sociedad circular y climáticamente positiva”, de la Universidad de Wageningen, aún estamos a tiempo de decidir qué camino seguir. Camino que, por cierto, deberíamos trazar sólo una vez que imaginemos la agricultura del futuro que queremos para nuestro país.

AgroFresh Solutions, Inc., líder mundial en soluciones para la conservación de la frescura de frutas y verduras, dio a conocer que Montague, uno de los mayores productores de frutas de Australia, usará FreshCloud™ Quality Inspection para impulsar una transformación integral de todo su sistema de calidad y toma de decisiones para la gestión de productos frescos.     

FreshCloud™ Quality Inspection es el servicio de gestión de calidad móvil en la nube patentado por AgroFresh que digitaliza el proceso de control de calidad, antes manual, al capturar, organizar y analizar métricas de calidad en tiempo real. El servicio combina información digital de diferentes fuentes y ubicaciones físicas y digitales, incluidos análisis, inteligencia artificial y aprendizaje automático. Estas características permiten a los productores, centrales hortofrutícolas, transportistas y minoristas mejorar la precisión y la coherencia en sus operaciones. La adopción de Montague se basa en una serie de buenos resultados realizados por operadores de productos agrícolas de Norteamérica, lo que resulta en una mayor calidad y frescura de la fruta. 

Innovación en tecnología agrícola

“Como innovadores en tecnología agrícola y líderes en la industria de productos frescos, nuestra misión es proporcionar soluciones a la cadena de suministro mundial que amplíen la eficiencia, optimicen las operaciones, aporten productos de alta calidad y reduzcan el desperdicio de alimentos”, expresó Jordi Ferre, CEO de AgroFresh. “La adopción de FreshCloud™ Quality Inspection por parte de un líder mundial como Montague es una prueba de esta misión, dado que este servicio dota a nuestros clientes una visión inteligente y les permite estar a la vanguardia en la toma de decisiones de calidad, reduciendo el desperdicio y ayudando a mejorar la satisfacción del consumidor.”   

“Cuando tomamos esta decisión, nos sorprendió la forma en que AgroFresh combina una amplia experiencia postcosecha con una tecnología digital de vanguardia. Estamos entusiasmados de colaborar con sus equipos mundiales y esperamos con ilusión las importantes ventajas que FreshCloud™ Quality Inspection nos ofrecerá en todas las fases de nuestras operaciones”, nos cuenta Rowan Little, director de innovación de Montague. “Esperamos muchos beneficios en todo nuestro sistema de calidad, incluido el cultivo, la cosecha, el almacenamiento, el envasado y la venta”. 

La plataforma

La plataforma de servicios digitales FreshCloud está respaldada por los más de 20 años de experiencia postcosecha de AgroFresh. AgroFresh desarrolló FreshCloud™ Quality Inspection para adaptar mejor la calidad de los productos frescos a la demanda de los clientes, así como favorecer oportunidades de ingresos favorables para todas las partes interesadas en la cadena de suministro de productos frescos. Este servicio potente agiliza los flujos de trabajo de evaluación de calidad al conformar, administrar e informar, de modo centralizado, sobre el rendimiento de la producción, para ayudar a los clientes a aplicar excelentes modelos de calidad para los productos frescos en toda la cadena de suministro. El servicio en la nube ofrece capacidades de control de calidad automatizadas, de punta a punta, que proporcionan una gestión de calidad de frutas y verduras frescas rápida, objetiva y consistente. Los operadores obtendrán visibilidad, conocimientos e imágenes en tiempo real que permitirán que sus equipos accedan a los últimos estándares de verificación y podrán capturar de modo digital sus hallazgos, para identificar métricas de calidad precisas y comparar el rendimiento en varios cultivos, regiones, locales y mercados. FreshCloud™ Quality Inspection permite a los usuarios reducir el tiempo de prueba en un 80% y aumentar la frecuencia de muestreo.

En este video está disponible una descripción sobre FreshCloud™ Quality Inspection. 

Para obtener más información, visite el sitio web de AgroFresh o póngase en contacto con su representante local de AgroFresh.